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el pianista alicantino ha conquistado las redes sociales

Jaime Córdoba: el ‘Bonaparte’ de Spotify que alcanzó los cien mil oyentes sin discográfica

10/02/2020 - 

ALICANTE. “Me llega mucha gente derrotada; les digo que, si yo lo he conseguido, cualquiera puede hacerlo”. Se llama Jaime Córdoba y es músico, concretamente, pianista. Actualmente, también en Social Media Mentor: convence a decenas de artistas y empresarios de que su historia se puede repetir. Es uno de los conquistadores más avanzados de las redes sociales que existe en la actualidad: se maneja como pez en el agua en Apple Music, iTunes, Facebook, YouTube y TikTok. 

En Spotify, cuenta a día de hoy con 94.608 oyentes mensuales. Su última pieza, compuesta hace dos semanas, ya se ha posicionado en mil playlists, que se dice pronto. Una plataforma que, de la mano de Instagram, le ha ayudado a cumplir su sueño, regado a base de mucho trabajo y paciencia. Sin grandes compañías a sus espaldas, ni discográfica ni tampoco manager, es un afortunado de la era digital que ha logrado acariciar el éxito a sus 44 años. Nos ha querido contar su historia.

Diecisiete años se cumplen ahora desde que emigró de Alicante a Madrid en busca de fortuna junto al grupo del que formó parte como teclista, unos jóvenes Indras que intentaban sacar cabeza en la escena musical del momento. Tras su disolución, el cambio de rumbo de Jaime no hizo más que sucederse, una y otra vez. “Ha sido una barbaridad lo que ha detonado todo. Al principio la gente cree que hay un camino establecido para conseguir vivir de la música, pero se puede hacer de manera distinta a como te cuentan las grandes compañías, el mass media o el mainstream”.

Pero él pecó de lo que peca el que se pasa la experiencia por sus propias manos. La historia entra en tensión hace unos seis años, cuando publicó su tercer disco de pop, Las lombrices de mi memoria, un trabajo como artista independiente. El disco costó aproximadamente diez mil euros que el alicantino había ahorrado a base de dar clases de piano los años anteriores. “Y después de tocar en muchas salas de Madrid; cuando lo mandé a fábrica ya sentía que algo no iba bien, yo llevaba sin comprarme un CD desde Songs About Jane, de Maroon 5”. 

“Me marqué hacer 100 piezas de piano en 100 días y subirlas a Spotify; ahí cambió todo”

Ni la presentación en la famosa sala Galileo Galilei de Madrid, ni la promoción en radios locales o mainstream, tampoco el mandar la maqueta a las mejores discográficas, fueron la solución. Ni siquiera los 6.000 euros que invirtió en el videoclip, que interesó incluso a Kiss TV. “Yo quería actuar como un artista grande, hacer todo a lo grande. Lo curioso fue que, tras emitirse durante una semana, la televisión cerró” (risas).

Tras el frío baño de realidad, Jaime decidió tirar por la opción más convencional (en este caso, sí): encerrarse en su habitación. “No funcionó; me pegué un leñazo muy bueno”. Aunque solo comercialmente hablando, como se dio cuenta un par de años después. En 2017 comenzó a ver la luz. Decidió volver a lo que siempre supo hacer de manera excepcional: el piano. “En estas ocasiones es cuando has de volver a los orígenes; hay que darse con los muros para conseguir superarlos”. De hecho, el instrumento seguía teniéndolo a mano, igual que el equipo de grabación en su estudio doméstico. “El 13 de abril de 2016 empecé a publicar en audio y vídeo una serie de temas que llamé Piano Sessions; piezas originales de estilo new age, jazz, clásico contemporáneo… Las subía una vez por semana”. 

No fue suficiente, como le demostraba su cuenta de Spotify, atascada en 44 oyentes. Cambió la estrategia. “Pasé a hacer un tema diario durante cien días seguidos”. Desde un 20 de octubre hasta el 27 de enero, para ser exactos. Ahí, su trabajo empezó a subir como la espuma. El punto de inflexión llegó con la pieza 66, de las cien prometidas. “Yo salí de la habitación en la que era la número 53 y le dije a mi mujer que esto no iba. Ella me recordó que tenía que seguir”. El único que estaba contento era el fisioterapeuta de Jaime, bromea. 

“Llegaba destrozado a las sesiones después de ocho horas diarias tocando, editando en vídeo, mandándolo a Spotify y al resto de plataformas; fue un curro increíble”. Desde entonces, no ha habido vuelta atrás. Sus temas, cantados en castellano, mezclan pop con piano contemporáneo, en un estilo cercano a compositores de la talla de Ludovico Einaudi. Han llegado a emocionar a 100.000 oyentes mensuales de su trabajo, que van desde EEUU, en primer lugar, hasta México, Japón o Indonesia, y también España, en el noveno puesto.

“Comencé con la música y, tirando del hilo, he acabado especializándome en redes sociales”. A los 24.000, fue cuando comenzaron a contactarle músicos. De ahí el mentoring, labor que le ocupa gran parte en el presente. “De músicos, pasé a creativos; y de estos, a artistas, y de ahí a empresarios”. Su día a día arranca a las seis de la mañana. Sube temas cada dos semanas, cobrando unos royalties que le permiten vivir holgadamente. “Aunque es variable, es un buen sueldo”. Pero no puede bajar la guardia. “Por streaming, si la gente no te escucha, no cobras. Has de subir constantemente contenido a las plataformas, tanto en audio como en vídeo. Todo pasa por darle valor al escuchante, al consumidor”.

“A veces, hay una cosa muy difícil de conseguir, que es tener suficiente”

Por ello, Jaime Córdoba estará eternamente agradecido a Instagram. Ahí actualiza su plataforma de VLOGS, videoblogs semanales, además de ofrecer un servicio particular de análisis privados y públicos de cuentas. “Fue la plataforma que me lanzó; derivé todo el público del piano a Spotify para que lo escucharan”. Spotify visibilizó la acción, que no tendría sentido sin el trabajo diario. 

Este es el leitmotiv de sus charlas de formación, que lleva por toda España. “El planteamiento que veo con los músicos, por ejemplo en Alicante, es constantemente erróneo; quieren’ molar’, no hacer música”. Y añade: “Les digo que suban sus canciones a Instagram o Spotify, pero que no lo hagan cada cuarenta días; en lugar de eso hacen ‘poses’ en el Castillo de Santa Bárbara. Eso es ser modelo, no músico”. El ‘Napoleón Bonaparte’ que ha conquistado las redes sociales con su música lo tiene claro. “Ahora hay otra salida: el contacto directo con los intermediarios, no hay excusa. Es más un tema de humildad y trabajar en lo que te gusta”, sentencia. “A veces, hay una cosa muy difícil de conseguir, que es tener suficiente; yo estoy feliz con ello”.

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