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entrevista al autor de 'calles que fueron nuestras'

Juan J. Vicedo: "“Con Pulp, te gustan y ya está, no tienes necesidad de mirar a otro lado"

“Las letras de Pulp no se entenderían en otra ciudad distinta a Shefield: están pegados a su asfalto”

25/08/2019 - 

ALICANTE. Un olor al asfalto de Shefield se desprende de las suelas de todos y cada uno de los miembros del que fue el mítico grupo de los noventa, Pulp. Con este, es el cuarto libro que Juan J. Vicedo dedica a su afán por (re)descubrir bandas y personalidades de una década que, reconoce, vivió en diferido, pero que recuperó intensamente. ‘Calles que fueron nuestras’ aborda varios universos: el de Jarvis Cocker, el de Richard Hawley y, además del propio de la banda Pulp, aquel que envuelve a una ciudad como Shefield. Entender la historia de una de las bandas del pop británico por excelencia es mudarse a su contexto, al menos, con la imaginación, y pisar sus avenidas. Las letras de álbumes como ‘Different Class’ empapelan cada rincón de este lugar, inspiración y desembocadura a la vez de los éxitos de Pulp. Con el libro, las huellas se convierten en permanentes en una vorágine de emociones y anécdotas que han sabido no saltarse la línea de la normalidad en el alto y peligroso precipicio de la fama. Con todos ustedes, probablemente una de las mejores historias de la banda Pulp. Hablamos con su escritor.

El universo ‘Pulp’, resumido en casi 300 páginas. ¿Con qué te encuentras para empezar a recrearlo?

Te encuentras con un grupo que, da la casualidad, tiene un personaje interesante. Y empiezas a escribir.

En este caso, dos.

Dos (Jarvis Cocker y Richard Hawley), o tres: el tercer personaje es la ciudad.

De hecho, esta historia no se hubiera entendido en otra ciudad distinta a Shefield.

Exacto. De ahí es de donde surgió la idea del libro. Yo, con el primero que escribí, sobre Dylan, pues ya sabía que no hay nada que indagar, o que ya se ha investigado todo. Pero, con los otros dos libros fue distinto: con Patti Smith, con tantos clichés, o con Kate Bush, que es muy desconocida, incluso para aquellos que la conocen, porque es un personaje complicado de entrar. Empiezas por ahí: con un personaje que te gusta mucho, que es Pulp, y otro que es el núcleo, como Jarvis Cocker, que es para escribir una novela solo sobre él. Dices que no tienes argumento o personaje, pues coges la vida de este señor. Después, también es cierto que, si no te gusta su música, para qué vas a escribir sobre él. Volviendo al tema de la ciudad, en el momento en que su música explota y Pulp se vuelven súper conocidos, sus letras están llenas de referencias a Shefield. Eso te llama un poco la atención. Y si además tienes en casa a una persona, que es mi novia, que ha vivido tres años en la ciudad y no para de contarte historias de allí… Observar que quizá hay piezas ahí que te pueden servir, y las encajas. Y de repente me aparece Richard Hawley, que es cierto que en todos sus discos –excepto este último- se nombran lugares de Shefield… Pues parece ser una estrategia, a pesar de que sus letras no se ubican en una ciudad en concreto. Shefield es el concepto de ciudad pequeña manejable, al estilo de Alicante, donde todo el mundo se conoce, y si no, acaba por hacerlo.

¿Qué relación existe, por tanto, entre dos de sus vecinos más famosos, Cocker y Hawley?

Hay una cierta relación de antes. De pequeños, el uno ha ido al cumpleaños del otro, y viceversa; pero ninguno de los dos se acuerda. Cosas por estilo. Gente muy peculiar, además. Y, a un cierto punto, cuando Hawley está en la carrera hacia la cumbre y decide echar el freno se cuela como guitarrista de conciertos con ellos, con Pulp. Entonces ya ves cómo las piezas se van juntando, para tratar de ordenarlas y escribir sobre dos personas que tienen trayectorias distintas que cada vez se cruzan más, además de las respectivas influencias que han recibido de la ciudad. Ambos han llegado a decir que su música no sería la misma sin este último factor. Yo luego ya desordeno todo en el libro (risas).

Una historia que, desde el principio, promete ser potente, ya que comienza con un chaval de tan solo catorce años que quiere ser estrella del rock.

Sí, es una cuestión que el protagonista lleva metida en la cabeza, absolutamente.

Este libro, escribirlo, es una ‘cuestión emocional’, comentas. ¿Por qué?

Lo dice Fernando Navarro, también, en el prólogo. Porque, esa ciudad, de algún modo, te atrapa. Aunque hoy en día es más visitable, realmente no es un sitio bonito. Tiene una catedral que está bien, pero como el resto de catedrales inglesas. Pero si llevas allí un tiempo, insisto, te atrapa. Ellos (Pulp) llevan toda la vida allí: están pegados al asfalto de Shefield. Eso es lo que se ve en las canciones. Tienen mucha vida, no son simples referencias. Nacen de esas calles, de las emociones, de la observación de todo lo que les rodea. Además, Shefield es una ciudad que estuvo muy golpeada por la crisis, sigue teniendo zonas en las que se nota la decadencia. En los años en los que Pulp empieza todavía hay barrios que son muy peligrosos. Esto ha cambiado en los últimos veinte y diez años, lógicamente.

Cómo resumir la importancia que ha tenido Pulp en el britpop, una de las etiquetas que más han puesto al grupo.

Como todas las etiquetas, sirve o no sirve. Ellos mismos reniegan de ella, y de la de indie. De hecho, sus discos no tienen nada que ver el primero con el último. Sí es cierto que su época más conocida puede encajar con la idea que tenemos del britpop, sobre todo con el pop más animado y más bailable. Si hablamos de esa etapa, de ‘Different Class’ y de ‘His ‘n’ Hers’, son fundamentales, los que estuvieron en lo más alto. Los que arrasaron y todavía se siguen recordando, precisamente porque no están. Por ejemplo: Oasis no está, pero están los Gallagher por ahí haciendo sus ‘numeritos’, cantando las canciones de Oasis. A Pulp, aunque desaparecieron, también los sigues recordando. De hecho, en la portada del nacimiento del britpop aparecen ellos, muy a su pesar.

Hablabas de las diferentes etapas de Pulp. Y es que han pasado infinidad de músicos por el grupo.

Al principio es cierto que hay muchos cambios. Pero en el momento en que tienen una formación básica, se estabilizan. Cuando entra Mark Webber y Russell Senior, ahí ya tienes a la banda. Este último para mí también es uno de los grandes pilares de Pulp, pero llega un momento que tiene otros intereses. Esto es un punto en común en todos los componentes del grupo: son gente que reniega de la fama, de la vorágine de toda esa vida de conciertos, grabaciones, promoción. Al primero al que le sucede es a Jarvis: esa ‘náusea’ a perder un poco las referencias, a encerrarse en Nueva York. Y cuando llega, que se encuentra a Russell que le dice que eso no es para él, que es una espiral en la que entras y, al final, acabas ahogándote. A Hawley le pasa, por el contrario, que encuentra la curación con ellos, cuando ya han pasado por esto, cuando deciden hacer las cosas con tranquilidad, sin presiones y aceptan que no van a hacer nada mejor que ‘Different Class’, y que no van, ni siquiera, a intentarlo.

Uno de los sencillos por excelencia de este álbum es un himno, ‘Common People’. ¿A quién va dirigido este libro? ¿A la gente más ‘vulgar’ o a los fans más exquisitos de Pulp?

No sé decirte. Va dirigido a la gente a la que le gusta este tipo de música. ¿Quiénes son? Pues, como siempre, te encuentras sorpresas. Hasta que no empiezas a hablar con alguien, que tal vez es colega tuyo y tiene toda la discografía de Richard Hawley, y tú no lo sabías… No hay realmente un perfil.

¿Qué recuerdos más personales guardas de los noventa?

Los noventa, básicamente, me los perdí. Como la famosa frase esta de “hemos borrado una década”, que dice Bill Nighy en la película ‘Radio encubierta’. Parecido. Estaba de crianza, con mi hija. Es una cosa por la que pasamos todos (risas). Yo, a los Pulp, entonces, no los conocí en el momento, sino años después. Cuando los empecé a escuchar con un amigo, yo se lo decía, que cómo nos habíamos podido perder todo eso. No íbamos a los bares, que es donde estaba la música, fuimos después. Las tiendas de discos comenzaron a desaparecer en Alicante por la llegada de los grandes almacenes. Aún recuerdo Discos Ufo. Ibas allí de ‘xarreta’. Yo estaba cada viernes, igual te llevabas algo, o no, pero te quedabas oyendo música. En los noventa ocurrió eso, que empezaron a desaparecer estas tiendas…Y no era lo mismo ir al Corte Inglés a decirle al dependiente que te recomendara algo, o decir “pon esto” que lo oigamos en los altavoces (risas). Sí, me perdí los noventa, pero los recuperé después.

Topicazo: destácame alguna anécdota del libro, o de Pulp, o de alguno de sus personajes.

Pues mira, hay una anécdota que no es ni de Pulp, ni de Richard Hawley como artista de la banda, en la que están implicados tanto él como Jarvis. Es cuando montan ese grupo fantasma ‘Relaxed Muscle’. Intentan presentarse ante el público de una manera muy tapada, con un disco que no les muestra a ellos, conceden entrevistas falsas, con voz distorsionada… Richard Hawley, aún puede pasar desapercibido, pero Jarvis Cocker, por mucho que se disfrace, a la tercera canción descubres que es él (risas). Se destapó el pastel, y abandonaron. Fue una cosa bastante extravagante.

Los fans de Blur y Oasis, por ejemplo, están divididos. ¿Pulp compite con alguien?

Yo creo que, como ellos mismos no quisieron competir con nadie, la gente que amamos a Pulp tampoco nos lo planteamos así. Has hecho la pregunta, y a mí siempre se me va disparar a los Gallagher (risas). No los soporto. Ni a uno, ni al otro, ni al bueno ni al malo. Con Pulp, te gustan y ya está, no comparas ni miras qué hay al lado.

¿Cómo se miraría a los Pulp en la era contemporánea? ¿Caben? 

Es que el indie también es una etiqueta tan amplia… Hay un libro muy bueno, de Carlos Pérez de Ziriza, sobre la historia del indie, que explica y justifica por qué ponen a los grupos que ponen, y que el hecho de no estar en una multinacional fuerza a tener que excluir a unos cuantos. Yo creo que cada música tiene su tiempo y, desgraciadamente, no creo que Pulp tuviera muchas posibilidades hoy en día.

¿No los verías ni siquiera en el Low?

En el Low sí… Porque el Low Cost es muy eléctronico y te rescatan grandes nombres: ha estado Suede y The Libertines, y este año trajeron a New Order. Pero están porque hay gente que los conoce de aquella época. Si aparecieran como una banda nueva, yo creo que Pulp no tendría el éxito que tuvo. La gente está más enfocada ahora con Rosalía y el trap. Si los Beatles salieran ahora, tampoco se comerían una rosca. Aunque tienen el mejor cancionero que ha existido, tendrían que autoeditarse. O los mencionarían puntualmente en Radio 3, como una rareza.

Entonces, ¿quién aplaudirá el nuevo disco de Richard Hawley?

Hombre, pues somos una minoría. Él tiene muchos fans en España pero no te va a llenar el Wizink. Ojalá. Sacó disco a la semana siguiente de publicar yo este libro (risas). No hablo de su último trabajo, pero no ha hecho falta, porque no ha roto con el estilo de Pulp, a pesar de que parecía que lo iba a hacer. Mantiene una continuidad; es un poco más duro, más vibrante. Hawley es un artista en España, y también en Reino Unido, pero de salas medias.

¿Y del resto de la banda, qué se sabe?

Se disgregaron y creo que solo sigue haciendo música Jarvis, que continúa con sus experimentos cada vez más raros. El último disco, rollo minimalista, editado por una casa de música clásica, que se sale un poco del estilo. El resto, se dedicó a sus cosas.

Cumplieron su promesa de no ahogarse en la fama…

Sí, así es.

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