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el artista urbano acaba de llenar de color un puente en benidorm

Misterpiro: "Creo que el secreto está precisamente en que no haya ningún tipo de límite"

21/04/2019 - 

ALICANTE. Andrés Sánchez-Ocaña, más conocido como Misterpiro, es uno de los artistas urbanos más influyentes de España, según la revista Forbes. Misteripiro (Madrid, 1994) tiene su estudio en la capital, aunque sus obras le llevan hasta multitud de ciudades de España y del mundo como Nueva York o Londres. Su última intervención ha sido hace escasos días en Alicante, a través del programa Benidorm Expone, una iniciativa cultural que ha desarrollado el Ayuntamiento de Benidorm a través de las concejalías de Cultura y Escena Urbana. El objetivo no es otro que hacer de la ciudad un entorno más atractivo para los habitantes y visitantes, pero sobretodo para la gente joven. Un sector al que quieren conquistar para diversificar su oferta turística. 

Benidorm le ha regalado un puente, como él afirma. El túnel de El Murtal. Un lugar que hasta hace poco era blanco y que ahora está repleto de color por los cuatro costados. Color fácilmente identificable. Y es que este artista consigue plasmar como nadie la esencia de la acuarela, llevándola hasta el gran formato callejero del muralismo. Un estilo muy característico de sus obras, ya sea en grandes fachadas o en cualquier tipo de soportes. Sin embargo, este túnel no iba a ser su lienzo, sino que tenía previsto realizar su obra en otra ubicación. Pero una queja vecinal motivo el cambio. "La grúa molestaba y tuvimos que buscar otro lugar, así que cuando vi este lugar lo tuve claro porque permite que la gente entre y salga de la obra, es genial", declara el artista.

Misterpiro pintaba desde pequeño. Asegura que su primer recuerdo es a los once años. Un poco más tarde, sus inquietudes le llevaron a iniciarse después en el grafiti, una disciplina de la que finalmente se fue alejando al dejar de compartir muchos de los códigos que exigen los más puristas. Combinaba su arte urbano con la pintura en acuarelas, algo que le ayudó a quitarse los miedos. "Al combinar las dos cosas, cuando di el paso al muralismo, dejó de impresionarme el hecho de enfrentarme a un espacio tan grande o a que la gente me estuviera mirando mientras pintaba", recuerda. Y, casi sin darse cuenta, entró a dedicarse plenamente a ello profesionalmente.

Lo que en un momento dado consideraba idílico, como es el hecho de vivir de sus propias obras, de repente lo había conseguido. "Antes de acabar la carrera, ya me estaban encargando trabajos y colaboraciones con marcas", describe, remontándose a 2012. Aunque pintar en la calle no ha dejado de ser un delito, como destaca Misterpiro. "Quizá por eso, mucha gente del sector del graffiti y el muralismo ha ido enfocando su arte hacia las pequeñas piezas que pueden exponerse en las galerías", comenta. Sin embargo, la aceptación social y la popularización de este arte ha hecho que también exista un travase hacia la parte contraria, con ilustradores o artistas plásticos que de repente se atreven con el gran formato. "Hay mucha gente da el paso y de repente empieza a pintar en la calle, combinando las dos cosas, aunque cuesta más porque el artista considera su momento creativo como algo íntimo y no se imagina subida a una grúa pintando y con público mirando", asegura.

En su caso, aunque su seña de identidad es llevar la acuarela al gran formato callejero, también ha conseguido plasmarlo en la ropa y todo tipo de soportes. No parece que tenga límites. "Creo que el secreto está precisamente en que no haya ningún tipo de límite, en poder abordar todo lo que se te venga encima y adaptar tu obra a todo, aunque no sea fácil y muchas veces tengas que dar mil vueltas para ello", desvela. "Hay que tratar de buscar soluciones siempre, tanto en los formatos gigantes como en los formato pequeños, porque aunque hayan trabas, siempre hay gente que te ayuda y por eso en ese momento es importante rodearse de un buen equipo", explica.

La ventaja del arte callejero es que es más accesible para el público, ya que es la obra la que sale a buscar a la gente y no la gente la que entra a una sala a buscar la obra. "Por eso yo lo llamo arte público, porque es de todos y es gratis, no tienen que pagar por verlo", sentencia. Sin embargo, eso también lo convierte en algo efímero al estar expuesto a las inclemencias del tiempo o a las envidias de la competencia. "Tengo asumido que mis obras pueden ser eliminadas o modificadas, por eso me basta con hacerle una buena fotografía y guardarlo para la posteridad", explica. En cualquier caso, el arte urbano está conquistando cada vez más ciudades y la última ha sido Benidorm. La ciudad cuenta ahora con una obra de uno de los principales representantes de España en este movimiento artístico. Un orgullo que es compartido. "Me encanta Benidorm y es para mí un lujo haber pintado allí, en un lugar tan bonito que además da acceso a una de sus playas, me encanta que me hayan dado esta oportunidad", sentencia. 

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