VALÈNCIA. Muchas veces ocurre, te enamoras de una prenda que has visto por Internet y cuando vas a pedirla descubres que hasta pasados un par de meses- o más- no va a llegar a tu casa. El tiempo desespera y a veces no espera o no puede hacerlo. Lara Solís buscó durante una escapada el vestido que su hermana quería años atrás para las damas de honor su boda. La búsqueda no tuvo éxito y se volvió otra vez sin nada. Pero esta vez sí, se hizo el ánimo e hizo un pedido desde Estados Unidos para tener la deseada prenda que vio por el mercado online. Sin embargo, lo que le llegó no tenía los estándares de calidad que esperaba, "aunque quedaba precioso puesto, las flores eran de plástico y el cuerpo de poliéster". Esto le hizo pensar que quizá ella misma junto a Eva Cortés, especializada en el sector textil y de moda, podían crear una línea de ropa que, con la misma idea de vestidos de tul y de flores, se adaptara a la estética europea y a sus requisitos como compradoras. De ahí nace Alas, una nueva marca de ropa infantil para niñas de 2 a 12 años que se diseña y fabrica íntegramente en València.
"Teníamos claras dos cosas, que a quien les tiene que gustar los vestidos son a las niñas que se lo van a poner, porque luego es casi una tortura hacer que se pongan algo que a ti te agrada pero a ellas no. Y en segundo lugar, queríamos que fueran unas prendas de las que los padres y madres estuvieran orgullosos de comprar." En este sentido, Alas se presenta como una empresa textil 'made in València' que solo utiliza tejidos orgánicos para confeccionar sus ropajes. "No queríamos que las niñas estuvieran guapas con unos vestidos hechos por otros niños que no pueden estar 'tan guapos'".
Esta apuesta por la confección en el tejido empresarial valenciano les ha supuesto comercializar con mayores precios, sin embargo su intención no era equipararse a importes "como los de Inditex" ni tampoco a "los costes desorbitados" de las grandes marcas. "Nosotras no queremos estar en el rango de empresas low cost con una rotación brutal, porque para ello hay que saltarse todos los estándares de calidad y de responsabilidad corporativa. Entendemos que es un producto que quien lo quiera tiene que pagar un poco más de lo que podría costar en una cadena de moda rápida."
El estilismo de Alas se decanta por la temática de cuento, flores y colores vivos. Niñas que parezcan hadas. De hecho, los vestidos de ceremonias, catalogados como 'El mundo mágico', suelen contar con hortensias, liras o cualquier otra flor que se adapte a los colores y a la decoración del evento. "Hablamos con wedding planners para que las novias pueden personalizar las prendas con el motivo floral que ellas quieran". De ahí surge además la idea de su nombre, del querer encajar los diseños a todo lo que representan "las mariposas" -como sus alas. "A cada prenda le añadimos una mariposa, diseñada por Juan Paredes y claro, nuestro logo ideado por José Javier Espinosa."
Las emprendedoras valencianas también apuestan por la personalización de las prendas de ropa casual. Y es que pueden convertir los dibujos que hagan los pequeños en la parte de arriba de un vestido. "Creemos que funciona muy bien para regalos porque a todos les gusta tener un vestido que les represente". No importa que haya texto o que sea una ilustración inacabada. Todas pueden pasar por las costureras.
Su producción se lleva a cabo localmente, colaborando con con costureras, informáticos, el patronista Alberto Ballester y los fotógrafos Hélène Desplechin y Jose Manuel Rodríguez, la mayoría afincados en València. "Después de ver cómo la crisis ha azotado a la Comunidad Valencia queríamos colaborar en la creación de tejido empresarial."
Lara Solís y Eva Cortés presentaron su línea de ropa para ceremonias hace tan solo una semana y este jueves 1 de marzo quieren dar a conocer su primera colección de ropa casual primavera-verano. Es por ese motivo que de momento en la web solo se pueden encontrar los conjuntos más formales. Por lo que hace a las tiendas físicas, trabajan con una pop up store hasta final de mes en la calle Martí de València.
Fotos: Hélène Desplechin
