VALÈNCIA. 12 de febrero, 18:30, alfombra roja de Los Goya. Las primeras nominadas en aparecer, cuando aún no hay ninguna televisión emitiendo en directo, son las de las categorías “menos mediáticas”. Los periodistas cruzados de brazos y, de repente, aparece Carla Pereira con el primer look que atrae miradas de la noche: un pantalón con volantes amariilo, una blusa con un gran lazo amarillo y un gorro de animal, verde y azul. Pereira se corona con una parte del protagonista de su corto nominado, un gato que ha de enfrentarse a una entrevista de trabajo hecha por dos ratones. Proceso de selección no logró la estatuilla, pero sí atrajo las miradas de muchas personas. Y no solo la directora, sino también Alvaricocke, el diseñador responsable del outfit.
Quedamos con Álvaro Álamo en el Bar El Tirili 3, en el barrio de Benicalap, a nueve días y 5,5 kilómetros de distancia desde la alfombra roja de Los Goya. Los parroquianos empiezan a acudir para hacerse el café con leche o la copa de sobremesa. Álamo, para animar las fotos de Eva Máñez, saca el atrezzo: un bote de laca Nelly y dos de sus diseños. Lo primero que hay que preguntar es cómo ha vivido la tormenta de Los Goya: “muy guay. Mucha gente, al ver tu trabajo reconocido lo valora más. Como mis diseños tiene ese estilo naíf o infantil, hasta que no lo han visto en un lugar como Los Goya, no han empezado a darme feedback. Ahora lo ven de una manera diferente, con más seriedad. Me han llegado muchas llamadas desde entonces, sobre todo para hablar de mis gorros”, confiesa. Sobre la ola de odio que también suscitó el outfit, “los esperas, pero no pasa nada. La verdad es que no sé quién ganó al final el Goya a Mejor Cortometraje Documental, pero Carla y yo sí que pudimos transmitir el mensaje que queríamos”.
El diseñador, establecido ahora en Madrid, nació y creció en València en general primero y en la EASD más tarde y en particular. Es allí donde ha encontrado la carga de trabajo para poder desarrollar. Sus diseños, antes de Los Goya, han estado en editoriales o en la escena drag (por ejemplo, para Hugáceo Crujiente). El trabajo con Carla Pereira fue codo con codo: “rozaba el cosplay, pero no lo era. Nos basamos —obviamente— en el personaje de su corto, pero lo interpretamos, haciendo algo muy figurativo, pero buscando también atrapar una identidad”.
Lo queer no solo es importante para la distribución de sus diseños, es sobre todo esencial para su concepto: “me da igual llamarlo queer u otra cosa, al final lo importante es ser sincero con uno mismo y expresarlo. Y para mí es muy importante: que mi trabajo no solo busque seguir una tendencia sino que además haya algo mío que me diferencie”. Sus trabajos se sostienen en varios pilares estéticos que viajan desde la imaginería religiosa (que le viene de su etapa de estudiante), hasta un animalario que tiene su inspiración en los dibujos animados: “mezclar estos dos mundos ha sido complicado entenderlo incluso para mí. Me gusta definir mi estilo como lo que hay entre un niño y un adulto cuando se miran. Diversión pero sin renunciar al drama y a la melancolía”. Ha sido su propia manera de entender el mundo la que le ha permitido crear su propio mundo: “trato de convertir vivencias negativas en algo divertido”.
The Velvet Rage, su última colección, está basada en el libro homónimo en el que un psicólogo relata los puntos en común de los relatos de pacientes homosexuales que trató en terapia. “Los testimonios y mi propia experiencia como persona LGTBIQ+ es una gran fuente de inspiración y me siento muy cómodo diseñando a partir de ahí”, explica al diario. Ahora, su principal carga de trabajo viene del mundo drag de toda España. Preguntado por si la mediatización del movimiento ha permitido una mayor profesionalización, Álamo contesta que “sin duda, ha abierto nuevas ventanas y oportunidades. Ya no hace falta escuchar esa excusa de que “eso no te lo puedes poner por la calle”. Cada vez tenemos más plataformas donde vestir de una manera más excéntrica o más fuera de lo normal”. Y añade: “los diseñadores tenemos un nicho de mercado más, también los que hacen pelucas, uñas… Es un mundo que se abre”.
Su próxima colección está a punto: “estoy muy emocionado y tengo muchas ganas de presentarla. Voy a poder contar con dos grandes referentes valencianos para su comunicación”. Alvaricocke quiere ser más que un gorro gracioso. Su moda, que ahora está mucho más en boga que hace tan solo un mes atrás, es más.
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