Las últimas generaciones de ilustradores valencianos pisan fuerte en el terreno del diseño discográfico
VALENCIA. Hace apenas unos días, un artículo del periodista Xavi Calvo publicado en ValenciaPlaza se remontaba a mediados de los años cincuenta del siglo pasado para repasar la historia discográfica valenciana a través de sus portadas. Un periplo documental que partía de Bruno Lomas y Nino Bravo, mencionaba los trabajos de reconocidos diseñadores como Paco Bascuñán y Manuel Boix, y llegaba hasta la reciente eclosión del rock en valenciano, representado por bandas como Rascanya, Senior i el Cor Brutal o Arthur Caravan, cuyos discos han sido ilustrados por dibujantes valencianos contemporáneos como Dídac Ballester, Begoña Lozano y Andreu Valls.
Tomamos ahora el testigo del citado reportaje para meter en la foto a algunos representantes de la última hornada de ilustradores valencianos –los nombres que sonarán en el futuro-, y a otros ya consolidados en el sector editorial, pero que de tanto en tanto realizan trabajos discográficos para bandas amigas. Porque la relativa pérdida de peso de la fotografía a favor de la ilustración en el diseño discográfico contemporáneo se comprende mejor si la vinculamos con la insólita calidad de las nuevas generaciones de artistas gráficos de la región.
Hablamos en primer lugar con Clara Iris (Valencia, 1983), artista gráfica que se trasladó hace varios años a Barcelona, donde trabaja como profesora de ilustración y narración visual en el Grado de Arte y Diseño de la Escola Massana. Como melómana y amiga de músicos, ha realizado trabajos para grupos valencianos como Betunizer (“Quien Nace Para Morir Ahorcado Nunca Morirá Ahogado”, 2010), Siesta! (“Terroruterino”, 2013), Teletexto (S/T, 2013) Negro (“Formación Del Espíritu Nacional”), el álbum homónimo de A veces ciclón, también de 2013 o el casete "Matamosquitos", de Carnisaur. No hace falta más que entrar en su página web para apreciar el inagotable imaginario oscuro, surrealista y al mismo tiempo cómico que la ha hecho conocida y admirada.
“La primera cosa que diferencia el soporte del LP de otro tipo de trabajos son las posibilidades de su inmenso perímetro. Esto, para un grafista, es una fiesta –nos comenta-. Aunque tenga una especial veneración hacia el cartel de conciertos, creo que el arte gráfico de un disco es un tipo de trabajo muy completo. El segundo rasgo característico es que el lenguaje del que depende es el sonoro. La narración o la comunicación debe ser mixta en dos lenguajes, que deben quedar integrados en uno solo. Por lo general se le da mucha importancia a las cubiertas como parte central del diseño, pero en especial pongo mucha atención hacia los grafistas que se toman su tiempo en realizar las partes que pasan más desapercibidas, como las galletas del vinilo o los inserts (y las pequeñas sorpresas que ocurren en el interior de las fundas). ¡Incluso en los lomos! Ese espacio tan abandonado y tan complicado. Si además colaboras con bandas o sellos que te permiten decidir sobre materiales, sistemas de impresión o formatos, todavía se hace más placentero el proceso y la investigación en sus posibilidades formales o narrativas”.
Efectivamente, la imagen de un CD, un LP o un casete ni empieza ni acaba en la portada. Uno de los diseñadores que más está trabajando al calor del revival del casete es Mik Baro. Este leonés instalado en Valencia hace cerca de una década es un nombre insoslayable para comprender la imagen gráfica de la escena garage y punk española de los últimos veinte años. Extremadamente prolífico, sus trabajos pueden seguirse a lo largo y ancho del país, en carteles y rótulos de conciertos, festivales (Fuzzville o el Surforama) y locales de rock (Monterey y 16 Toneladas). Por supuesto, también hemos visto su impronta en el arte gráfico de LP’s y casetes de decenas de bandas, desde Lagartija Nick hasta Wau y los arrrghs. Su estilo, muy maduro, detallista e inspirado en el cartoon clásico, así como su habilidad con el lettering, explican por qué es un artista tan solicitado.
Y seguimos con la lista de diseñadores de prestigio que por mera afinidad colaboran puntual o permanentemente en los estratos menos visibles de la escena musical. Guillermo Urdanibia (El Nerdo) es al hardcore lo que Mik Baro al garage punk. Ha diseñado carátulas (muchas de ellas splits) para grupos como Concentration Summer Camps, Muletrain, La Moto de Fernan, Altercado Espiritual, y un largo etcétera.
Otro caso similar es el de Luis Demano, un artista todoterreno que trabaja indistintamente en la ilustración de artículos de prensa, libros, carteles institucionales, calendarios… lo que le echen. Este alicantino, que tiene a Jim Flora como referente fundamental, ha realizado diseños dignos de enmarcar para bandas amigas como el grupo de soul y R&B The Go Freaks, Estrategia Lo Capto! o Shake (la banda anterior de Alberto Montero). “El formato de vinilo es muy especial porque tienes que concebir el diseño en conjunto (portada, contra, galletas), y no sólo la portada –en este asunto coincide absolutamente con Clara Iris-. Por otra parte, como suelen ser trabajos no muy bien remunerados, como contraprestación siempre pido libertad absoluta para desarrollarlos”.
Cuando se habla de ilustradores valencianos con proyección internacional siempre se alude al sonado caso de Paula Bonet, pero la de Villareal no es ni mucho menos la única que merece un artículo aparte. Tomemos sino el nombre de Sergio Membrillas, dueño de un personalísimo y sintético estilo que se puede reconocer en cabeceras como The New Yorker, The New York Times, Le Monde, Wired Magazine o The International Herald Tribune. El ilustrador de Xirivella también se ha involucrado en proyectos musicales, diseñando varios discos recopilatorios para el sello discográfico francés Monsterk7 y realizando carteles de conciertos para artistas internacionales como Julie Byrne bandas como Ty Segall o Future Islands.
Con una estética más ensoñadora y artesanal, Raquel Aparicio es otra de las dibujantes que han conseguido aumentar su presencia en el extranjero (The New York Times, Rolling Stone, Dazed and Confused, etc) desde su estudio en Valencia. De sus puntuales incursiones en el diseño de discos podemos destacar el split entre Summerisle y Ghost Car publicado el año pasado por el sello valenciano Flexidiscos. “Para mí son trabajos muy distintos, porque siempre me han dejado una libertad que la publicidad o la prensa no tienes habitualmente”, comenta desde su actual residencia en Barcelona.
Este capítulo no se entiende tampoco sin mencionar el trabajo de Carla Fuentes (Littleisdrawing) con Polock. Algunos de los dibujos que realizó para la portada y el libreto interior de los discos “Rising up” y “Getting down from the tres” formaron parte de la exposición que la galería Pepita Lumier dedicó a la conocida artista de Godella en enero de este mismo año.
“¿Quién no se ha comprado un disco solo por la portada? –reflexiona Ada Díez, ilustradora, dj y cofundadora del festival Truenorayo Fest y el proyecto sonográfico Hits With Tits-. Por eso mismo creo que es prioritario conseguir una fusión entre la imagen latente que ha concebido el grupo en un principio y lo que sabes que va a funcionar. Aportando además tu pequeño grano de arena, tu estilo. La confianza de los músicos en tu trabajo, y que te den libertad creativa, suele conseguir grandes resultados. El resto es cuestión de imaginación y de dejarse llevar; lo divertido es que nunca sabes qué caminos acabarás tomando”.
“He comprado muchas veces un disco solo por su portada –apunta también Clara Iris-.
Hace poco estuve en Marruecos y descubrí una inmensa tienda de vinilos en Casablanca llena de tesoros olvidados: Le Comptoire Marocain de Distribution de Disques. Fascinada por la frescura de sus cubiertas (con letterings en árabe, colores planos, instrumentos raros dibujados en sus portadas), me llevé de allí un cargamento de 7 pulgadas y casetes. La gran sorpresa fue cuando llegué a casa y me puse a escuchar los discos. ¡La gran maravilla de la música gnawa!”
La endogamia natural que se da dentro de escenas musicales más acotadas -cuya composición humana puede prefigurarse con solo atar los cabos entre los miembros de las bandas, quiénes firman las fotos de promoción, quiénes diseñan las portadas o quiénes graban los discos- se hace más patente si cabe cuando hablamos de músicos que además son ilustradores. Por ejemplo, Néstor Sevillano, bajista de los alicantinos Futuro Terror, ha realizado el artwork para los valencianos Cuello (“Modo Eterno”), los asturianos Balcanes o los catalanes The Saurs. Una situación similar es la de Don Rogelio J. (Aullido Atómico, Tumba Swing), autor de artworks muy elaborados, no solo para sus propios grupos, sino para otros como Las Rodilleras; Antonio Chumillas, miembro de Doctor Divago y autor a su vez responsable de su imagen gráfica, o David Vivó (que no solo toca, sino que diseña la imagen de su banda Cabalgata Cósmica).
La lista de artistas con luz propia podría ampliarse con conocidos dibujantes de cómic y creadores de fanzines como Martín “El Alegre” López (autor del arte del disco de Flipping Colors “Selfish, Shellfish, Selfie”) o Jorge Parras (Retraseres, “Grandes Éxitos Vol. III”). O de artistas tan potentes visualmente como Cohete Fernández (Perro) y Carlos Santonja (Néstor Rausell y Los Impostores, “La espera”). Son todos los que están, pero ni de lejos están todos los que son.