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DÉNIA. Benimaquia fue la fortaleza íbera que presidía la Marina Alta y que hace 2.600 años se podía ver a lo lejos desde el Mediterráneo, todo ello cinco siglos antes de que los romanos iniciaran alguna construcción en el actual castillo de Dénia. Era un gran fortaleza con seis torres, que protegía un enclave, donde se producía vino y se trabajaba la agricultura.
En ese momento, l’Alt de Benimaquía, donde se erigía la construcción, en una parte del Montgó, tenía a sus pies un gran valle donde hoy está la ciudad de Dénia y el resto del tramo de costa. Fue por tanto una especie de castillo desde donde se controlaba la Marina Alta pero también buena parte del mar, viendo así con mucha antelación quiénes se aproximaban a las costas e intuir con qué fines.
Los orígenes de Benimaquia están datados en el 625 a C. La población de la península era aún prehistórica, pero la llegada de los fenicios para comerciar hizo que los autóctonos aprendieran nuevas formas de vida: tecnología y agricultura. Nacieron los íberos. El contacto con el pueblo fenicio favoreció el conocimiento del torno, para realizar cerámica; la metalurgia y el cultivo de los árboles frutales.
Todo ello dio el gran impulso a la civilización íbera. De hecho, Benimaquía podría ser el resultado de la asimilación de todos estos conocimientos, debido a que era una fortaleza donde se producía vino y se exportaba. “Se conservan varios lagares, menos de una decena, donde se pisaba la uva para hacer el mosto y posteriormente el vino”, han precisado los arqueólogos consultados.
Precisamente, la relevancia de Benimaquía radica en que es el “primer yacimiento donde hay testimonio de la producción de vino en Europa occidental”. “Hay constancia de consumo y comercio de vino en otras zonas, pero de esa época, es el lugar más antiguo hallado donde se fabricaba”, han precisado.
“Hace 2.600 años Benimaquía era una gran construcción de piedra clara, que desde lejos, los barcos que llegaran a la costa Mediterránea o a Dénia verían claramente”, han añadido el grupo de expertos. La fortaleza constaba de una gran muralla. “El zócalo es de cuatro metros y la muralla en sí superaba los siete, algo que sin la vegetación existente hoy, haría que fuera una gran fortificación”.
Además, contaba con seis torres que perimetraban toda la muralla. De todo ello se conservan varios metros de altura, “unos cuatro”, pero están tapados por la vegetación que rodea la cima de esta montaña. Benimaquia estuvo en activo hasta el 550 a C., aproximadamente. La llegada de la cultura romana y la conquista de la península trasladó a la montaña de Dénia el centro de todas las gestiones.
Allí, la nueva civilización inició una construcción y dio origen al castillo, pero eso fue cinco siglos después del esplendor de Benimaquía. En la montaña de Dénia no hay constancia, han apuntado los arqueólogos consultados, de ocupación previa: “Pueden aparecer restos de cerámica u otros vestigios de civilizaciones anteriores, pero eso no bastaría para determinar que hubiera alguna ocupación o asentamiento donde hoy está el castillo”.
Más tarde, con la ocupación islámica, se aprovechó el castillo de Dénia: “Los romanos construían con grandes sillares que permitían mantener las edificaciones y adaptarlas a nuevos usos, como así ha sido durante siglos”. Por contra, las piedras con las que se levantó Benimaquia fueron retiradas hace siglos para “abancalar” las faldas de su propia montaña y ganar tierras de cultivo, fundamentalmente en el siglo XIX.