VALÈNCIA. Abril de 1931. Se proclama la II República en España a los pocos días de haber quemado las Fallas. La celebración fallera consistía en los actos programados por las diferentes comisiones falleras a nivel de barriada. En 1927 fue creado el Comité Central Fallero, un organismo nacido para promocionar la fiesta de las Fallas que en esos momentos comenzaba a tener una mayor importancia con vistas a convertirse en la fiesta más importante de la ciudad. Este organismo creó una serie de actos y elementos de carácter general a todas las comisiones falleras para dotar de sentido la Semana Fallera: la llegada del Tren Fallero (1928), el Cartel Oficial de Fallas (1929), el pasodoble El Fallero (1929), y la Reina de las Fallas y su Corte de Honor (1931).
Como novedad del programa oficial de festejos aparece L’Indult del Foc en el año 1934, que fue la propuesta ganadora por Regino Mas al concurso municipal para actos nuevos. Éste se dividía en cuatro partes: la Cabalgata del Ninot —que comenzó siendo una comparsa disfrazada que llevaba el ninot a la Exposición—, la propia Exposición del Ninot, la Cabalgata del Fuego —comparsa que retiraba el ninot antes de la cremà— y lo llevaba al Museo Fallero.
Por su parte, la novedad más importante de la etapa fue la incorporación de la mujer como fallera. En 1932, primer año de la II República, el mayor cambio representativo mudó de Reina Fallera a Belleza Fallera —por motivos ideológicos obvios—, y desde 1933 será Fallera Mayor, siempre elegidas por votación democrática. La anécdota de 1932 nos dejó dos Bellezas Falleras, Cruz Robles y Consuelo Cariñena, al empatar a votos. La revista Los Chicos se sumó al nombrar en 1936 a Marcelita Cloquell como Fallera Mayor Infantil.
Por otro lado, la fallera avanzó un gran paso dentro de la fiesta. En 1932 encontramos a la primera presidenta de una comisión fallera, Ángela Olmos, de Doctor Simarro-Jai Alai. Al menos hemos localizado los siguientes ejemplos: Carmen Villaverde (Nave-Bonaire 1934), Ripalda-Sogueros (1934), Antonia Llobregat (Pilar-Torno 1935), Monserrat Serra (Escalante-Iglesia 1935) y Vicenta López Martínez (Na Jordana “La Senyera”, 1935). Para 1937 comenzaron cuatro comisiones con presidenta, pero no llegó a celebrarse la fiesta. La anécdota viene de la mano de la de Nave-Bonaire que, en una entrevista en la prensa, las 13 falleras que la componían querían demostrar que las mujeres podían ser igual que los hombres que habían formado comisión en 1932. También existió en algunas comisiones el título de Presidenta Honoraria. Y en cinco casos encontramos a un grupo de falleras dentro de la comisión fallera: Cervantes-Pare Jofré (1933 y 1934); Maestro Clavé-Gracia (1933); Plaza de San Jaime (1934); Vicente Brull (1935); y Mercado Nuevo del Grau (1933).
Las comisiones falleras seguían plantando fallas de manera intermitente, pero con una mayor asiduidad. En el año 1929 se rebasó por primera vez la barrera de las cien comisiones, no volviendo a suceder hasta 1934 (122) y 1936 (115). Con estas cifras se decidió a partir de 1933 dividir el concurso de fallas en dos secciones. En esta época aparecen nuevas comisiones falleras, siendo las actuales: Cuba-Puerto Rico, Jesús-Buen Orden —Pl. Pintor Segrelles—, Cádiz-Vivons —Cádiz-Los Centelles—, Ctra. Escrivá-Cooperativa de San Fernando, Sagunto-Bº San Antonio, San Vicente-Marvá, Cádiz-L. Azorín, 14 de Abril-Frco. Sempere-A. Cadarso —R.Valencia-D.Calabria—, Castellón-Segorbe y Alboraya-Tránsitos-Benimaclet —Primado Reig-Vinaròs—. Curioso va ser el caso de Cruz Cubierta, que plantó su primera falla infantil conocida en 1935 e iban a debutar como comisión adulta en el fatídico ejercicio 1936-1937.
La concesión de premios desde hacía tres décadas hizo que se especializara el trabajo de construcción de las fallas y apareciera la figura del artista fallero, y agrupándose en el año 1932 en la Asociación de Artistas Falleros. Llegaron a la gloria del podium los artistas falleros: el carpintero Carlos Cortina; los pintores Daniel Guillot, Álvaro Miralles, Amadeo Desfilis, Regino Mas, Carmelo Castellano, Carmelo Roda y sus hijos, Francisco Canet; y los escultores Francisco Coret, Manuel Villasalero, Modesto González, y Vicente Benedito. La Exposición del Ninot permitió la mejora de las técnicas constructivas y, a la par que se vestían los ninots con telas y ropas los ninots —tarea realizada prácticamente por las mujeres de la familia—, se fue introduciendo la técnica de tirar de cartón para los ninots. La revista Crónica convoco un concurso en 1935 y 1936 para premiar los mejores ninots vestidos y a sus modistas.
El cambio del régimen monárquico a republicano no influyó más que en 1932 en la temática fallera. No ocurrió así con el fenómeno del modernismo femenino, que vivió un auge en los años previos a la República para tratar el intercambio de rol entre hombres y mujeres, y la forma de vestir y peinar. La aprobación del sufragio femenino en 1931 hizo que las temáticas se centraran sobre todo en el cambio de roles en las tareas domésticas, la igualdad de los derechos para las mujeres en profesiones y política, y el derecho a disfrutar de los vicios y hábitos masculinos (fumar, beber y juegos). Y por último las fallas infantiles, que vivieron un auge en número sin precedentes en esta época, con el incentivo de premios exclusivos otorgados por la Peña Tot i Res (1931), la revista Los Chicos (1932-1936), y la Associació d’Artistes Fallers (1933).