VALÈNCIA. Cuando el estudio Yinsen, formado por María Pradera y Lorena Sayavera, recibió el encargo de Mossén Sorell-Corona para crear las fallas de 2020, analizaron los elementos básicos del origen de las fallas para poder reinterpretarlos bajo su propia mirada. La crítica, la ironía y el fuego como elemento de renovación son los ejes de la propuesta. “Uno de los grandes problemas de hoy en día es la emergencia climática. Incendios descontrolados, subida de las temperaturas, sequías, especies que se extinguen, inundaciones… leíamos una noticia donde la ONU fijaba en 2030 la línea del no retorno. Cuando tiras del hilo y buscas la enfermedad detrás de estos síntomas encuentras una sociedad de consumo voraz”, explican las diseñadoras.
“Es el black friday, el ciber monday, San Valentín, Navidad, el día de la madre o las rebajas otra vez, parece el día de la marmota. Vivimos en una sociedad que nos invita continuamente a consumir más y más rápido para supuestamente ser más felices con aquello que adquirimos. Es el sistema capitalista que se basa en el consumo infinito y que es materialmente imposible en un planeta con recursos finitos”, añaden María y Lorena.
Ellas, que se dedican al diseño gráfico y la comunicación visual, y que trabajan creando y manipulando símbolos, imágenes y mensajes, deciden utilizar el mismo lenguaje para esta acción. Así, para la falla, presentan un furgón de seguridad a escala real con un grafiti en el lateral con el mensaje “Jo per a ser feliç vull un camió”, una frase cargada de ironía que da título a la falla. En su interior, habrá fajos de billetes personalizados hasta contabilizar 54 millones de euros y donde los asistentes podrán entrar en determinadas horas del día. “Quemar un furgón lleno de dinero es un gesto que se convierte en un acto de rebeldía y una crítica en contra del sistema capitalista. La pieza representa la ambición, la deuda, el poder, la supuesta seguridad que nos dan los bancos, el capital”. Una falla que, como en años anteriores, se está produciendo en el taller de Manolo Martín.
El pasado fin de semana, en el Centre del Carme de Cultura Contemporánea, las diseñadoras presentaron su propuesta, donde obsequiaron al público con una lluvia de billetes al son del Bella Ciao, motivando a los asistentes a que iniciaran el ritual al que invita la falla: quemar dinero para liberarse simbólicamente de uno de los males de nuestra sociedad.
En la otra cara de la moneda, la falla infantil, integrada en el proyecto, representa la verdadera felicidad. María y Lorena explican que la falla infantil plasmará a “una niña y un niño que corretean felices, jugando con un camión hecho con una botella de plástico y unos tapones reciclados. Lo que para un adulto podría ser un trozo de basura, para estos niños es un valioso juguete". En contraste con la falla grande, nos muestra la capacidad que tienen los niños y niñas de ser felices con poco dinero, pero con mucha imaginación. Así, la falla también se titula “Jo per a ser feliç vull un camió”.
El proyecto es, una vez más, algo global, ligado a muchas actividades que está realizando la comisión, así como el llibret, que las Yinsen han diseñado bajo el mismo concepto. Mezclan una tapa dura con un efecto de stamping como símbolo del lujo y poder, combinado con una encuadernación pobre con un gusanillo de plástico que rompe la tapa. Un contraste que se refleja en ambas fallas y que pretende continuar con la línea experimental de los llibrets de Corona.