El director analiza la propuesta de programación de la 39º edición del Festival Internacional de Cine de València y apunta a su futuro
VALÈNCIA. Hoy la 39º edición de Cinema Jove tendrá su pistoletazo de salida con su gala inaugural, que se celebra en el Teatre Principal de València. La Sección Oficial le guarda su inicio, precisamente, a una película valenciana, Lo carga el diablo, de Guillermo Polo. También recibirá el premio Lluna de València el realizador Alonso Ruizpalacios.
Esta edición también es importante para el festival porque es la primera tras el cambio de gobierno y de todos los responsables directos del equipo del festival, el anuncio de una potencial fusión con La Mostra de València, y el último año de vigencia del actual contrato de Carlos Madrid, su director. Por ello, Culturplaza le anima a analizar la programación de este año y hacer una radiografía del presente y del futuro del festival.
- En la programación de este año destaca la presencia del audiovisual valenciano, además de con dos películas en la Sección Oficial de Largometraje, con varios estrenos fuera de competición. ¿El cine valenciano en Cinema Jove es una apuesta o un reflejo?
- Es un reflejo, sin duda. Nos ha costado alguna crítica por ello, pero no hemos querido proyectar cualquier cine valenciano. De un tiempo a esta parte, la calidad del largometraje valenciano ha aumentado con nuevos autores, nuevas miradas y un apoyo institucional importante.
- Se lo ponéis difícil al jurado porque la Sección Oficial acoge películas con formatos, tonos y géneros muy dispares entre sí. ¿Cómo se lo toma el jurado para determinar qué es lo mejor realmente?
- Desde el principio, es algo injusto poner a competir obras tan diferentes y tan personales. No dejamos de tener esa contradicción y de asumirla. Es el protocolo de un festival, pero contribuye también a una mayor visibilidad de las películas (incluso les ayuda en su proceso industrial) y a vivir con más emoción una selección que es competitiva. Después de varios debates sobre si Cinema Jove seguía siendo un festival o era una muestra, decidimos continuar con el formato del festival porque ayuda mediáticamente a las obras que participan.
Lo que creo que es fundamental en estos casos es que la deliberación se alargue todo lo que sea necesario. Yo he asistido, como coordinador de un jurado, a una reunión de cinco horas. Puede parecer denso o fatigoso, pero es lo necesario para sacar el jugo, exprimir cada película, matizarlas, ver el valor que cada una puede aportar al panorama cinematográfico contemporáneo... Muchas veces el diálogo es mucho más enriquecedor que ver la propia película. Así que la diversidad, además de en la selección, tiene que estar en el jurado para que cada uno aporte desde su bagaje, profesional y personal, se lo comunique a los demás y provoquen entre ellos emociones diferentes para que incluso se pueda cambiar de opinión.
- ¿Cómo va la salud de las convocatorias? ¿Las películas tienen un interés proactivo por estar en Cinema Jove?
- De las diez películas de la Sección Oficial, todos los años dos o tres llegan a través de la convocatoria. Se presentan unas 200, pero además nosotros vamos a los festivales de Berlín y Rotterdam; también muchas distribuidoras con las que tenemos contacto por los mercados de esos festivales nos envían a lo largo de otoño películas que han estado en Venecia, Locarno, Toronto o Tesalónica, por ejemplo. Tenemos mucho donde elegir. En todo caso, que dos o tres películas vengan de la convocatoria es una alegría porque muchas de ellas tienen su estreno mundial en Cinema Jove.
- Hay también mucha competición entre festivales de España por ciertas películas, porque para entrar en la Sección Oficial hace falta que sea (al menos) estrenos nacionales. ¿Cinema Jove entra en esa pelea?
- Sí, es inevitable porque muchos festivales son generalistas y quieren las mismas películas que nosotros. Que finalmente Cinema Jove se quede una película concreta depende de muchos factores, más allá del prestigio o del presupuesto del festival. Por ejemplo, la fecha prevista de estreno en salas influye mucho.
- Hablemos de los jóvenes en Cinema Jove. El Encuentro Audiovisual de Jóvenes es el origen del festival, que tú reivindicas mucho. Este año hay récord de participación. ¿En qué está cambiando el acceso a nuevos medios audiovisuales de los jóvenes en los trabajos presentados?
- Lo que más me sorprende y alegra es ver el inconformismo que hay, sobre todo a nivel formal. Hay mucha poética visual, mucha experimentación, y aunque les insistimos siempre, vienen con esa lección aprendida antes de que se la digamos: es su momento de experimentar creativa y profesionalmente todo lo que quieran. Después, el mercado y la industria les pondrá cortapisas. Es inevitable que en las últimas convocatorias aparezcan, más que en ninguna otra sección, redes sociales, teléfonos móviles, discursos interrumpidos... Es el lenguaje con el que se han criado, son sus vivencias.
- ¿Cómo se puede potenciar aún más esta sección?
- Creando mayores redes con institutos y universidades; no sólo de la Comunidad Valenciana, sino del resto de España. Queremos darnos a conocer a través de Cefires u organismos similares, pero tras el cambio político en las instituciones, aún queda camino por recorrer.
- ¿Se está consiguiendo nuevo público, hacer relevo generacional?
- Desde 2017, ha habido un aumento de unos 1000 espectadores de media cada año (pandemia incluida). Creo que el motivo fundamental son las campañas de Jurat Jove. Estos grupos de jóvenes universitarios han visto una sección oficial entera de largometrajes, cortometrajes, Òrbites, Series o el Encuentro Audiovisual de Jóvenes. Son gente que ha tenido una vivencia de cuatro o cinco días, en la que, sin conocerse más allá de tener un interés por el cine, han descubierto un festival juntos. Y cuando ha llegado la siguiente edición, han reactivado sus redes para volver juntos al festival. De ahí han surgido nuevos equipos, nuevos grupos; varios de ellos han rodado cortometrajes juntos... Esa masa de jóvenes, que ha recomendado el festival también a amigos cercanos, ha bajado la edad media del público y haya aumentado también la cantidad.
- Además del público, ¿en qué se debe medir el éxito de un festival?
- Sobre todo en la calidad de su programación, en el hecho de que las películas que tenemos tengan un recorrido posterior, y sobre todo en la satisfacción del público que acude obtiene cuando viene a verlas, y permitirles descubrir nuevos talentos.
- El espaldarazo de la Lluna de València en Cannes, tanto de Miguel Gomes como de Sean Baker, ¿es coincidencia?
- Me gustaría pensar que es porque el criterio que tenemos corresponde, no solo a un cine de calidad, sino a un cine hecho con personalidad propia.
- ¿Por qué este año es Alonso Ruizpalacios?
- Conecta con varias características que buscamos en un premiado con el Luna de Valencia: personalidad propia, estilo reconocible; joven, pero con ideas claras... Ha trabajado en diversas áreas de la industria del cine, desde largometrajes hasta series internacionales como Andor y Narcos. No ha temido explorar nuevos lenguajes. Además de su salto a series internacionales, ha debutado en Hollywood con La Cocina. Creo que tiene mucho que compartir con el público valenciano y con cineastas que quieran intercambiar experiencias.
- Con el cambio de gestión del festival, externalizando su dirección y algunos servicios, ¿se han mejorado las condiciones laborales de la plantilla que hace posible Cinema Jove?
- Cinema Jove tiene algunos trabajadores que están contratados a través de licitaciones (entre ellos, yo), otros con un contrato directo del IVC, y otros son autónomos. Es un híbrido, pero puedo decir que año a año las condiciones sí han ido mejorando.
- ¿Y hay margen de mejora?
- Yo he venido diciendo que el mejor modelo y el más ágil es el de una fundación. Pero bueno, lo he dicho y no incido más en ello. Sobre todo porque hemos ido encontrando fórmulas dentro del IVC para poder ir eligiendo el equipo ideal para trabajar cada año. Además, como hemos podido ir repitiendo el equipo en las últimas tres ediciones, el festival ha mejorado mucho porque ya hay unas dinámicas de trabajo establecidas. Este es el último año de mi contrato, así que el IVC debe decidir qué modelo quiere para la próxima edición. En todo caso, yo pediría que sea lo antes posible y no esperar hasta enero. Si fuera el mismo, yo no me opondría.
- Desde 2017, ¿cuánto ha cambiado el festival? ¿Qué balance haces de estos cambios?
- Hemos hecho hincapié en que los invitados al festival sean jóvenes para que la juventud se palpe en todos los ámbitos. Los ciclos paralelos, como el de los 30 años de Erasmus o el de Mumblecore, conectan con esta temática. La incorporación del Jurat Jove también ha sido coherente con este espíritu. Además, como publicista, he trabajado para promocionar el festival en diversos formatos, tanto físicos como virtuales. Las redes sociales han sido clave en esta labor.
También devolvimos la limitación de la edad de los cineastas a 40 años por coherencia y porque otros festivales no la tienen. Esto no perjudica a los cineastas mayores, que tienen muchas otras opciones. Muchos festivales tienden a apoyar a cineastas que ya han participado antes, a nosotros esta limitación nos ha permitido descubrir cineastas muy jóvenes y mantener la coherencia con la juventud del festival, aunque luego cuando se consoliden ya no podamos contar con ellos.
- ¿Cuánto le quedaría al festival para ser el Cinema Jove que aspirabas que fuera cuando entraste en 2017?
- Hemos ido cumpliendo los objetivos. Quedaría, al menos, uno importante: tener a una parte del equipo fija todo el año. En el anterior equipo, al que estaba antes de mí, sí que había tres personas, además del director, todo el año. Eso es muy útil porque a lo largo de todo el año hay labores logísticas, tanto en programación, como en producción y secretaría.
- El año que viene se acaba tu contrato. ¿Cuáles son tus planes?
- A mí me gustaría seguir dirigiendo el festival. Estos años me han servido para aprender mucho y comprender sus distintas vertientes, tanto la logística e institucional como la del equipo. Si es posible, me gustaría seguir dirigiéndolo. Si no, de momento no tengo planes.
- ¿Has hablado con María Fuster o con Álvaro López-Jamar? ¿Te han trasladado sus planes o su proyecto para el festival?
- Con López-Jamar he tenido un par de charlas informales, pero no ha habido una reunión. Con María Fuster me he reunido dos o tres veces. No hemos hablado de los planes para 2025. Hemos preferido centrarnos en esta edición inmediata, ya que llevan poco tiempo en el cargo. De momento, hemos preferido no especular.
- Algunos directores adjuntos han planteado que el IVC asuma directamente la gestión de algunos festivales....
- Es que todavía no hemos tratado ese tema. Sé lo que cuesta en términos de equipo, trabajo, horas y meses realizar este festival. Si el IVC tuviera el personal suficiente, podría hacerlo, pero me temo que no lo tiene ahora mismo.
- La licitación acaba en marzo de 2025. Tendrás que seguir trabajando en el festival del año siguiente sin saber cómo dar el relevo...
- Por eso creo que es mejor que en septiembre se tome una decisión al respecto. Normalmente, aunque los años estén definidos, a partir de septiembre se empieza a trabajar en la edición siguiente. Si no se decide esto, estaríamos trabajando en balde.
- Eres el último al que se le ha preguntado: ¿Cuál es tu opinión sobre la fusión con La Mostra de València que plantea el Ayuntamiento?
- Me genera dudas fusionar festivales con personalidades tan definidas. Cinema Jove es un festival de cine joven (valga la redundancia) y hemos hecho hincapié en que así sea, en forma y fondo. La Mostra de València es un festival de cine mediterráneo. Ambos festivales están admitidos en la FIAPF -¡que no es poco!-, con unos estándares de calidad muy concretos que han defendido durante 39 ediciones. Entiendo el argumento de tener un solo festival si alguno se llamara "Festival de Cine de València", pero Cinema Jove y La Mostra han demostrado tener personalidades distintas. Una nueva marca tardaría mucho en consolidarse frente a marcas que ya lo están como La Mostra y Cinema Jove.
- La razón principal que esgrimen para la fusión es que son dos festivales medianos y se aspiraría a uno grande. ¿Cómo se puede contrarrestar ese argumento haciendo que Cinema Jove sea un festival grande o aspirando a serlo por sí mismo?
- Yo niego la mayor. Cinema Jove está llenando sus salas. Si eso es un festival mediano, podríamos aumentar el número de salas, también la dotación presupuestaria. Pero a un festival que llena sus salas no se le puede llamar mediano. No somos ni Málaga ni Valladolid. ¡Ni falta que nos hace!
- ¿Has hablado del tema con Eduardo Guillot [el director artístico de La Mostra de València]? ¿Hay comunicación fluida entre los festivales y se ha planteado la opinión de cada uno?
- Hay comunicación fluida en general, pero no hemos hablado del tema en profundidad. Pronto tendremos que hacerlo.
- Por último, ¿Qué película has visto y te hubiera gustado que estuviera en Cinema Jove?
- Sangre en los labios, de Rose Glass con Kristen Stewart. Tiene el punto gamberro y juvenil que encaja perfectamente, pero los tiempos de las distribuidoras y los estrenos en salas son los que son y no siempre podemos influir en ellos.