VALÉNCIA. Había una escena en el guión de Magical Girl en el que su protagonista, Bárbara Lennie, cantaba Aprendiz, de Malú, en un karaoke. Su director, Carlos Vermut, terminó descartándola porque temía caer en el ridículo. En su lugar, el eje musical de la película que se alzó con la Concha de Oro y el premio a la mejor dirección en San Sebastian 2014 pasó a ser La niña de fuego, de Manolo Caracol, pero a modo de nota a pie de página en los títulos de crédito.
Tras convertirse en la nueva esperanza del cine español con tan sólo dos películas, el realizador se apeó de las redes sociales y se marchó un año a Japón. Su nuevo filme relata el proceso de sanación de una diva de la canción que afronta una amnesia de la mano de su mayor fan, quien le ayuda a redescubrir la identidad esquinada en su memoria. Vermut ha elegido titularlo, sin complejos, Quién te cantará, como el tema de Mocedades, y ambientar, ahora sí, parte de sus secuencias en un karaoke. Del influjo de la música en sus guiones, la presión de la fama, los placeres culpables y los lugares comunes de la amnesia y los gemelos en las tramas cinematográficas estuvimos hablando con el cineasta en el pasado Festival de Toronto. Su película de madurez llega a la gran pantalla el próximo 26 de octubre.
- ¿Qué papel juegan las canciones a la hora de inspirarte un nuevo proyecto?
- Son muy importantes en el proceso: siempre hago playlist de canciones que puedo incorporar en la película o no. Son temas que me evocan una sensación que me lleva a escribir o que me generan emociones que luego utilizo para crear escenas. En este caso es todavía más importante porque quería hacer una película que se llamase Quién te cantará. Luego empecé a escribir una historia y me vino bien el título.
- Los elementos de la cultura popular que se despliegan en esta película: el karaoke, la adicción a los programas basura, el culto a las divas... ¿son una manifestación de tus propios placeres culpables o de los de tu audiencia?
- Depende del placer: hay cosas de las que me gusta hablar porque me forman parte de mi vida y otras que no. Por ejemplo, no tengo televisión, así que no veo programas del corazón, pero para documentarme sobre una relación tortuosa entre madre e hija vi mucho Hermano mayor, que es un programa de terror puro. Es pornografía emocional del más bajo calibre. Y me sentí enganchado a esa violencia psicológica. La tensión entre los familiares me atraía. El karaoke, en cambio, me encanta, tengo uno debajo de casa y lo frecuento muy a menudo. Allí he cantado Ni tú ni nadie, de Alaska y Dinarama, que aparece en la película.
- En esta película reflexionas sobre la identidad y despertarte no reconociéndote en la imagen que proyectas de ti mismo. ¿En qué medida estás hablando de ti y de tu relación con la fama?
- Después del éxito de Magical Girl, me desvinculé de las redes sociales. Me gusta la promo, estar hablando contigo, porque me ayuda a ubicar, pero no me gusta no saber quién está al otro lado cuando escribo en Twitter. Me incomoda, porque me siento expuesto. Y ese momento vital me sirvió para empezar a hablar de una mujer que no se sentía a gusto y se encerraba, porque yo hice un poco eso, me fui a Japón a vivir un año para escribir.
- ¿Qué tiene la amnesia que es tan recurrente en el imaginario de los cineastas?
- Muchas posibilidades a nivel de guión, es un recurso te da la oportunidad de introducir sorpresas, giros. Hay lugares comunes que sirven para contar cosas y la amnesia es uno maravilloso.
- Como los gemelos, que también dan mucho juego.
- El tema de la duplicidad también inspira esta película. Me interesa mucho.
- ¿En el sentido romántico del doppelgänger?
- Más que alguien que se parece a ti físicamente, me interesa la gente que representa el mismo tipo de perfil. ¿No te pasa que hay personas que conoces que tienen la misma cara y además hablan igual? Incluso de diferentes países. Eso me fascina.
- ¿Por qué ambientaste la película en Rota?
- Porque estábamos localizando y ya había visto Benidorm y Marbella, cuando visité Rota y me gustó mucho, porque no estaba estereotipada ni resultaba ostentosa. Es una ciudad que resulta amable, los colores de las casas son muy bonitos y tiene algo americano porque está la base militar. El disco de la protagonista se llama Rota, aparecen militares tocando la guitarra. Son detalles que me gustan, hacer que las cosas parezcan buscadas, cuando son casuales.
- ¿Qué simbolismo tiene el mar en la película?
- El mar tiene algo de paradójico, porque su superficie genera paz, pero sus profundidades son terroríficas y misteriosas. Así mismo, el agua se utiliza como símbolo de renacimiento. Cuando un personaje se mete en el agua es porque al salir tiene otra personalidad. Lo bonito del mar es el misterio que entraña.
-¿Ha sido azaroso que prácticamente todo el elenco, a excepción de un cameo de Julián Villagrán, sea femenino?
- Siempre había querido hacer una película sobre una diva, y escribir sobre el universo femenino signifique lo que signifique, porque cada vez lo tengo menos claro. Cuando hablamos de qué es ser una mujer parece que estemos hablando de una tribu urbana. No obstante, independientemente de su género, lo que importan son los personajes.
- ¿Cómo surgió la colaboración con Amaral?
- Necesitaba la voz para la imitadora del personaje de la imitadora y Amaral apareció como una opción porque sin ser similar tiene algo familiar en su voz a la de la actriz Eva Llorach.