EN EL MUVIM

'C’est la vie': rabia contra el conformismo de la mano de Mavi Escamilla

La muestra reúne 'collage', arte abstracto, impresionismo punk y figuración en obras de grandes dimensiones

12/06/2021 - 

VALÈNCIA. Mavi Escamilla siempre ha buscado con su arte pervertir conceptos institucionalizados. Así es como ella misma lo dice. En su evolución artística siempre han tenido mucha fuerza los colores rojo y amarillo. Es porque estos colores siempre se han vinculado con la bandera de España (y a conceptos como el patriotismo o la nación), y a ella siempre le ha molestado “la literatura asociada al color”.

La artista llega al MuVIM con su exposición C’est la vie, compuesta por una veintena de obras (la mayoría de ellas de gran formato) en las que si bien el amarillo y el rojo tienen fuerte presencia, esta vez también lo tiene el dorado. Su muestra, que se podrá ver hasta el mes de septiembre, reivindica el feminismo huyendo de las metáforas enrevesadas.

Collage, arte abstracto, impresionismo punk y figuración se dan la mano en esta exposición, que integra elementos del cine y el arte clásico y del mundo de la publicidad y la señalética. Con sus obras lanza denuncias muy claras sobre la emancipación de la mujer, el patriarcado y los estándares de masculinidad. “Soy una abstracta en el cuerpo de una figurativa”, dice.

'Así es la vida'

La muestra que recorre la planta superior del MuVIM está caracterizada por una “gran potencia pictórica”, como indica el jefe de exposiciones del museo Amador Griñó. En los cuadros -seleccionados la mayoría de ellos de entre su producción entre 2000 y 2007, con tres obras de 2018 y una de 2021-, se pueden ver figuras femeninas del cine en blanco y negro como la de Elizabeth Taylor o la de Marlene Dietrich. Están combinadas con conceptos de un significado social muy establecido como ‘play’ o ‘stop’, que la artista resignifica desde una perspectiva feminista que no responde a su uso habitual.

Escamilla explica que el nombre de la muestra -C’est la vie- proviene de esa idea tan impuesta en nuestra cultura de aceptar las injusticias aunque seamos conscientes de su condición ilícita. En una de las obras, en concreto, aparece un niño soldado. “Ante realidades así -explica-, solemos decir: C’est la vie, así es la vida. Como si tú no pudieras intervenir”. Esa es la idea que ha querido plasmar: “Me revienta esa postura de pensar que no podemos hacer nada. Y esa mala leche se puede ver en los cuadros. Tenemos que actuar todos, como sociedad, pero nos lavamos las manos porque estamos relegados a lo doméstico de nuestras propias vidas”, añade.

Esta muestra forma parte de una idea más grande que germinó a raíz de otra exposición suya, Condición femenina. La artista explica que aquella muestra podía dividirse en tres partes: sexo, amor y arte. Esta es la parte dedicada al amor, puesto que mediante sus obras, Escamilla da voz a su opinión sobre el amor romántico, según ella, “una treta social”. Esta idea se puede apreciar en varias de sus obras, que siguen una sucesión narrativa. En la primera aparece una mujer rodeada de colores rojos, lo que simboliza su poder intrínseco. En la segunda interviene un hombre. En la tercera la mujer “se atreve”, según dice la artista, a estar con el hombre. La siguiente es la imagen de un beso. Y la última es otra mujer, sola, en actitud cómoda, tras quedarse tranquila sin dicho hombre.


Por otro lado, hasta ahora Mavi Escamilla nunca había titulado sus obras. En esta ocasión sí lo hace. “Siempre he pensado que la literatura y la plástica son elementos muy diferenciados. Por eso mis obras no tenían título -explica-. Sin embargo, al unir lenguajes tan diferentes como los que integra esta exposición, pensé que los títulos ayudarían.

Los nombres escogidos para sus obras, en este sentido, dan la clave de lo que ha buscado expresar. Escape al paraíso, Amenaza de tormenta, Dolce far niente o Rompecabezas son  algunos de ellos. Y no todas las piezas son de grandes dimensiones, sino que la muestra también incluye una serie de pinturas sobre papel, a lápiz y con adornos de pintura muy diluida.

“Una pintora clásica”

Mavi Escamilla destaca que siempre se ha considerado una pintora clásica, puesto que no se cuestiona los límites de la pintura. “Simplemente, pinto”, aclara. Y lo hace mediante su particular técnica: la encáustica. “Voy utilizando ceras. Las rasco poco a poco sobre el lienzo como si estuviera dibujando”, recalca.

Su proceso de composición sigue una serie de pautas. Cada una de sus obras tiene tres capas distintas. La primera es la abstracta. En el fondo de cada uno de sus cuadros se pueden apreciar chorretones de color, en muchos casos amarillos y rojos, y en otros dorados. La segunda capa es la figuración, el grueso de la obra, sus figuras femeninas. La tercera capa son los símbolos. La señalética que superpone en el cuadro haciendo que sus mensajes sean todavía más directos.

Escamilla, haciendo hincapié en esa condición de artista clásica bajo la que se define, explica que “lo único que la moderniza es que sus obras carecen de escala y de perspectiva, y su paleta no es ni realista ni naturalista”.

Defender el arte reflexivo

El director del MuVIM, Rafael Company, destaca en la línea del trabajo de Escamilla que “en vista de las circunstancias artísticas actuales, en las que todo va tan deprisa y está tan ligado al consumo masivo, los museos deben ser reflexivos y conocer la historia”. En ese sentido, la obra de Escamilla es, según él, “una reflexión fuerte e inquisidora que entra de lleno en la mente del espectador”.

Amador Griñó ha añadido que los artistas consolidados en los años 80 y 90 (como Escamilla), están pasando a “un segundo plano” por el protagonismo de las nuevas generaciones de artistas. “Eso no quiere decir, ni mucho menos, que haya que olvidar a artistas como Mavi Escamilla, una artista fuerte, consciente de lo que le rodea y confrontada con el destino”, concluye.

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