VALÈNCIA. (EP) Tras las jornadas dedicadas a la presentación de las webseries de Sección Oficial, la 37a edición de Cinema Jove da paso al encuentro de cortometrajistas, que reunirá el jueves 30 de junio a una veintena de directores y directoras procedentes de todo el mundo.
Con una selección de 57 títulos representativos de todo tipo de géneros, temáticas y estilos narrativos, Cinema Jove se convierte "en el escaparate de la mejor producción internacional en pequeño formato", ha destacado el festival en un comunicado.
Destaca la recientemente ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, The Water Murmurs, de la directora china Story Chen, que recoge de manera poética las contradicciones, los afectos y el sentimiento de soledad que vive una joven cuando afronta las consecuencias del impacto de un asteroide contra la Tierra.
También llega envuelto en un halo de triunfo Trap, cortometraje de Anastasia Veber premiado con el Oso de Oro en la Berlinale que capta la vida de los jóvenes rusos atrapados entre el simulacro y el éxtasis, los controles policiales y el deseo de estar ahí para el otro.
La Sección Oficial de Cortometrajes presta atención, asimismo, a los trabajos de corte más experimental, entre los que se encuentra la italiana The Parent's Room, seleccionada en la Semana de la Crítica en Cannes, o Deshabitada, pieza de animación 'stop motion' dirigida por la realizadora chilena Amanda Puga, que fue seleccionada en los festivales de Guadalajara (México), Rotterdam y Montreal. La pieza transita los escenarios emocionales de una mujer en los últimos momentos de su vida.
Entre las directoras que se encontrarán en València estos días están Angelica Gallo, autora de La notte bruccia, película que cuenta con un cameo de Abel Ferrara y está inspirada en una tragedia ocurrida en 2018 en un club nocturno de la localidad italiana de Corinaldo, donde se produjo una estampida humana con víctimas mortales; Anne-Sophie Bailley, directora del corto La ventrière, protagonizado por una comadrona en la Alta Edad Media en una región montañosa donde se inició la caza de brujas, o Emilia Herbs, realizadora del corto argentino Una aprendiz invisible, participante en la sección Generation Shorts de la Berlinale 2022.
La 'cosecha' de cortometrajes de este año incorpora a varios cineastas españoles como Alejandro Rodríguez, que presenta un ensayo fílmico titulado O que queda, en el que cuestiona el valor de las imágenes que generamos diariamente, reflexionando acerca de las relaciones que se establecen entre memoria y archivo.
También Pablo Serret de Ena, director de Useless Opera Singers, un cortometraje rodado en el Ártico alto que estilísticamente podríamos encuadrar entre la aventura introspectiva y la poética del absurdo.
Entre las temáticas representadas en los cortometrajes de esta edición abundan las historias que hablan de la complejidad de las relaciones paternofiliales, del tránsito a la edad adulta o del duro proceso de abandonar el nido.
Como apunta Laura Pérez, coordinadora de esta sección, "son películas de su tiempo, muy atentas a los conflictos sociales, religiosos y políticos actuales".
El Espai Turia (calle Comte Montornés, 15), sede de las proyecciones al aire libre del ciclo 'High School: segundo curso', acoge este jueves la cinta francesa 'La clase' (Laurent Cantet, 2008), reconocida en su día con multitud de premios.
Entre ellos, obtuvo el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, la Palma de Oro en Cannes a la mejor película y un Premio César al mejor guion adaptado.
Basada en la novela homónima de François Bégaudeau, la película tiene cierta vocación documentalista, ya que narra la experiencia autobiográfica del autor como profesor de lengua en una conflictiva escuela de Secundaria del distrito 20 de París, cuyos alumnos tienen orígenes culturales y nacionales diversos.
De hecho, Bégaudeau se interpreta a sí mismo en el papel de docente que se enzarza en estimulantes batallas verbales con sus alumnos adolescentes.
La tremenda franqueza de François sorprende a los estudiantes, pero su estricto sentido de la ética se tambalea cuando los jóvenes empiezan a no aceptar sus métodos.