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en el teatre el musical

Come, mono, come: la república bananera de 'Kingdom' llega a València

22/11/2018 - 

VALÈNCIA. Mucho se ha escrito sobre la United Fruit Company. La multinacional estadounidense revolucionó el sector de la alimentación a principios del siglo XX cuando comenzó a comerciar con frutar tropicales, convirtiendo la entonces exótica banana en una fruta de consumo habitual. El precio del producto bajó, sí, pero con un alto coste humano. La masacre en Colombia, tras la huelga en el municipio de Ciénaga, o la cesión de barcos para derrocar a Fidel Castro, oferta que no finalmente no fue aceptada, son algunos de los puntos clave de una compañía cuya fuerte intervención en la política de distintos países derivó en una expresión que les sonará: república bananera. Con la compañía como eje vertebrador de la acción, aterriza este fin de semana en el Teatre El Musical, en una única función que tendrá lugar el sábado, Kingdom, la nueva producción de la presenta la Agrupación Señor Serrano, una pieza en la que diseccionan la sociedad capitalista a través de su característico lenguaje escénico y bananas. Muchas bananas.  

“Trabajamos esta idea de un capitalismo que deja de ser un modelo económico para ser un sistema capaz de fagocitar cualquier opción contraria. Es un sistema que lo único que puede hacer es crecer… pero los plátanos son finitos”, explica Àlex Serrano, creador de la pieza -junto a Pau Palacios y Ferran Dordal- y cabeza de la compañía de teatro barcelonesa, ganadora de premios como el León de Plata de la Bienal de Venecia 2015 o el Premio Ciudad de Barcelona 2016. Estrenada este mismo año, Kingdom reflexiona desde un punto de vista crítico el modelo de desarrollo capitalista y patriarcal, una narración que se sirve de la economía bananera y de la figura de King Kong para reflejar los mecanismos que actúan dentro del modelo económico y social de Occidente y que lo arrastran a crisis cíclicas. 

Confiesa Serrano que el punto de partida de la pieza fueron unas declaraciones de la canciller alemana Angela Merkel en 2010, en las que hablaba de la necesidad de afrontar cambios para hacer frente a la crisis, aunque estoy supusiera decrecer. “Al final solo salieron de las crisis construyendo más coches. El sistema se cuestiona pero no consigue salir de sí mismo”.

En este sentido, King Kong y la industria de los plátanos funcionan como dos tótems del sistema, cuya opción no es otra que seguir creciendo, aunque sea devorando los recursos existentes y llevando a la sociedad a una situación prácticamente insostenible. “¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestros plátanos?” es la pregunta que, tal y como apunta Serrano, pone en marcha la maquinaría de la obra. La respuesta, pese a todo, la tiene clara: “Es imposible renunciar. Hemos cambiado los derechos del ciudadano por los del consumidor”. La propia compañía juega a mostrar la doble cara de un sistema que, reconocen, ha llevado a grandes avances , pero que no por eso deja de ser “perverso”.

Con un palmarés que engrosa a buen ritmo, fue en 2009 cuando la Agrupación Señor Serrano decidió dar un giro a su trayectoria que ha resultado en éxito, una nueva fórmula que nace de la crisis económica y que cambió su forma de producir y de concebir teatro, apostando por un lenguaje internacional y único que dejó atrás el “teatro clásico-contemporáneo” para asumir la fórmula del cine en tiempo real. El proceso elegido para generar sus producciones también ha mutado con los años, apostando ahora por un sistema de residencias a través de las que testean sus proyectos ante un público profesional hasta dar con la versión final que se puede ver en el teatro. 

Performance, música en directo o vídeo son algunos de los elementos utilizados en Kingdom para generar esta suerte de película en directo que cuenta con el sello de identidad de la compañía. De esta forma, la dramaturgia se despliega a través de la superposición de diferentes tramas que se van mostrando principalmente mediante el uso de cámaras de video, maquetas y proyecciones. El espectador observa cómo los performers manipulan maquetas y capturan con videocámaras lo que en ellas ocurre, para simultáneamente manipular digitalmente el vídeo en tiempo real y proyectar el resultado en una gran pantalla. El espacio escénico está ocupado por unas grandes mesas repletas de objetos los cuales servirán para narrar la historia.

La visión internacional de la compañía, en cualquier caso, no está solo presente en la forma, también en el contenido, una reflexión sobre el capitalismo que tiene vigencia en todo el mundo. “Los elementos locales ya no existen, están tremendamente globalizados”, asevera Serrano. “Tengo más idea de lo que hace Iggy Azalea que el centro cultural de mi barrio. Muchas veces la tradición es una trampa”. Y esa conversación global no solo se centra en el sistema económico, sino que tiene otros tentáculos, como puede ser la reflexión en torno a la virilidad, aquellos “hombres muy hombres” que también tienen su espacio en la escena. Explican desde la compañía que es imposible no trabajar sobre el capitalismo sin presentarlo dentro de un contexto de “modelo patriarcal”, en el que “solo aguanta el que se impone a los demás”, en este caso King Kong. “El capitalismo es un sistema de machos”, explican. Bienvenidos a Kingdom.

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