VALÈNCIA. Fue entre 1924 y 1925 cuando tuvo lugar la conocida como Croisière noire (‘Crucero negro’), una travesía automovilística impulsada por la compañía Citroën mediante la que se recorrieron aproximadamente 28.000 kilómetros de norte a sur del continente africano, partiendo desde Argelia hasta finalizar en Ciudad del Cabo. Durante el viaje, que tenía por objetivo la publicidad de la firma, se tomaron miles de fotografías, de entre las cuales una pasó a la historia. Hablamos de uno de los retratos tomados por G. Specht y L. Poirier en la parte nororiental del Congo, un territorio habitado por los mangbetu. En él se presenta a una de las mujeres del pueblo con un característico tocado que era marcador de estatus, una imagen en la que aparece situada de perfil, revelando un alargado cuello.
La imagen se convirtió pronto en un icono del África Negra, una fotografía que, sin embargo, fue "producida y manipulada". Así lo explicó la directora adjunta del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), Sonia Martínez, quien, junto a los comisarios Hasan G. López y Nicolás Sánchez Durá, presentó la exposición Nobosudru, el devenir icono de una mujer mangbetu, un proyecto mediante el que se explora el origen de la mencionada fotografía así como la manera en la que se ha convertido en un icono de la cultura popular, muchas veces vaciándola de contenido o manipulando su verdadera historia.
“No fue una fotografía tomada al azar, sino que tiene muchos a prioris”, subrayó Sánchez Durá durante la presentación del proyecto. Entre ellos, la intencionalidad de mostrar a la protagonista usando el patrón de los frescos egipcios o presentando unos símbolos pertenecientes a las clases altas como ejemplo global de la mujer mangbetu, tomando la parte por el todo. "Para entender una imagen, no busques el significado, busca el uso [...] Con su uso en los distintos contextos la semántica de la imagen varía. Y esa es la razón por la que una imagen de estirpe colonial como esta puede ser en otros contextos empleada para fines totalmente distintos", incidió el comisario.
Efectivamente, la imagen acabó siendo reproducida en numerosas obras científicas y de divulgación etnológica, una fotografía que sufrió un proceso acelerado de estetización, convertida en última instancia en un auténtico icono pop.... para bien y para mal. Es justo su uso contemporáneo el que da cuenta de una manera más evidente del viaje que ha realizado en un siglo, con una exposición que reúne algunos objetos sorprendentes, como puede ser el cartel de la película de Marvel Black Panther, cuyo universo visual se construye a través de símbolos estéticos de diferentes etnias africanas y que recrea a partir del personaje de la reina Ramonda la imagen de la mujer mangbetu.
En este sentido, también se incluyen algunos objetos de merchandising de la película, como un muñeco Funko que representa al personaje de la popular cinta, u otras inserciones e interpretaciones de la imagen en publicidad como un anuncio de cajetillas de tabaco. La de Marvel es una de las representaciones más recientes de una larga lista de reproducciones que han coqueteado con el arte contemporáneo, la moda o el propio ámbito político, un icono que no se puede explicar sin tener en cuenta el componente exótico y racista en su tratamiento.
La propia exposición recoge una frase de la diseñadora Agnès que explicita cómo se tradujo la imagen de Nobosudru en gran medida en Occidente: “He pensado que si estas negras, a menudo tan feas se embellecen con estos atractivos peinados, qué encantadoras estarán nuestras parisinas cuando estos mismo peinados sean atenuados y adaptados a su tipo”. Con todo, la imagen ha sido ambivalente, siendo usada desde una dimensión crítica. Ejemplo de ello es la obra de la artista Carrie Mae Weems, que en su trabajo muestra las formas estereotipadas de los africanos enfatizando su carácter mistificador y cuestionando el relato que las legitima, con origen en el colonialismo.
“Que esa imagen colonial prosiga su viaje, cuando abunda la crítica del colonialismo, quizá se explique por una actitud ambivalente que mezcla en proporciones variables tanto el rechazo de aquel periodo, cuanto una cierta melancolía”, explicó por su parte Hasan López. Con todo, un siglo después de la expedición la imagen continúa repitiéndose tanto como icono desprovisto de significado y como símbolo cargado de contenido, en forma de obra de arte, de crítica social o de juguete de un taquillazo de cine.