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crítica

'Così fan tutte' abre en Les Arts la temporada de las precauciones, las ausencias y la incertidumbre

29/09/2020 - 

VALÈNCIA. Una extraña sensación de frialdad se respiraba ayer en el Reina Sofía, que fue un coliseo a mitad llenar, para ver un espectáculo metido con calzador, tras abandonarse la idea inicial de los programadores del Requiem de Mozart. En cualquier caso, cuando la cosa sanitaria está como está, hasta el punto de que el Metropolitan de Nueva York ha decidido suspender su temporada de ópera, hay que tener valor para poner en marcha una, tan amplia como la que se ofrece en Les Arts, y que arrancó ayer domingo con música de Mozart. Y también hay que tener valor para coger una ópera de este genio salzburgés, mutilarla unos 30 minutos no se sabe con qué criterio ni con qué motivo, y presentarla como si aquí no pasara nada. 

Aparte del valor, no habría estado mal un poco de sentido común a la hora de elegir una obra que no requiriese golpe de tijera, como por ejemplo…el Requiem; esa joya que no necesita aderezo visual alguno que pueda distraer una sola de sus notas. El emperador José II dijo a Mozart en una ocasión que en sus óperas había demasiadas notas, a lo que el músico le respondió “dígame usted cuales debo quitar”. Aquí se han quitado sin preguntar. Y de rebote, se ha privado al espectador de escuchar al gran Cor de la Generalitat en una de las piezas soñadas.

Wolfgang Amadeus Mozart compuso Così fan tutte a la edad de 34 años, un año antes de morir. Lo hizo de forma magistral en un par de meses escasos; y creó un himno a la vida y al amor a pesar de la amargura por sus enfermedades; y además, sabiendo que por la temática, proporcionada por su libretista Lorenzo Da Ponte, su ópera iba a ser polémica, e incomprendida en la historia por sus pretendidos defectos morales, aunque quizá no hasta el punto de ser recortada a discreción. Hasta el propio Richard Stauss en 1910 a abogó por la necesidad de representar esta ópera siempre en su integridad.

Così fan tutte es la más coherente de las tres óperas que Mozart tiene con pluma de Da Ponte, (Las bodas de Figaro y Don Juan), y la de construcción más cuidadosa. Su estilo es la del refinamiento exquisito y la austeridad; menos rico en la armonía, y de melodías menos abundantes, pero más íntimas. Es una absoluta obra de arte completa, de unidad equilibrada y estricta. Construida con criterios estructurales de simetría, su fuerza reside en la vitalidad del recitativo, la riqueza del desarrollo orquestal, y su altura emocional. 

Foto: MIGUEL LORENZO.

La isla de las tentaciones

En la segunda mitad del si XVIII, Mozart escribió las óperas más avanzadas de su tiempo; las primeras de lo que se considera la ópera moderna, entre lo clásico y lo romántico. Y con Da Ponte, se atrevió también con textos más bien provocativos, arriesgándose a las críticas, trayendo a escena ciertas realidades sociales.

Trata Così fan tutte de la veleidad femenina, (la donna è mobile), poniendo a prueba la fidelidad amorosa de las hermanas protagonistas. Es una especie de La isla de las tentaciones televisiva, pero en vena; y no sólo porque su fidelidad ha de quebrarse en 24 horas, sino porque la sutileza, elegancia, y fuerza del texto de Da Ponte entra en directo, distando mucho de la chabacanería pregabada del reality mencionado.

El texto de Lorenzo Da Ponte constituye uno de los mejores y más sofisticados libretos escritos en la historia de la ópera por su ironía, gracejo, profundidad, y modernidad. Describe la psicología de los personajes de forma nítida, y está elaborado de forma que es capaz de mantener el interés del desarrollo de la acción de manera continua, aportando un equilibrio teatral impecable.

Pero Così fan tutte, en realidad, no solo trata sobre la infidelidad de las damas, sino también de la necedad de los hombres, que ceden a entrar en un peligroso juego donde si ganan, pierden. Se esfuerzan para conseguir lo que les hará infelices. En definitiva, se encierra en la obra un trabajo psicológico sobre el reconocimiento de lo impredecible de los sentimientos humanos, y lo efímero de la felicidad, por lo que se recomienda a modo de conclusión tomarse la vida con filosofía, y hacer más caso a la razón que al corazón. Da ragion guidar si fa.

Semiescenificada

Foto: MIGUEL LORENZO.

La producción de la casa trajo una puesta en escena semiescenificada de Silvia Costa, de porte similar a algunas otras obras que hoy día se hacen pasar por escenificadas. Sus ideas se materializaron de manera práctica e inteligente, exponiendo de forma contumaz y sencilla la estructura simétrica de la obra de Mozart. Los distintos planos en la misma escena fueron tratados con acierto, con una utilización eficaz de la iluminación.

La orquesta de la Comunidad Valenciana con dinamismo y sensibilidad, sonó perfecta de la mano de Stefano Montanari. El tándem fue lo mejor del espectáculo, por hacer un Mozart de color homogéneo y sin estridencias, pero lleno de acierto en la exposición de las texturas y matices. Ayer se respiró en Les Arts la intimidad exquisita propia de una música de cámara, manteniendo el ritmo y conservando la flexibilidad requerida. 

Montanari siempre estuvo atento al escenario, acariciando la voz de los cantantes, al encuentro del equilibrio entre ellas y los instrumentos orquestales. Acompañó él mismo con teclado los recitativos de manera exquisita y vigorosa, rematando siempre con unos ritornelos deliciosamente ejecutados. ¿Qué más se puede pedir a un director? Quizá tres asuntos estéticos: que busque otro lugar para ubicar la batuta para los momentos en que no la use, en lugar de hundirla en la espalda a modo de estocada; que evite dirigir a colpo di testa cuando dispone de otras herramientas más naturales y eficaces; y que vista a la altura del decoro que Les Arts le otorga al contratarlo, a no ser que tenga que dirigir Guillermo Tell. También el Cor de la Generalitat Valenciana aportó su musicalidad y eficacia en su modesto cometido.

Los cantantes

Foto: MIGUEL LORENZO

Debe hablarse de manera positiva de los cantantes solistas, de quienes hay que destacar su profesionalidad y musicalidad, aunque no siempre aportaran la línea, agilidad, y gracia que requiere la partitura, a excepción de Marina Monzó. La valenciana destacó sobre los demás, haciendo una Despina de libro, cantando con un gusto exquisito, gran musicalidad, y excelente proyección. Soprano de canto bello y seguro, posee un timbre brillante, para un desarrollo elegante que rivaliza con su naturalidad. Lució unos recitativos expresivos y rítmicos. También fue la mejor en lo escénico, presentando un personaje de descaro patente y medido.

La soprano Federica Lombardi encarnó a Fiordligi, y la mezzo Paula Murrihy a su hermana Dorabella. Dentro de la corrección, se mostraron faltas de las sutilezas y finuras canoras y escénicas que requieren ambos papeles. Son cantantes poderosas, que a buen seguro abordarán otros repertorios con mejor encaje y acierto. Más creíbles se mostraron los protagonistas masculinos. Davide Luciano fue un Guglielmo de voz corpórea y bien proyectada, con buen brillo, y timbre hermoso. Deberá acometer el papel con mayor dulzura por momentos, para estar en lo canoro a la altura de sus buenas dotes actorales. 

Tenor ligero, muy ligero, es el jóven Anicio Zorzi Giustiniani, Ferrando, de cierta sensibilidad musical, pero con voz escueta y sin cuerpo, desarrollada en un hilo que a veces se pierde en la sala. Ganará mucho cuando encuentre los armónicos que le faltan, y aprenda a pisar la escena. Don Alfonso fue encarnado por Mahuel Di Piero, también correcto en lo musical, y convincente en las tablas. Su voz está colocada en la máscara, pero está corto de línea y proyección. Lo mejor, sus parlatos.

Aunque sin demasiado entusiasmo, ha comenzado una temporada más. La primera sin Plácido Domingo. Por lo menos podemos volver a hablar de ópera, aportando comentarios positivos, y otros no tanto, sobre el milagro que supone tener en casa un teatro de ópera que es un privilegio. Esperemos que se despejen las incertidumbres, y pueda terminarse íntegra la temporada y llena de éxitos. 

Y que no aparezcan más reducciones ni mutilaciones como la operada con Mozart, pues la ópera y la tijera mal se llevan; y miedo me da cuando pienso en Wagner. Y que también sea la última de las ausencias habituales: Bellini, Giordano, y tántos cantantes españoles, con quienes el aficionado valenciano quiere disfrutar. 


FICHA TÉCNICA

Palau de Les Arts Reina Sofía. Così fan tutte. Mozart. Versión semiescenificada

Dirección musical, Stefano Montanari

Dirección escénica, Silvia Costa

Orquesta de la Comunidad Valenciana, Coro de la Generalitat Valenciana

Fiordligi, Federica Lombardi. Dorabella, Paula Murrihy. Guglielmo, Davide Luciano. 

Ferrando, Anicio Zorzi Giustiniani. Despina, Marina Monzó. Don Alfonso, Mahuel Di Piero.

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