MEMORIAS DE ANTICUARIO

Cuando la manufactura cerámica se convierte en patrimonio

6/11/2022 - 

VALÈNCIA. Seguimos con el relato, a todas luces incompleto, de las manufacturas cerámicas que se han ido convirtiendo, por derecho propio, en patrimonio histórico y artístico valenciano. Es clásica, por la importancia que encierra, en el temario de Historia del Arte, la premisa de que es en el siglo XIX cuando acontece la emancipación del artista en todas las artes. A esta circunstancia irreversible, que marcará la producción artística de los últimos doscientos años, no pueden sustraerse las manufacturas que en su momento tenían nombres, entre otros, de Real Fábrica, y es desde este momento cuando la marca comienza a ser sustituida por la firma (que al final también se convierte en marca). Muchos son los artistas cerámicos con nombre y apellido que surgen, pero en la segunda mitad del siglo XIX hay que citar por encima de todos a Francisco Dasí Ortega, que vivió entre 1834 y 1886 y destacó por ser un buen pintor sobre placas cerámicas, creando un importante taller de gran éxito comercial. Digamos que en su persona se dan a partes iguales la cualidad de ceramista y la de artista-pintor. 

Entre sus grandes obras destaca la decoración de la chimenea del Museo Nacional de Cerámica, pero ante todo se dedicó a los paneles cerámicos con temática de lo más variado, aunque principalmente religiosa, siguiendo la tradición del siglo precedente. Dasí no renunciará, sino todo lo contrario a las corrientes pictóricas que recorren la Europa del momento y su taller de vocación expansiva, va a ser galardonado con numerosas medallas de oro a nivel nacional. La Asociación de Fabricantes de Azulejos de Manises lo beca para viajar a Exposición de Londres de donde se trajo bajo el brazo la fórmula de un color rosado que causó furor en la azulejería que sale de sus manos y que la convierte en difícilmente confundible. Si citamos a Dasí, no podemos dejar de mencionar al insigne pintor Rafael Monleón que coincidió con Dasí en la fabrica de su padre llamada “La bellota” y donde se aplicó paralelamente a su trabajo como pintor de caballete con temas más relacionados con el mar.

Pocas presentaciones necesita esta gran fábrica de revestimientos que cubrirá durante varias décadas de éxito gran cantidad de viviendas y edificios públicos levantados en las primeras décadas del siglo XX. Congratulémonos de una circunstancia que acontece en nuestros días: parece que en los últimos años ha pasado el furor, cuasi delictivo, de arrancar los suelos de Nolla de muchas viviendas para poner cualquier cosa “más moderna” y minimalista en su lugar. Muchos se arrepienten de lo que en su día hicieron. El caso es que la fábrica de Meliana, hoy todavía en pie, en plena Horta Nord dio un paso de gigante a la hora de aplicar el gres para revestir pavimentos. Como muchos habrán podido comprobar de primera mano, el suelo de Nolla era de gran resistencia, nada que ver con los antiguos suelos cerámicos o de barro. Desde el punto de vista estético se decidió darle una forma más propia de los mosaicos romanos y desde el punto de vista artístico el planteamiento era romper con esa idea clasicista de los modelos de Dasí de los años del revival, dando a su cerámica unas trazas más geométricas, en definitiva, más modernas que comienzan a emparentar con el estilo Art Decó, más tarde con el racionalismo y, en definitiva, con la modernidad.

Aunque por extensión suele abarcarse a toda esta tipología de suelo bajo la nomenclatura unificadora de Nolla, hay que dejar claro que, por entonces, se dieron otras manufacturas por ejemplo la de la “competencia” bajo la marca de González Valls que llegó a tener varias fábricas en las afueras de la ciudad concurriendo a ferias como la de Madrid. La de Hermanos Vilar se encontraba en Manises que concurrió a la exposición Universal de Barcelona en 1888.

Peyró

En estos años, dentro de la cerámica artística, en esta ocasión “de forma”, la cerámica tiene un nombre propio por encima de todos: el del inconfundible artista castellonense Antonio Peyró Mezquita (Onda,1881 – Valencia,1954), que desarrolla su trabajo a lo largo de tres décadas hasta que fallece en 1954, recogiendo su legado sus hijos, con una evidente bajada en la calidad, como bien saben los que buscan sus piezas y las coleccionan. A la primera etapa pertenecen las obras ganadoras de numerosos premios nacionales y fuera de nuestras fronteras con temática variada aunque las obras que más fama le dan son las que se centran en la figura femenina y más concretamente valencianas, manolas, flamencas etc. El procedimiento era inicialmente escultórico, en barro o madera, para luego realizar la obra seriada en cerámica a partir del molde generado tras la figura inicial. Conozco a quien durante los últimos años de intensa investigación, está poniendo sobre el papel el resultado de sus estudios sobre esta manufactura, por lo que es previsible que en los próximos salga la monografía que Antonio Peyró y su cerámica merece.

Ceramo

Vamos a retroceder unos años, concretamente al último tercio del siglo XIX, período en el que se produce en toda Europa una fiebre por el revival medieval con la eclosión del estilo Neogótico. En el contexto valenciano y, concretamente, en nuestro sector, el de la cerámica, la mirada se dirige a la época de esplendor de la cerámica hispano musulmana que se elaboró en los talleres de Paterna y Manises en el siglo XV y que cobró fama en toda Europa. Una cerámica con una fuerte impronta islamizante. La Ceramo será el buque insignia de este momento, aunque no menos de quince fábricas acaban elaborando esta clase de cerámica de reflejo en el entorno de la ciudad de Valencia. Previamente a ello, Francisco Monera será el taller que ejercerá de puente entre una cerámica de reflejo que vive su decadencia y semi olvido, en la segunda mitad del siglo XVIII y primeras décadas del XIX, y este renacer de carácter “neo” de la cerámica de reflejo dorado entre los siglos XIX y XX. En el taller de Monera se forma otro de los ceramistas que llevan esta cerámica a su máxima expresión técnica, a principios del siglo XX: José María Gimeno. Aunque pueda parecer lo contrario, hay que decir que muchas de las piezas cerámicas que se realizaron a lo largo de estas décadas no son réplicas de las existentes en los principales museos europeos, que en ocasiones se toman como modelo, sino que se elaboraron reinterpretaciones y nuevas creaciones partiendo de modelos ya existentes.

El siglo avanza y en los años 50 abre su fábrica en Tabernes Blanques la manufactura que se convertirá en el mayor gigante que ha dado Valencia a la cerámica artística: Lladró. Una manufactura que acoge a numerosos artistas valencianos poseedores de una técnica depurada para llevar a buen fin piezas en ocasiones de gran virtuosismo barroco, tanto en el modelado como en la decoración de estas. Poco cabe decir que no se sepa sobre esta fábrica cuyas viajan a los cinco continentes durante ya siete décadas.

Cerámica de autor

Sería imposible citar una mínima parte de los artistas que, en los últimos años, a través de sus talleres, han querido mostrar una idea personal de su trabajo en el seno de las últimas corrientes artísticas y con un propósito de carácter escultórico en el que la única y exclusiva diferencia con otra clase de trabajo artístico sería el soporte empleado. Así debemos mencionar al maestro Enric Mestre (Alboraya 1936), como el decano de estos artistas-ceramistas, cuya figura, a pesar de los numerosos premios y reconocimientos, todavía no está suficientemente ponderada.   

No quiero acabar sin remitirles a un proyecto magnífico que aprovechando la nuevas tecnologías, da a conocer el actual panorama cerámico en la Comunidad Valenciana. El proyecto aúna la cerámica y el diseño y su nombre es ADN Cerámico, diseñando el Mediterráneo. Con ello se pretende buscar y encontrar ceramistas cuya obra refleje el estilo mediterráneo y la tipicidad de nuestro territorio: hay muchos y muy buenos, pero hasta ahora estaban poco menos que escondidos. El proyecto se está desarrollando bajo el paraguas de la Capitalidad Mundial del Diseño 2022 y la persona de Ana Illueca como factotum. Para la selección de quienes integran este “mapa” de la cerámica valenciana se ha seleccionado un equipo de expertos bajo la dirección de Jaume Coll, director del Museo Nacional de Cerámica, quienes validarán los candidatos que soliciten su inclusión. No obstante, lo que recomiendo de verdad, es bucear en la interesante web que se ha creado al efecto y explorar.

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