VALÈNCIA. Quedan siete días. Y como casi todas las malas noticias, desde su anuncio, se ha ido naturalizando el hecho de saber que, a partir de este 30 de junio, el Instituto Francés de València dejará de existir tal y como se ha conocido hasta ahora. La sede de la calle Moro Zeid ya no acogerá las actividades culturales, ni se harán los cursos de idiomas que se habían ofrecido hasta ahora. Una pérdida cultural de dimensiones notables, tal y como han señalado diferentes voces autorizadas, que si bien logró una ola de solidaridad justo tras el anuncio del cierre, se ha ido desinflando en las siguientes semanas. Ahora, tan solo queda esperar una semana para que se haga efectivo el despido colectivo de la gran mayoría de la plantilla. Cinema Jove está pasando, como es habitual, uno de sus ciclos en las instalaciones, y serán casi de sus últimos eventos. El día 30 hay previsto la proyección de una película de cine clásico, Lumière d’été de Jean Grémillon. Esa será coda del Institut Français.
En todo caso, si bien no se ha podido frenar el cierre, ya inminente, las instituciones públicas han puesto su esfuerzo en intentar salvar los fondos de la institución, que cuenta con miles de referencias en su biblioteca y el gran hecho diferencial: el Instituto Francés de València posee la mayor fonoteca francesa de Europa. Tanto Ayuntamiento como Consell han mantenido -y siguen en ello- varias reuniones con la embajada francesa para intentar que, si bien la institución prácticamente se desmantela, al menos València pueda acoger esos fondos de gran valor.
Es el caso de la Concejalía de Acción Cultural del Ayuntamiento de València, que ya han trasladado una propuesta final de acuerdo para que el Institut Français transfiera los fondos a la red de bibliotecas públicas municipales. Según ha podido saber este diario, la propuesta incluiría parte de los fondo, principalmente literatura francesa, novela y cómic. En la embajada están valorando la propuesta pero desde el Ayuntamiento admiten “buena sintonía”. La transferencia de estos fondos no sería a una biblioteca concreta, sino a toda la red de manera disgregada, un criterio que no acaba de convencer a la plantilla del Institut Français, que ven el fondo con un valor especial en la medida en que sea indivisible. El Ayuntamiento descarta, por otra parte, pugnar sobre la fonoteca argumentando que no tienen recursos ni infraestructura para poder asumirla.
En sentido paralelo, el Consell, a través de la Conselleria de Educación Cultura y Deporte, y el Grupo Parlamentario Compromís, también se han reunido, en primer lugar con la plantilla despedida para escuchar sobre su situación, y también han mantenido reuniones con la embajada para ver de qué manera poder sentar colaboraciones. De las conversaciones aún no ha trascendido una propuesta concreta, pero se seguirán dando sobre la bocina durante esta semana y a posteriori. Por una parte, varias familias que no podían asumir económicamente la matriculación de sus hijas o hijos al Liceo Francés, pero sí a los cursos del Institut mostraban su preocupación ante la discontinuidad; por otra, la plantilla y la sociedad civil trasladaron la necesidad de mantener, de alguna manera, la actividad y la dinamización cultural que tenía el espacio, aunque desde el Institut Français, en su nuevo organigrama, prometieron seguir su labor de colaboración con instituciones culturales valencianas.
Desde Compromís también recuerdan que el cierre del Instituto Francés de València se enmarca en una política que se ha llevado a cabo en los últimos años por parte del gobierno francés de clausurar sedes en ciudades importantes de toda Europa. Sin ir más lejos, Sevilla y Bilbao perdieron el proyecto original en los últimos diez años, si bien la segunda ciudad más tarde consiguió, a través de un acuerdo de colaboración, volver a tener actividad.
Finalmente, queda una incógnita por resolver: ¿qué pasará con el gran mural dedicado a Amadeo Granell de Paco Roca? Según adelantó el pasado fin de semana eldiario.es, la Concejalía de Cultura y el propio dibujante visitaron el chalet de Aben Al-Abbar (que se convertirá en un centro cultural en el barrio de Albors) como posible futura localización, si bien desde la embajada ya han trasladado su intención de llevárselo a Madrid. Fuentes cercanas a la familia Granell confirman, por otra parte, que su deseo activo es que el mural se quede.
A partir del día 30, la cuenta atrás acaba. El Institut Français cierra. Y si bien en un futuro se podría recuperar parte de su actividad a través de colaboraciones, la estructura dibujada por la propia embajada solo hace vislumbrar una oficina de expedición de certificaciones. Los cursos vienen y van, pero los fondos que se trasladen a otra sede, serán difícilmente recuperables.