Aquí nadie se rinde y si hay que repartir, se reparte. La hostelería valenciana se hermana para impulsar su propia plataforma de comida a domicilio con una oferta de calidad. Hasta 13 establecimientos están adheridos a la causa
VALÈNCIA. Los cocineros son una raza salvaje, y ante cualquier inclemencia de la naturaleza, saben echarse el cuchillo a los dientes. Tanto da que hablemos de un pinche sin aptitudes, un proveedor con chulería o un virus microscópico que ha transformado el mundo, y por ende la hostelería tal y como la conocíamos. Ante las dificultades, no queda otra que afilar las armas. No es fácil lidiar con las reducciones de aforo, los toques de queda y ese incierto presagio de si se volverá a decretar el cierre de la hostelería en la Comunitat, como ya está sucediendo en otras autonomías de España. Pero tampoco es sencillo trabajar la carne de caza, dar un servicio de 100 comensales o diversificar el negocio en varios conceptos, y se ha hecho, ¿o no? Esto va de superviviencia, de resistir para vencer y de practicar la resiliencia -palabrita del mes-, en todas sus modalidades. Y así es como nace una app para presentar batalla: Cuinem i Anem.
Con la pandemia del Covid-19, la mayoría de los restaurantes se ha vuelto hacia sus líneas de delivery (reparto a domicilio) y take away (recogida en el local). Si ya eran una tendencia de mercado con anterioridad, ahora se han convertido en una necesidad imperiosa para toda la hostelería. Marcas diferenciadas, logotipos específicos y platos adaptados, dentro de envases sostenibles, para que la filosofía del restaurante no tenga que claudicar a pesar del formato. La mayor singularidad de Cuinem i Anem es que aglutina una oferta de calidad y garantiza el mimo de las elaboraciones. Esto es posible en la medida que los restaurantes se escapan de la tiranía de las plataformas de reparto masivas, eligen sus tiempos y ganan en libertad. A la par que en rentabilidad, no nos engañemos, porque soportar que te resten un beneficio del 30% solo es posible cuando trabajas con productos de baja calidad y grandes difusiones -el problema de los márgenes-. Con esa vocación de pelea, y a la vez de servicio, se gesta el proyecto.
La plataforma echará a rodar el 30 de noviembre. Sin embargo, el origen de este proyecto cabe buscarlo bastante más atrás, en las cocinas de aquella World Central Kitchen, que durante la época de confinamiento estuvo funcionando en el CdT de Valencia y hermanó a los cocineros de distintos restaurantes de la ciudad. "Fue Ulises Menezo (Tastem, Honoo, Kaido) el primero que mencionó está posibilidad y enseguida se sumaron muchos compañeros. Pero ya se sabe: no ha sido fácil organizarlo. Unos han ido cayendo, otros se han sumado, y al final somos 13", cuenta Germán Carrizo (Fierro, Doña Petrona, La Central de Postres). A partir de ahí, se ha pensado la logística, se ha encargado el desarrollo de la plataforma y se ha trabajado en el diseño de una identidad común. El nombre se le ocurrió a Mar Soler, de 2 Estaciones, y se eligió vía votación. Habla del carácter local y de la autenticidad de los fogones, que ahora se cuelan en los hogares.
Frente común, decíamos. “Es una plataforma de unión -que ya se sabe, hace la fuerza- para dar un servicio de comidas a domicilio en la ciudad de València, con altos estándares de calidad y un sistema ágil, que resulte cómodo y dinámico para los clientes”, así lo definen ellos.
Al lío: una app y trece restaurantes. Y no son nombres cualquiera, sino primeros espadas de la gastronomía valenciana. Por orden alfabético (algunos han creado una marca específica para el servicio a domicilio), Blanqueries, Doña Petrona, Dos Estaciones, Fraula, Ginebre, Jarana by Lienzo, Kato by Merkato, Oganyo, Paraiso Travel, Platero Utopic Food, Quina, Sucar y Vinotinto. A partir de ahora, puedes tapear en casa con los huevos rotos de Vinotinto, las bravas de Petrona o las croquetas de Ginebre. Si quieres comida de cuchara, las manitas con carabineros de Sucar, los callos de ternera de 2 Estaciones o el arroz marinero de Fraula. En el apartado de fusión, los uramakis de ceviche de Kato by Merkato, el sudado de rape de Quina o el calamar con tuétano de Paraiso Travel. Los carnívoros tienen el canelón de pollo de Jarana y la hamburguesa Utopic Dry Age de Platero para recrearse todo lo que quieran. Y de postre, suena de muerte la tarta de queso azul de Oganyo. De verdad: los mejores platos de la ciudad.
Duda razonable, ¿se puede realizar un único pedido que incluya comida de distintos lugares? Era la idea inicial, pero la logística ha dado al traste con esta posibilidad. "Resulta complicado que un mismo repartidor acuda a puntos distintos de la ciudad para recoger toda la comida, en tiempos coordinados y sin que los platos se estropeen", explican. Al contrario de lo que sucede con la fast food, aquí hay buen producto y presentaciones cuidadas, pero rebozados y salsas se resentirían con tantos desplazamientos. “Quizá se pueda hacer más adelante, pero en pedidos grandes y con mucha anticipación, de manera que nos dé tiempo a prepararlo y coordinarlo todo debidamente”, garantizan sus creadores. Cuinem i Anem sigue abierto a incorporaciones, ajustes y nuevas ideas conforme vaya rodando. Menudo festival nos espera.
La empresa responsable del desarrollo de la app también es valenciana: QPronto. Llevan un año trabajando en este software, que ya comercializaban para otros grandes grupos de restauración, y con la pandemia de por medio, no han dejado de crecer. “En este caso, el reto ha sido la personalización, porque teníamos que integrar el carácter de la marca Cuinem i Anem, pero también la identidad de cada uno de los restaurantes”, explica la empresa.
La plataforma permite consultar la carta de cada establecimiento, para lo que se conecta con la información de sus propias webs. Tras navegar por las pestañas y seleccionar los platos que desea, el cliente realiza el pago, que procesa QPronto. El aviso llega al restaurante a través de una tablet o, en el mejor de los casos, mediante la tecnología PPV, que permite al cliente realizar el seguimiento del pedido. De la elaboración y del reparto del mismo, con los consiguientes tiempos de entrega, se responsabiliza cada local. Y a partir de ahí, solo queda disfrutar.
La gráfica de la marca es responsabilidad de Lalak, estudio murciano de creatividad, que se especializa en el sector gastro. Llegaron hasta el colectivo valenciano a través de Maria José Martínez (Lienzo) y aceptaron con ilusión la apertura de fronteras, a sabiendas de que era un proyecto complicado por cuanto había que aglutinar muchas sensibilidades. "A la hora de trabajar sobre el branding, quisimos dejar claro que era una apuesta por la comida mediterránea. De ahí los colores", cuentan.
"Era una imagen que debía funcionar bien por sí sola, pero también acompañada del logotipo de cada restaurante, así que buscamos formas orgánicas y circulares, anticipándonos al recorrido web y al packaging. La forma redondeada, como una rueda, recalca la idea de 'reparto', mientras que la tipografía es desenfadada y atrevida", explica la diseñadora Laura Aragón. ¿Difícil? "Efectivamente, no fue tarea fácil. Cuando entran en juego tantos restaurantes, la cosa se complica. Se podría haber trabajado buscando algo más arriesgado y exclusivo, pero era un momento en el que se necesitaba algo sencillo, funcional y que aglutinará identidades", afirma.