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2 Estaciones

Alberto Alonso

Algo se ha hablado, pero no suficiente, de la labor de Mar Soler y Alberto Alonso en el renovado y mimético 2 Estaciones

Desde su chaflán en el barrio de Ruzafa viven una evolución tranquila que califican de «cocina estacional cambiante»; es decir, una cocina cercana que se deja mecer por la temporada y la idiosincrasia del entorno de las materias primas: huerta, mar y granja, con alguna visita a productores de media distancia y, por supuesto, a los mercados municipales. 

Alonso y Soler, Soler y Alonso, son dos orígenes —él burgalés, ella gandiense— que se aferran más a la intuición que a modas repletas de extranjerismos, o al pasado en las distintas casas donde han cogido experiencia. Este es un restorán en el que sobrevivir a la era de la técnica, en la que que se puede ser todo y se acaba no siendo nada. 

Si asistimos a unos tiempos en los que el producto queda oculto por los métodos y el 'salserío', en 2 Estaciones los platos, descritos por sus ingredientes principales, son lo que prometen. El menú cambia por tres motivos: honradez con la estación, diversión para el comensal y dinamismo, el rasgo que mejor les define. 

Plato destacado →  El pescado de lonja tiene merecida presencia fija. Se le ha visto acompañado de alficoz, migas, uvas y meunière, en una suerte de combinación castellano-mediterránea que explicita el discurso de Mar y Alberto hilado a través del producto como lenguaje. 


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El pescado de lonja tiene merecida presencia fija