CARTAGENA. Son una de las bandas del momento. Tras su primer disco, se colaron en las playlist de toda España, pero ha sido con su segundo disco, Cowboys de la A3, cuando han roto todos los registros. Acumulan más de un millón de oyentes mensuales en Spotify y han vendido todo con un año de antelación para conciertos en el Wizink Center este mes de diciembre. Mañana viernes actúan en el Warm Up. Un festival al que han ido desde sus inicios como seguidores y al que ahora acuden como grandes cabezas de carteles. Su presencia ha provocado que no quede ninguna entrada desde hace meses para el festival.
-¿En qué andan ahora mismo?
-Ahora en mil cosas. Estamos grabando, tocando en directo, preparando la logística de la gira…Estamos con todo. Una banda es como una empresa. Son muchas cosas.
-Tienen ahora el Warm Up, grabando… Habrá días en los que no saben ni donde están ni lo que tienen que hacer, mirando la agenda siempre.
-Estamos constantemente mirando la agenda, estamos a mil cosas…Lo que no nos quitamos de la cabeza son los conciertos y el directo. Siempre estamos pendientes de la siguiente fecha. Es lo que nos marca a nosotros el calendario. Ahora es el Warm Up, que es bastante especial para nosotros. Esa fecha está muy señalada y alrededor de ello está girando todo en el calendario. Como nos preparamos para ello afecta a como nos metemos a grabar, incluso como nos relacionamos entre nosotros. Los días previos se va notando un poco la sensación de que se acerca el concierto.
-¿Qué tiene de especial este Warm Up?
-Se suman varias cosas. Es un festival al que vamos desde siempre y hemos crecido con él. Es un festival que nos ha hecho soñar muchísimo a todos los miembros de la banda. Cuando nos metimos en esto de la música la gran aspiración era poder tocar en cualquier escenario, o incluso en la calle, de este festival. Ahora ir como cabeza de cartel es una pasada. Además, también es muy importante porque no tenemos fechas cerca en la Región, no sé si llegaremos a tocar antes de final de año, y es donde vamos a presentar este show, con un lavado de cara al directo que hemos preparado. Es mostrar nuestras cartas aquí, en nuestra tierra.
-El año pasado ya tocaron en ‘La Mar de Músicas, con la presentación de la segunda camiseta del FC Cartagena, y quiero que sepa el lector que esta entrevista se lleva intentando realizar desde el pasado mes de noviembre. No por falta de interés por vuestra parte. No han parado. Dos discos en cartera publicados, nominaciones a los Grammy, conciertos con todo vendido desde hace un año en Barcelona y Madrid. ¿Cómo se gestiona todo esto?
-Es la pregunta del millón. Cada uno lo lleva de una forma. En mi caso, trato de no pensarlo mucho y trabajar en el día a día. Es cierto que, al abrir el calendario, aparecen muchas cosas. Asuntos que son muy grandes. Si te paras a pensarlo no sabes como afrontarlo. Hay que ir poco a poco. Ahora nos centramos en el concierto del Warm Up. Ya llegará el momento de preparar los conciertos tras el verano. Son muchas cosas, no solo tocar en directo. Hay que saber desconectar para poder componer, grabar esas canciones…Y encontrarnos los cuatro.
-Para componer hay que vivir y deben tener tiempo de vivir experiencias para que surjan esas canciones. Unos temas que son muy corales, aunque aparezca Antonio como letrista.
-Sí, así es. Las canciones las hacemos entre todos. Antonio es el letrista, el que le pone el sentido lírico de que va a ir la canción, pero las componemos entre todos. Intentamos buscar espacios para juntarnos los cuatro de una manera un poco aislada. Ahora es cada vez más difícil encontrarnos los cuatro en el local de ensayo de siempre. Tenemos tanto trabajo que siempre acaban interrumpiéndose esas jornadas creativas, de tirarnos tres horas experimentando. Siempre hay algo que hacer y siempre hay algo relacionado que va más allá de lo creativo. Intentamos hacer casas rurales, cosas así, para desconectar lo máximo posible. Lo próximo ya va a ser quitarnos el móvil de encima. Es mucho trabajo y tenemos que saber desconectar para ser creativos y conectarnos los cuatro.
-Leo crónicas preparando la entrevista tituladas ‘El mejor grupo de rock de España’. ¿Queda lejos ese momento en el que se tomaron esto de forma más profesional? ¿Cómo surge todo?
-Seguimos tocando por placer. No está todo tan mecanizado como parece. En primer lugar, creo que lo seguimos recordando al leer cosas de la banda. Si no nos acordamos, nos lo recuerdan. Hacemos muchas veces ejercicios, sobre todo con Jota, nuestro batería (que fue el primer encuentro de la banda, entre Jota y yo), y recordamos como hemos llegado a este punto. Hacíamos la broma de que algún día dejaríamos todo lo que estamos haciendo y nos dedicaríamos a esto, como contaría cualquier chaval. De repente te encuentras todos los días dedicándote a la música. Estamos muy agradecidos, afortunados, trabajamos mucho, pero somos muy afortunados de poder dedicarnos a esto.
-¿Cuál fue el momento de dar el salto a la industria?
-Siempre nos lo hemos tomado muy en serio. Desde el primer momento que nos juntamos, sabíamos que no disponíamos de todo el tiempo del mundo. Algunos tenían trabajo, estudios…El poco tiempo que teníamos debíamos aprovecharlo. Sentíamos que la banda podía ser algo profesional por como sonaba desde el primer ensayo y la seriedad con la que nos tomábamos el grupo. Eso nos llevó a no tener nunca una litrona en el local de ensayo, alejarnos de drogas o cualquier cosa que pudiera suponer una interrupción. Eso ha supuesto que a la hora de presentar el proyecto públicamente, en un festival como el Big up! , o en una sala y que lo vieran las discográficas, se percibiera como algo profesional.
-¿Se veía muy lejos la posibilidad de fichar por una discográfica desde Cartagena?
-Sí. Lo cierto es que en ningún momento pensábamos que íbamos a estar firmando un contrato después del Big Up!. Nuestra intención era tocar y que nos conocieran en Cartagena y alrededores. Nunca nos visualizamos firmando un contrato discográfico. Por suerte, éramos dos abogados en la banda (risas) y supimos afrontarlo de una forma correcta.
Es verdad que desde Cartagena las cosas se ven distintas. Cuando estás en Madrid tienes más cerca todas esas oficinas, la industria que se suele mover, que en Cartagena no está. Mi visión desde Cartagena lo veo de una forma más oscura, de como se hace la música. Después de esta última edición del Big Up! se puede sentir más cerca. Es verdad que un chaval que forma una banda no está a aspirando a firmar un contrato.
-¿Qué veía en los inicios que sintiera que podía gustar tanto como así ha pasado?
-Me gustaba mucho lo que hacíamos y sonaba muy diferente a todo lo que se estaba escuchando en el panorama al que nosotros apuntábamos, el mal llamado género indie, los festivales…Nunca sentí que todas esas canciones que hacíamos sonaran igual a lo que había y no le veía una cabida en el mercado. Con el tiempo vi que quizá eso era la clave. Sonar diferente, tener algo especial, ya fuera la voz, la música, el tipo de canciones…Todo eso le llamó la atención a la gente. En ese momento pensaba que nuestra música no podía triunfar. Sin embargo, la razón por la que pensaba eso ha sido precisamente la que ha provocado que haya tenido éxito. La historia ha sido al revés.
-Hace unos años comentaba Álvaro Benito, de Pignoise, que ahora la música era más difícil porque los miembros de las bandas vivían cada uno en un sitio y que se juntaban solo los meses antes de tener que lanzar algo al mercado. Y que eso se notaba a cuando las bandas se juntaban más. Algo que por lo que cuenta intentan mantener ustedes, pasar tiempo juntos.
-Reconozco que la banda empezó así, tocando mucho. Luego las necesidades de estar de gira y que cada uno vive en un sitio, tener que dedicarte a muchas cosas, y, muy importante, saber descansar y desconectar, hacen que se enfoque diferente. Los primeros momentos de una banda es cuando más hay que juntarse y vivir eso, pero también saber desconectar. Una banda como nosotros no tiene la necesidad ahora de estar tanto tiempo en el local que quizá otras bandas si tienen. Ojalá pudiéramos juntarnos más, pero el día no tiene más horas. Intentamos, no obstante, juntarnos sin interrupciones.
La sede central de la banda sigue estando en Cartagena. Es algo que establecimos desde el principio porque creemos que las cosas también se pueden hacer desde nuestra ciudad, hacer fuerza desde Cartagena y no tener que centralizarlo todo en Madrid como siempre pasa. Aunque ahora vivimos en sitios distintos, por razones personales, cuando hay una reunión hay que ir a Cartagena, cuando hay que grabar hay que ir a Cartagena. Es importante saber de donde vienes y donde quieres hacer las cosas.
-Cuando afrontaron el segundo disco me comentaron que tenían cierto miedo a que no tuviera el éxito que había tenido el primero. El primero siempre es la sorpresa, pero el segundo es el de la consolidación. ¿Se han quitado ese síndrome del impostor?
-Un poco sí, pero no del todo. Cuando tuvimos que enfrentarnos a ese segundo disco, nos surgieron muchas dudas. Es cierto que teníamos ese punto de presión de a ver cómo va el segundo. La actitud podía haber sido la equivocada, de intentar repetir la fórmula del primero, pero nos dejamos llevar muchísimo.
Tuvimos claras las claves que nos llevaron a hacer el primero pero no de lo que triunfaba sino un poco como lo hicimos. Como nos juntamos, que descansos teníamos, la cerveza de después, como enfocábamos los horarios, la forma de exponer las ideas en la pizarra…Eso era lo verdaderamente importante. El resto era dejarse llevar por las cosas que escuchábamos en el momento y creo que esa ha sido un poco la clave. Dejarnos llevar y hacer la música que queríamos hacer. Reconozco que pensaba que este disco no se parecía tanto a ‘La noche’, que fue el que hizo que la banda empezara a crecer, y este nos iba a frenar del todo y no iban a saber de que iba. Fue todo lo contrario. La clave es hacer lo que quieres hacer y enseñárselo así a la gente.
Cuando empezamos a enfocar este segundo disco nos decían: “Ahora que la banda es un poco más profesional tenéis que iros a componer a no sé dónde” …O también que, como teníamos poco tiempo porque estábamos de gira, que nos lleváramos una guitarra y compusiéramos en la furgoneta. Siempre tuvimos claro que no podíamos romper los procesos que nos habían llevado a crear. Luego quizá nos sale una basura, pero queríamos recrear ese escenario ideal y esos entornos que nos inspiran. Eso es fundamental.
-En una época en la que predomina la música urbana, con tal cantidad de lanzamientos cada viernes. ¿Se sienten un poco un oasis en el desierto, diferentes al resto?
-Bueno…Creo mucho en las canciones que hacemos y me gustan mucho, pero tampoco somos tan diferentes. Somos una banda de rock y en este país hay muchas bandas así, muchos grupos haciendo música de guitarras. En el día a día consumo mucha música. Bandas más pequeñas, bandas más grandes…Siento que hay una escena muy grande. Quizá la que tiene más relevancia es la música urbana, no sé si porque está más masificada o está más de moda, pero no creo que seamos el único oasis. Creo que hay más oasis en la escena musical. Ojalá todo lo bueno que nos está pasando, les pase a más grupos y está época se recuerde como una época dorada de los grupos y el rock.
-¿Cómo lleva la fama en su caso?
-En general nuestra vida es bastante parecida. Es cierto que cuando vas a Cartagena y sales por ciertos sitios si te reconocen más, en Madrid menos porque es una ciudad más impersonal. Además, somos muy abanderados de Cartagena y lo notas un poco más. No es malo, el cariño de la gente y a nivel de industria se nota el respeto y que la banda crece. Intentamos mantenernos normales, nuestros amigos nos tratan igual e intentamos hacer las mismas actividades de ocio, aunque luego aparezcas en un escenario ante más de 20.000 personas.