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los espectros de la vida obrera en las factory town

De la fábrica a la rave: la cultura mantiene viva la memoria industrial

22/01/2023 - 

VALÈNCIA. Manchester, Detroit, Alcoi o Puerto de Sagunto. No es la composición del agua, sino la vida alrededor de la fábrica la constante que genera, en estas y otras factory town, relatos colectivos y narrativas que van más allá de la brocha gorda del auge y caída del movimiento obrero. Las ciudades industriales configuraron una sociología y una cultura inundadas por el trabajo. Ahora, desmanteladas en su mayoría, son los espectros de épocas anteriores, invocados por artistas, colectivos e iniciativas ciudadanas, los que mantienen viva esa llama.

La cultura es el mejor elixir para mantener con vida las historias periféricas y los relatos colectivos. Más aún cuando se remiten a la clase obrera o a fenómenos sociales que se mantienen en el margen de lo mediáticamente aceptable. Bajo el paraguas del IVAM se ha generado uno de los proyectos de archivo más amplios y rigurosos que se han hecho en este sentido. Se trata de Industria/Matrices, tramas y sonidos, que primero tomó la forma de exposición, tanto en València como en Alcoi, y que ahora se ha presentado a través de una publicación que co-edita el museo con la editorial Archive Books. La intención del proyecto era el de recoger canciones, carteles, fotografías y otros formatos del patrimonio industrial más allá de la arquitectura o de los objetos fabriles. La vida alrededor de la factoría, aquello intangible que se generaba desde el nodo laboral.

“Nosotros de partida teníamos claro que no queríamos hacer un catálogo de la exposición, sino que, de la misma manera que llevamos a cabo un proceso de investigación en el que colaboraron muchas personas a través de archivos personales o instituciones, la publicación debía reflejar lo que nos había acompañado en el proyecto”, explica Tono Vizcaíno, uno de sus responsables.

El resultado es un libro con más de una veintena de artículos escritos por académicos y por testimonios en primera persona de la memoria industrial en cinco matrices: Alcoi, Puerto de Sagunto, l’Alcora, València y Alicante. “Escogimos cinco casos de estudios y buscábamos en ellos distintos perfiles de ciudades industrializadas. Alcoi o Puerto de Sagunto son ejemplos donde la factoría es incluso la razón de ser de la ciudad: la industria afecta a la música, al lenguaje, a la manera de ser… Lo que nos encontramos es que cada ciudad estaba en un punto diferente en cuanto a la percepción de la necesidad de proteger su patrimonio. El movimiento en defensa de esta memoria en el Puerto de Sagunto es más reciente y está menos desarrollada que en Alcoi, aunque en este caso también hay que destacar que el orgullo de su pasado muchas veces está enfocado desde la memoria industrial burguesa. Las casas de la clase obrera siguen cayéndose a pedazos”.

Industria/Matrices, tramas y sonidos en el IVAM. Foto: MIGUEL LORENZO

El trabajo es uno de los temas más utilizados por las canciones populares, especialmente desde la Revolución Industrial, y abarcan desde las recogidas por Pep Gimeno ‘Botifarra’ o la Fonoteca de Cançons hasta las raves que ocuparon en los 90 los esqueletos abandonados de las factorías. Vic Pereiró fue uno de aquellas personas que vivió la resurrección de aquellos espacios en primera persona: “Cuando los lugares de La Ruta empezaron a desaparecer o se convirtieron en otra cosa, empezaron las raves en València. En Europa estaban ya muriendo, pero aquí se juntaban personas de todo tipo. La cultura de club condicionó a toda una generación entera. Y en el Puerto, coincide este movimiento con el inicio de los movimientos por la defensa del patrimonio industrial”.

Hijo de una familia obrera ligada al Puerto de Sagunto desde su fundación, la obra artística de Pereiró está atravesada, desde hace más de tres décadas, por los espectros de aquella ciudad obrera que en 1984 vio cancelado su futuro. Ahora, en El convenio y la máquina, una exposición que se puede ver hasta el 12 de febrero en el Colegio Mayor Rector Peset, busca cerrar un ciclo.

“El interés por la memoria industrial me viene de sangre y la vinculación con mi obra empieza desde el principio, cuando hacía fotografía creativa a finales de los 80, mientras se estaba desmantelando la antigua factoría. Mi memoria es la obrera, la conciencia de clase ha estado presente siempre y la vida en una factory town me ha marcado de muchas formas. Además, estéticamente, me interesa mucho reflexionar sobre el desecho y la belleza no normalizada”, resume el artista.

En la sala de exposiciones, varias instalaciones buscan resumir cómo es la vida en una ciudad en deconstrucción: “El detonante de la muestra fue un proyecto de documental que hablara de la evolución de aquellos que nacieron y vivieron en el Puerto, que hubieran vinculado toda su vida a los Altos Hornos. No conseguí los fondos, pero me ofrecieron convertirlo en una exposición. Así que lo he encauzado, sobre todo, a una pieza principal, que es un ensayo audiovisual”. En esa pieza aborda cómo afecta el trabajo a tres generaciones: la de sus padres, la suya y la de su hija. 

Frame de la pieza principal de 'El convenio y la máquina'

Especialmente interesante es una serie fotográfica en la que una persona cubierta de un croma verde deambula por algunas de las ruinas de aquella ciudad que aún existe, como un fantasma: “Fue algo casual, quería hacer una serie para el cartel de la exposición y la idea era jugar con el croma, pero vimos que funcionaba y se acabó convirtiendo en una sesión de fotos”. La idea de fantasma es crucial en estos espacios, porque —explica Pereiró— “cuando paseas, a poco que indagues, notas que aquí hay algo diferente: social y geográficamente, el Puerto es extraño en su entorno, está casi aislado”. Los fantasmas son aquella generación que se mudó y que vivió durante décadas en el paraíso de papel construido por la empresa de Altos Hornos, y que pasó de tierra prometida a quemada con una decisión gubernamental.

Para Pereiró, que empezó a las puertas de los 90 a pensar en los fantasmas de la ciudad industrial desmantelada, este proyecto también trata de “cerrar un círculo”: “En 2018 vuelvo al Puerto de Sagunto después de 20 años fuera. Esto me ha servido para poner fin a un proceso vital”.

En opinión del artista, aquellas raves que ocuparon las naves y la Gerencia para reivindicarlas como espacio público eran casi una reunión “de los hijos de estas almas en pena, abocados a un tipo de ocio que era imposible de evitar”. Visto en perspectiva, explica, “los últimos coletazos de la izquierda obrera muere en las raves”.

Por otro lado, la exposición del IVAM sirvió para generar un nuevo proyecto musical a través de las canciones recuperadas para esta. Cançoner industrial fue un encargo a Damià Llorens y Violeta Ausina, que han formado parte de sendos colectivos de música de vanguardia del siglo XXI. Tono Vizcaíno y Lorenzo Sandoval les facilitaron unas grabaciones de canciones de aquella memoria industrial recogida (que también tiene su reflejo en la publicación), y estos las transformaron en una nueva canción desde el techno.

“Las letras eran interesantísimas porque retratan muy bien cómo se vivía en estas fábricas. Además tienen una perspectiva muy femenina: una canción habla —por ejemplo— de las bambuneres, otra sugiere una crítica a la prostitución en Borriana… Nosotros hemos querido respetar al máximo la parte melódica y vocal y hemos generado arreglos para armonizar las voces, los sintetizadores y las cajas de ritmos”, explica Ausina.

Archivo municipal de Onda

Cançoner Industrial se ha presentado en varios conciertos y la idea es rematar algunas canciones más para poder grabar un disco y publicarlo. Para Violeta Ausina, “el cancionero ha sido una especie de regalo. El trabajo ha sido muy estimulante y las propias letras nos iban guiando sobre los sonidos industriales que podíamos ir utilizando”. 

La base de toda la obra musical de Damià Llorens, natural de Alcoi, está también atravesada, además de por referencias de la escena techno, por los sonidos de la memoria fabril de la ciudad, desde las sirenas hasta los golpes metálicos. En Cançoner Industrial también incluyen elementos como cuñas radiofónicas.

De vuelta al IVAM, Vizcaíno explica que sí hay una correlación clara entre las ciudades industriales y la generación de escenas musicales potentes: “En el Puerto de Sagunto fue el rock y el heavy, mientras que en Alcoi fue la música electrónica. A pesar de ser clase obrera, a diferencia de la población que vivía del campo, las familias tenían suficientes ingresos para acceder a instrumentos musicales”.

Los sonidos se convierton, así, en unos de los ejes del archivo, que tiene reflejos en grupos, pero también en otros proyectos como Sagunt, Territori Acústic, que recoge los paisajes sonoros del Puerto de Sagunto. “Los sonidos de los telares en funcionamiento contínuo o de las sirenas condicionaban los ritmos musicales. Nuestro folklore no solo es la dansà, sino los ruidos industriales. Nuestro proyecto partía de la posibilidad de entender estos como parte del patrimonio, como un proceso en el que hacer que quepan más manifestaciones en esa memoria”.

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