VALÈNCIA. València quiere dejar de ser ese destino de sangría, fiesta y arroz con cosas. El debate en torno al turismo y al patrimonio, sobre el exceso y la apreciación, está en su punto álgido, una conversación que pasa por redirigir la mirada de aquellos que nos viven de pasada. También cabe en este todo la reflexión sobre la oferta o sobreoferta cultural, frente a la capacidad de digestión del público, con la consecuente necesidad de programas educativos. En este contexto, toca afrontar los retos con respecto a la imagen que València proyecta fuera de sus fronteras, un relato difuso que tiene como postal indiscutible la Ciudad de las Artes y las Ciencias y que tiene como cuenta pendiente trasladar ese poder de atracción a otros espacios de la ciudad. Con el objetivo de posicionar València como destino turístico cultural, la Dirección General de Cultura y Patrimonio y la Fundación Turismo Valencia han impulsado un proyecto de definición del relato de la urbe, un documento elaborado por un equipo de técnicos de la Universitat Politècnica de València (UPV) que pretende sentar las bases que guíen la promoción cultural a partir de ahora.
El documento, que desde hace semanas se está presentando de manera interna a distintos agentes públicos y privados relacionados con el ámbito turístico y cultural, pretende concretar un relato que pasa por comunicar València como una ciudad vanguardista en el contexto cultural mediterráneo, un paraguas que acoge los distintos productos ofertados por la ciudad, bien sean artísticos, gastronómicos o arquitectónicos. Con un presupuesto de 15.000 euros, el estudio ha sido dirigido por la catedrática de la UPV María José Viñals y en él han participado los expertos en arquitectura e historia Pau Alonso-Monasterio, Sara Portela, Vicent Baydal, Lola Teruel y Santiago Tormo.
Esta idea de vanguardia se aplica también en las distintas épocas históricas que, especialmente, conviven en Ciutat Vella, como en la denominada València antigua (que agrupa los recursos de época romana, cristiano-visigótica y andalusí), en la que la idea de vanguardia está conecta al desarrollo de técnicas agrícolas innovadoras de la mano de los árabes, con la llegada de nuevos alimentos y organismos de regulación que dieron lugar a una de las regiones agrícolas clave en el mediterráneo. En la València del Siglo de Oro, se identifica con la implantación de un modelo de gobernanza parlamentario único, que se traduce en dos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Palau de la Generalitat y la Lonja, un relato que busca también los espacios de ‘vanguardia’ en la València modernista o marítima.
Pero el informe no solo se basa en un análisis de los existente, sino que también tiene una lista de deberes para la administración. Así, el informe apunta a la necesidad “urgente” de una señalización turística direccional e informativa y también de una interpretativa bajo una misma imagen de marca, para evitar lo “dispersa y puntual” de la existente. “Se contempla como una actuación necesaria diseñar un sistema de señalización que ofrezca una imagen coherente y homogénea, actualizada y de bajo impacto visual”, recalca el texto, un equipamiento que podría ayudar a “sensibilizar” al visitante. De igual forma, también se recomienda adaptar los itinerarios culturales al Programa de Interpretación impulsado por la UPV, una adecuación a los mensajes propuestos que pasa por generar seminario y/o cursos para actualizar las competencias comunicativas de los guías locales.
En este sentido, el estudio apunta a la necesidad de una mayor interacción entre empresas receptivas y de guiaje y otros prestatarios de servicios culturales, con el fin de crear productos turísticos nuevos, visibilizando y coordinando dicha oferta. También se propone crear o adecuar un centro que ofrezca un recorrido por el patrimonio urbano y arquitectónico de la ciudad que incorpore el relato histórico de los monumentos y patrimonio intangible de la ciudad, “en la actualidad disperso”, o implementar “estrategias de dispersión” para descongestionar el distrito de Ciutat Vella, que aglutina gran parte de la visita turística.
El trabajo en base a este estudio comienza en paralelo a la creación del programa VLC Cultural, que se constituyó el pasado mes de marzo en un acto en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), acto que contó con la participación de la presidenta de la fundación Turismo València, Sandra Gómez, y sus miembros: José Luis Pérez Pont, gerente del Consorci de Museus; Juan José de Torro Romo, de DTA SL; Vicente Juanis Mirasol, de Hospes Palau de la Mar; Denistsa Ignatova, de Viajes Globus; Francisco J. Tomás Someso, de Viajes Transvia; y Antonio Aranda Romero, del Palau de Les Arts. Si bien el trabajo se realizó antes de la constitución de este programa, será este grupo quien abandere su difusión entre los distintos agentes con los que trabaja la fundación con el objetivo de situar València como destino cultural.