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como parte de la exposición 'Sneckdown'

Deneb Martos fotografía el EACC y revela las imágenes a partir de flores de magnolia

22/08/2023 - 

CASTELLÓ. Deneb Martos es una artista visual de Madrid que explora de forma experimental los caminos de la fotografía, el cine y la performance. Es responsable del laboratorio de fotografía en La Casa Encendida, y en sus proyectos personales ha ido fusionando procesos que vienen de la fotografía analógica con el cine experimental.

“Trabajo mucho dentro de las técnicas del cine y la fotografía sin cámara, cosas muy procesuales, de trabajar con la materia, la superficie y los elementos básicos que forman parte de ese proceso, cuestionando los límites entre fotografía, cine, fotografía expandida y cine expandido, cine instalativo, performático…”

Deneb visitó Castelló a raíz de una invitación a colaborar con el Espacio de Arte Contemporáneo, participando en Teorema: “un espacio de invitación a artistas que trabajan a partir de materiales tangibles y simbólicos desplegados en el museo”.

En este Teorema, Deneb responde al marco de documentación de la exposición Sneckdown, comisariada por YABY. “Una muestra que plantea la opacidad de los lenguajes del arte contemporáneo como herramienta de autodefensa y reparación, la imposibilidad de la documentación objetiva y la relación de identidades racializadas y queer con el espacio público-privado”.

Láser de construcción (David Moser). Foto: Deneb Martos 

La participación de Deneb consiste en la toma analógica de varias fotografías en blanco y negro de la exposición, que después revela sobre materiales naturales. A diferencia del revelado de foto industrial, donde se usan sustancias con cierto nivel de toxicidad, Deneb extrajo los fenoles de las plantas, que tienen una composición similar pero no es tóxica.

En sus trabajos siempre hay un punto de cuestionar los cánones, de no limitar, no tipificar o etiquetar las cosas: “intento romper esas fronteras”, explica que en el EACC, con el director Carles Saurí, “querían hacer un tipo de documentación que no fuera tan directa”.

Foto: Deneb Martos 

El proceso para el revelado comienza con en el licuaje de flores y plantas de magnolia, que recogieron de los alrededores del EACC: “las machacamos, las maceramos -creo que 60 horas- con un poco de vodka, porque el alcohol ayuda a que las células se rompan y salgan más cantidad de fenoles, luego lo filtras, y esa base de infusión, digamos, la mezclas con carbonato sódico y la vitamina C, que funcionan como acelerador”.

“A lo mejor no te llega a dar la calidad y la constancia en los resultados que te puede dar un revelador industrial, pero lo puede sustituir perfectamente. Sí que vas a tener unos negativos con más grano, con algo de velo, con más contraste…”

Se trata de un reportaje fotográfico más subjetivo, menos claro, y que como se explica desde el EACC “es una lectura también de las tesis sobre opacidad desplegadas por las comisarias de la exposición”.

‘Trap pieces’ (Francis Whorrall-Campbell) y ‘For Scale’ (Deborah-Joyce Holman). Foto: Deneb Martos

Deneb cuenta cómo estos procesos de revelado tienen su origen en la época de entreguerras, cuando hubo un boom del fotoreportero; fueron las primeras guerras fotografiadas. “De esa época hay manuales donde lo que utilizaban para revelar era lo que podían encontrar en cualquier sitio: la ceniza de las hogueras, los posos del café y cáscaras de limón” (vitamina C). “Esa es la base de la fórmula, la ceniza es el carbonato sódico, y utilizaban el café como la planta, por los fenoles”.

Deneb comienza a interesarse en estas técnicas de revelado ecológico a partir de su trabajo en el laboratorio. Explica cómo también una serie de cineastas, hace ya mucho tiempo, fueron retomando procesos de revelado ecológico, cita a Philip Hoffman: “Esas recetas que él usaba para cine, estuve investigándolas para fotografía, y retomé cierta bibliografía y estudios sobre el caffenol -técnicas de revelado más conocidas-. Un momento clave en que me enfoqué en esta línea fue con el confinamiento, buscando procesos caseros, cosas de casa o del súper que se pudieran aplicar”.

En el laboratorio de La Casa Encendida están desarrollando una base de datos donde recopilan toda esa selección de plantas que se pueden aplicar en revelado.“Y no todas las plantas funcionan, ahí está la gracia. En ese proceso de investigación vas haciendo un trabajo de prueba y error”.

Deneb reivindica la activación de los materiales ante la pasividad que la cotidianidad les otorga, valorando su fluidez, su elasticidad, su conductividad, su maleabilidad. Su capacidad azarosa e indeterminada de transformación. 

Otros trabajos de Deneb Martos -en esa línea de cuestionamiento de lo analógico y de la hibridación de procesos- nos pueden ayudar a pensar su obra; por ejemplo ‘Gold Film’: “estás viendo una película que es totalmente de oro, pero en el proceso de proyección el oro es opaco, entonces lo que tú ves es la sombra del oro, realmente son una especie de manchas, un viaje casi como de meteoritos, muy abstracta”. Deneb explica que el oro es un metal con una fisicidad muy maleable, “una película hecha con oro, puedes pensar: ‘cuánto brilli-brilli’, pero funciona muy bien en la proyección por esa cualidad, el oro tiene poca resistencia a fluir”.

En la proyección analógica de Gold Film sucede un sistema “máquina-vivo”; Deneb, de alguna manera, entra a formar parte de la máquina: “tengo una parte de la mesa, la película pasa donde yo estoy, y lleva un sistema de plomadas, de pesos, para que yo pueda tener unos segundos de ir frenando e ir activando la película”. Las lámparas iluminan, atraviesan la materia, y permiten que el oro refleje. Por otra parte, una cámara digital capta la proyección en directo, creando un diálogo entre los dos tipos de imágenes.

Otro obra de Deneb que desdibuja los límites es Skin Film. Esta es una pieza más de bocetos, que explica cómo se hizo la propia performance, consistente en  la proyección de una película sobre el cuerpo de una bailarina. Deneb da los detalles del proceso: “su cuerpo lo impregno en vaselina, voy enrollando un trozo de película virgen, en que se queda la huella de toda su piel, todos los rincones de su cuerpo. Como la vaselina es grasa, y el revelador es agua, por decirlo así, éste no penetra donde está la vaselina. Luego se limpia esa grasa y se mete en un fijador, y esto te da el blanco, es como un grabado”.

Deneb observa Skin Film como “lo que dura un cuerpo, es como llevar toda la superficie de un cuerpo a película, un cuerpo no tiene principio ni final, ¿no? y la película sí. Aunque puedes hacer un loop infinito, tienes que pasar por un lado y acabar por otro”.

Deneb vuelve aquí también a ese diálogo digital-analógico: “La película está digitalizada y en la performance la voy proyectando sobre una pantalla y sobre Cecilia, que es la bailarina, su propio cuerpo desnudo hace de pantalla. Hay también ese cambio de escala de la piel, del cuerpo, de los límites de éste y de los límites del ser…”

Además trabaja con una parte sonora: “Will Matthews se ha dedicado a extraer sonidos del proceso de hacer la película con Cecilia, de los roces de la película en su piel y los mecanismos de montaje cuando la estoy empalmando. Él tiene esa base de sonidos que luego en la performance va activando. Es una improvisación pero con partitura. Seguimos sobre todo a Cecilia porque está más cerrada y es quien nos marca, pero hay también todo ese juego de cuestionamiento del medio y de los límites, y de los límites del yo, trabajo un poco ese concepto”.

El filósofo estadounidense Allan Watts fue de los primeros en escribir sobre el taoísmo y filosofías orientales en occidente. Deneb Martos se interesa por el concepto del “ego encapsulado en la piel”, habla de la ausencia de fronteras al nacer y cómo éstas se van construyendo: “se va construyendo esa piel, se genera el famoso ego que las filosofías orientales buscan precisamente expandir… Que nuestro yo esté fusionado con el mundo, con el entorno, ya que somos parte de un todo”.

Para acabar de hilvanar el trabajo de Deneb a nivel conceptual, nos remite a la etimología de la palabra ‘película’: “su raíz etimológica es piel, en latín pellis, de ahí viene película. Igual sucede en los anglosajones con ‘film’, es una capa fina que tiene relación con la epidermis”.

Foto: Deneb Martos

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