No es un cómic de motivación ecologista, Eclipse de Image, escrito por Zachary Kaplan y dibujado por Giovanni Timpano, pero su argumento parte de una premisa similar. Un día el sol experimenta una fulguración que abrasa a los terrícolas. Desde entonces, la humanidad se verá forzada a vivir bajo tierra. Ahí abajo siguen ocurriendo las mismas desgracias. Las grandes empresas se hacen con el poder económico, a continuación con el político y sus monopolios crean represivas dictaduras en beneficio de una oligarquía que vive mal en el post-apocalipsis, pero mejor que los demás.
El guionista trabajó de crupier durante años, se dedicaba al póker después de haber estudiado para ser guionista de cine y televisión en la Universidad del Sur de California y no haber podido hacer carrera. No obstante, al cabo de una década logró que le publicaran algo. Todo ese tiempo vivió aislado de su familia y sus amigos haciendo vida nocturna, trabajando de noche y durmiendo de día.
Es ahí donde encontró la inspiración para desarrollar esta historia. Concretamente, en los momentos cuando volvía a casa conduciendo y veía desde el coche cómo iba amaneciendo. Tenía la sensación de que se estaba escondiendo de él cada vez que aparecía el sol.
En el cómic, se alude constantemente en flashbacks al día en el que el sol, digamos, creció. Achicharró todo lo que había sobre la corteza terrestre y millones de personas murieron. Desde entonces, la humanidad hace vida subterránea. Solo sale al exterior de noche y hay un toque de queda para que vuelva a bajar. De no hacerlo, es el sol el que les deja secos en el sitio. Los que se atreven a estar en la superficie, lo hacen dentro de barracones colocados entre las ruinas de la civilización de los que no pueden salir. La serie lleva desde 2016 y se puede comprar por Kindle si lees inglés.
Se pinta un mundo subterráneo poco alegre, lógicamente. La falta de vitamina D hace que la gente se vuelva loca. Y todo va mal hasta que aparece una especie de mutante y entonces va todavía peor. Es bastante gracioso porque es un cura. Su piel logra reflejar los rayos del sol. Cuando hablan de él suena bastante curioso si lo piensas en términos locales relacionados con la historia de este país. Dicen: "¡un cura que no arde!". Es "el sacerdote ignífugo". Un tipo de albinos que son llamados, muy a lo Star Wars, los Day Walkers.
El cómic es una intriga con thriller de persecución de asesino que se va cobrando víctimas una a una, pero la hipótesis tiene detalles divertidos, además del citado cura. Por ejemplo, el aludido complot empresarial. Bajo tierra, una empresa, Solarity, tiene el monopolio de la energía, se lo arrebató al antiguo alcalde. Se hizo con la red municipal cuando hubo que bajar al subsuelo y a quien pilla robando kilowatios le empuran con una brigada de policías especializados, una bella historia distópica de privatizaciones. Uno al que atrapan, al que le dan una paliza, se expresa en términos muy actuales. Se queja de que con la fortuna que hacen con el monopolio bien pueden pagar matones para que les persigan. Hay una oligarquía que se las ha arreglado para vivir a todo trapo por encima de los demás incluso en esas condiciones.
La intriga de la trama reside en el origen de estos tipos ignífugos, un misterio que al irse resolviendo irá dando pistas sobre el cataclismo climático que ha obligado a la humanidad a vivir en esas condiciones y donde es aún más sometida que antes por una gran corporación. El protagonista, típico héroe desencantado de vuelta de todo, irá experimentando una evolución conforme todo se vaya aclarando. Es arquetípico, pero llegado un punto, a partir del octavo número, la conspiración oculta presenta dos facetas. Unos luchan contra ella por injusta, pero el héroe entiende que hay un bien superior que la justifica. Es un dilema filosófico.
En el camino hay muchas batallas, peleas, tiros, muertos, y escenas de suspense muy cinematográficas, como cuando la pareja protagonista se queda atrapada bajo una sombra en la superficie, mientras el sol churrusca todo como todos los días, y se tiene que quedar ahí esperando a que anochezca. También hay esa parte épica, revolucionaria, de búsqueda del antídoto oculto custodiado por una organización mafiosa o empresa gracias al cual todos los hombres podrán volver a ser libres.
El dibujo, como todo lo referente al género post-apocalíptico, tiene una gran belleza. Los cuerpos calcinados por todas partes en una Nueva York deshabitada tienen su encanto. Sin embargo, el trazo y el color son demasiado asépticos. En una historia que se supone que se desarrolla a altas temperaturas, se echa de menos el sudor, la asfixia... Los personajes parece que solo se enfrentan a que les queme el sol y nada más, no hay más consecuencias. Falla un poco la atmósfera, transmitir un lugar invivible como pasaba en Soylent Green con esos tonos ocres y verdosos por todas partes.
Kaplan está influido por guionistas como Garth Ennis (Predicador), Brian K. Vaughan (Ex Machina) o el autor de superhéroes, Warren Ellis. Ellos, admite, le enseñaron que en el cómic "todo es posible". Antes, ya había hecho cine y televisión, pero no con mucho éxito. Eclipse fue el primer borrador que presentó a la editorial Top Cow donde le aceptaron la idea para una mini-serie de cuatro números de los que ya lleva casi veinte.