El consistorio achaca la eliminación de la obra a un error de protocolo de la empresa concesionaria del servicio de limpieza
VALÈNCIA. Nunca una obra de arte efímera fue tan, eso, efímera. El mural que pintó Elías Taño durante la noche del domingo, que finiquitó poco antes de las siete de la mañana del lunes, tan solo duró unas horas en unas de las calles cercanas a la plaza del Carmen. La empresa concesionaria del servicio de limpieza del Ayuntamiento de València, alertada por un vecino de la zona, cubrió el mural el mismo día de su creación con una uniforme pintura amarillenta. Acompañado por el texto '13 anys: todo x la patria' como título, la pintura criticaba la reciente sentencia que condenaba a cuatro jóvenes de Alsasua (Navarra) a entre 9 y 13 años de cárcel por delitos de atentado a agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas.
“Es raro que se actúe tan rápido en el muro”, explica el propio Taño preguntado por Cultur Plaza. “Igual aquí traspasa el límite de la poética”. En un momento en el que la libertad de expresión no es solo un medio sino que sus límites forman parte del debate, Taño apunta a que solo en otra ocasión uno de sus murales desapareció con tanta rapidez. Fue tapado por otro grafitero. Sin embargo, en este caso, las críticas no solo surten del propio autor, sino que el propio Ayuntamiento de València ha entonado el mea culpa, explicando que la eliminación de la pintura se debe a que la empresa concesionaria del servicio de limpieza no ha cumplido con el protocolo previsto para este tipo de actuaciones. Esto es, que antes de borrar cualquier representación susceptible de ser considerada obra artística debe ser aprobado por el gobierno municipal.
“Sabemos perfectamente que el arte urbano es efímero, pero no hace falta que sea tan efímero y menos porque no esté garantizado el bueno funcionamiento del protocolo marcado por el Ayuntamiento”, explicó la concejala Pilar Soriano a través de sus redes sociales. La misma ha anunciado que se sancionará a la empresa concesionaria del servicio y ha ofrecido a Elías Taño otro espacio para poder hacer un nuevo mural, a modo de 'desagravio'. "Siento que el gobierno municipal entiende el arte de calle como una rama más del arte y no solo la favorece, sino que lo ha promovido desde diferentes delegaciones", indicó la edil.
Cabe destacar que el asunto en cuestión es destacado no solo por el hecho en sí del borrado de la obra sino, también, por la temática que trataba la pintura. "Para todo lo que sale del consenso, hay un límite", reflexiona Elías Taño sobre la posibilidad de que esa obra haya resultado de alguna manera incómoda, un mural sobre un caso que "es el claro ejemplo de que no hay la misma vara de medir", añade. "Traducir en una pieza artística estas reivindicaciones es fundamental tal y como está el patio, haciendo un ejercicio de solidaridad con estas luchas". Queda la incógnita sobre qué tema hablará en el mural que realice en el mural cedido por el consistorio.
La firma de Elías Taño no es desconocida para aquellos que gozan de la ilustración y/o el arte urbano como profesionales o consumidores. Pero no solo en la calle. El creador tinerfeño, afincado en València, fue el encargado de ‘envolver’ la inauguración de la fanzinoteca del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) interviniendo los muros de la biblioteca del museo. De esta forma, Taño complementó la exposición Fanzination!, con la que se presentaba al público una parte de la generosa donación de fanzines del experto Álvaro Pons. Previamente, en el contexto del festival Factoria d’Arts de Patraix, realizó junto a Javier Gay Lorente un mural de grandes dimensiones bajo el lema ‘Tot el poder per als barris’, una de las obras que se pueden ver en las calles de la ciudad 'marca Elías Taño'.
El dibujante y activista Elías Taño adapta al castellano el libro recopilatorio de sus carteles e ilustraciones de los últimos años con el título Delitos de papel tras su reciente edición en Italia. 97 páginas de pensamiento crítico y lucha de clases que no se las salta un antifa
Según el juez, el relato de Vox es "sucintísimo", solo tiene diez líneas y se basa en una noticia de prensa