El Círculo de Bellas Artes de Valencia reinicia su proyecto al margen de la institución

VALENCIA. La mala racha del Círculo de Bellas Artes de Valencia parece llegar a su fin. Tras vender su histórica sede ahogados por las deudas, la entidad cultural se prepara para iniciar la actividad en un nuevo espacio. Razón: calle Maldonado nº41. La apertura es inminente, pues se espera que en febrero lleguen sus nuevos huéspedes, con una inauguración oficial prevista para antes de Fallas. El local, que alquilan al margen de las ayudas institucionales, es la punta del iceberg de una nueva etapa para la que tienen más de un plan, entre ellos, el inicio de una “nueva colección” que suponga el punto de partida tras décadas sin adquirir piezas. La colección actual, unas 200 piezas que datan de finales del siglos XIX hasta los años cincuenta, está custodiada en varios almacenes hasta que se acondicione su nueva casa, aunque esta no es la verdadera urgencia en una mudanza que quiere que la primera maleta vaya cargada de actividades.

Tras varios meses fuera del mapa, el presidente del Círculo, Gerardo Stübing, tiene claro que los retos de 2017 no son los de 1893, cuando abrió sus puertas por primera vez la asociación. “Estamos trabajando por ver cómo nos integramos en el mundo de la transmodernidad, cambiar la filosofía de lo que es un Círculo entendido como un Ateneo. Hoy en día está claro que con ese concepto solo se puede acoger a socios de una determinada edad”, explica el presidente de la entidad. Con el objetivo de llegar a un público más joven se baraja la posibilidad de generar distintas fórmulas de colaboración, como la de ser ‘amigo de’, o potenciar los talleres para jóvenes y niños, que se retomarán en los próximos días. Efectivamente, tras años a la deriva, hasta la venta el pasado mes de julio de su sede original en la calle Cadirers, ahora es el momento de generar nuevos proyectos, un listado de intenciones que se irá concretando a lo largo de los meses, aunque no son pocas las ideas en las que ya trabajan.

Entre los proyectos a desarrollar, una exposición itinerante con la que dar a conocer la colección “de la mano de distintos ayuntamiento y la Diputación” o impulsar su conexión con entidades de ámbito vecinal. “Hay una sensación de optimismo en la asociación. Estamos al lado de la plaza del Pilar, una zona muy apta para hacer actividades al aire libre, y tenemos muy buena relación con la falla, con la que podemos potenciar eventos conjuntos. Queremos integrarnos en el barrio como un referente cultural a nivel de calle, aproximar las academias a los vecinos”, explica Gerardo Stübing. No es la primera vez que el Círculo de Bellas Artes quiere vincularse con la vida fuera de sus portones, pues antes de vender su histórica sede ya coquetearon con el ámbito festivo y ampliaron su listado de colaboradores.

De esta forma, fue el propio Stübing quien impulsó hace algo menos de un año una distinción para fallas, que en 2016 recayó en la comisión Malvarrosa-Ponz-Cavite y el artista fallero Miguel Hernández. De igual forma también acogió dos de las exposiciones que el pasado mes de abril formaron parte del evento Melting Point 2016. Joieria Contemporània València, organizado por la Escola d’Art i Superior de Disseny de València, o recuperó la iniciativa 'Doce horas de pintura', creada en la década de los noventa y que tiene como objetivo unir en un mismo espacios a artistas profesionales con creadores nóveles. 

Una sede, ¿temporal?

Aunque el alquiler de la sede de la calle Maldonado les permite volver a rodar, lo cierto es que no se plantea como una solución definitiva. Tras vender su sede –y cancelar así su deuda- por 1,2 millones de euros a la empresa Enforex-Don Quijote, un grupo de enseñanza de español para extranjeros, el Círculo se mudó temporalmente al Centro del Carmen, antigua Escuela de Artes y Oficios y sede del Consorcio de Museos de la Generalitat Valenciana. El espacio, que espera rehabilitar algunas de sus salas este año, acogió durante algunos meses reuniones y actividades de la centenaria entidad, mientras la colección descansa en un almacén. Tras una primera opción planteada por la Conselleria de Cultura que los llevaría al Palacio de Pineda y recaer temporalmente en el Centro del Carmen, Stübing ha optado por trabajar en un nuevo espacio al margen de la institución.

“El edificio [Centro del Carmen] todavía no está en condiciones, pero esperamos que en un año o año y medio sí exista la posibilidad de trasladarnos. El Ayuntamiento de Valencia también tenía el mismo problema: hay espacios pero no están acondicionados. Al final, no tener un espacio físico implicaría que el Círculo se quedaría sin socios”, indica su presidente. Precisamente, y a pesar de la decisión de “ir por libre” en esta primera etapa, “no dependiendo de la Conselleria o el Ayuntamiento”, esto no implica que sea el final de la relación con el Consorcio o el propio departamento de Cultura. Habrá que esperar al acondicionamiento de espacios para saber si Bellas Artes tiene un hueco definitivo en sus salas.

En este caso, la decisión de mudarse responde a un movimiento estratégico con el objetivo de que no decaiga la actividad del centro, sino todo lo contrario, y así mantener a sus aproximadamente 150 socios para mantener la “viabilidad” de la entidad, aunque el objetivo a medio plazo es sumar medio centenar que dé un respiro a la herida asociación. Así, su nueva sede cuenta con espacios para exposiciones, talleres y reuniones, una nueva casa que retomará la actividad previsiblemente la semana que viene, un Círculo de Bellas Artes que vuelve a rodar.