TORONTO. Un guantazo en toda la cara. Así es el teatro de Martin McDonagh. Cruel, violento, grotesco, provocativo, paródico. Su estilo, del que también son adalides los dramaturgos Tracy Letts, Sarah Kane y Mark Ravenhill, se ha denominado in-yer-face, y es un crisol de la complejidad y del estupor de estos tiempos.
El autor inglés también ha trasladado esa incomodidad a la audiencia de su cine. Y la de Toronto acaba de recompensarle el zarandeo de conciencia con el Grolsch People's Choice a su tercera película, Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri).
Hace 42 años que la ciudad canadiense acoge su todopoderoso festival internacional de cine, y 40 en los que cede a su público, concurrido y diverso, la votación del galardón más notable de la muestra, dotado con 15.000 dólares.
En el pasado, se han alzado con este galardón, películas galardonadas con posterioridad con estatuillas de la Academia en diferentes apartados, como 12 años de esclavitud, Slumdog Millionaire, El discurso del rey o La La Land.
Los adeptos al TIFF se han revelado como un termómetro de los principales contendientes de la temporada de premios, así que McDonagh ya se ha colado en las quinielas de los Globos de Oro y de los Oscar.
El autor de la pieza teatral La reina de belleza de Leenane ya acumula varios reconocimientos en el ámbito cinematográfico. Su ópera prima, el corto Six Shooter, se hizo con el Oscar al mejor cortometraje en 2006, y su primer largo, Escondidos en Brujas, le valió el BAFTA al mejor guion a McDonagh y el Globo de Oro a su protagonista, Colin Farrell.
La trama quijotesca e imprevisible de Three Billboards Outside Ebbing, Missouri también fue apreciada en la Mostra de Venecia, donde acaba de ganar el premio al mejor guión. Su riqueza reside en partir de un suceso local para explorar temas globales como el abuso policial, el machismo y las víctimas civiles de la guerra.
Este western moderno está protagonizado por una impecable Frances McDormand en el papel de una madre afligida y frustrada por la ineficacia de la policía local tras meses sin avances en la investigación de la violación y asesinato de su hija. Su madre coraje da patadas en la entrepierna, prepara cócteles molotov, profiere tacos, insulta y, a veces, pocas, hasta llora. La actriz puede optar a su segundo Óscar tras el obtenido en 1997 por Fargo (Joel Cohen). También se perfila para las candidaturas Sam Rockwell, pero en la categoría de actor secundario por la redención de un policía brutal y racista.
Amor y odio
En segundo lugar en las votaciones quedaron el falso documental I, Tonya, de Craig Gillespie, sobre la conspiración urdida por la patinadora sobre hielo estadounidense Tonya Harding contra su rival, Nancy Kerrigan, y la italiana Call Me By Your name, de Luca Guadagnino, una historia de amor de verano de cuya belleza la redactora que suscribe esta crónica todavía no se ha recuperado. Desgarrador y embriagador síndrome de Stendhal.
En el apartado Midnight Madness, se premió Bodied, del director de vídeos musicales Joseph Kahn, responsable de trabajos para Shakira, Muse, Rob Zombie, U2, The Chemical Brothers, Lady Gaga y Taylor Swift, entre otros. La película se basa en un guión del rapero de Toronto Alex Larsen (Kid Twist) y ha sido producido por Eminem. La propuesta es una exploración satírica de las batallas de gallos.
Finalmente, en la sección de documentales, el Grolsch People's Choice ha recaído en la veterana Agnès Varda y el fotógrafo urbano JR, que codirigen Faces Places, un canto a la amistad intergeneracional a bordo de una furgoneta artística por la Francia rural.
Westerns de hoy
El segundo galardón más importante del TIFF, el Platform, dotado con 25.000 dólares, también ha sido concedido a un western contemporáneo. El jurado internacional, conformado por los directores Chen Kaige, Małgorzata Szumowska y Wim Wenders, ha juzgado como mejor película la épica y espiritual Sweet Country.
El drama está ambientada en 1929 en un territorio al Norte de Australia y lo protagoniza un ganadero aborigen acusado de asesinato. “Se trata de una gran saga del destino humano, y sus temas de raza y lucha por la supervivencia se manejan de una manera tan conmovedora, simple, rica y sin pretensiones, que la hemos considerado una metáfora profundamente emotiva de nuestra lucha común por la dignidad”, ha defendido el jurado.
La propuesta del australiano Warwick Thornton tampoco ha pasado desapercibida en Venecia. En este caso, fue reconocida con el Premio Especial del Jurado.
El cine español contaba con una buena representación este año y no parte de vacío. Manuel Martín Cuenca ha conquistado el premio Fipresci por su película El Autor. La comedia es la adaptación de la primera novela de Javier Cercas, El móvil.
El realizador competía con esta reflexión paródica sobre el oficio de escribir con otros 19 filmes incluidos en el programa de Presentaciones Especiales. Poca broma, porque Martín Cuenca se ha medido con las propuestas de, entre otros, George Clooney, Darren Aronofsky y Guillermo del Toro.
Esta es la tercera vez que Martín Cuenca participa en el TIFF y la primera que un español gana el premio de la crítica en Toronto. Previamente lo hizo con La mitad de Óscar, en 2010, y Caníbal, en 2013. El director ha agradecido el premio porque, “como cineasta, el Festival de Toronto ha sido como un mentor”.