VALÈNCIA. Nunca antes habían coincidido en una rueda de prensa José Miguel G. Cortés y José Ignacio Casar Pinazo, directores del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y Museu de Belles Arts de València respectivamente. Así lo expresó el segundo minutos antes de presentar un proyecto de colaboración que vinculará las colecciones de ambos museos hasta 2020. Y quien dice colecciones dice “las más importantes de la Comunitat Valenciana”. Sus directores recalcaron la importancia de sus fondos en el contexto cultural autonómico, un reconocimiento a su propia valía que ahora pasa por cruzar el cauce del río Turia. ¿El objetivo? que los públicos de uno y otro tumben definitivamente los “prejuicios” de enfrentarse a un tipo de arte al que quizá no estén tan acostumbrados a través de dos exposiciones.
“El mundo del arte no está hecho de grandes brechas”, recalcó Cortés durante la presentación de la muestra, cuya primera fase aterrizará en el Belles Arts el próximo mes de octubre. Coordinada por los conservadores Teresa Millet y David Gimilio, la primera parte del proyecto enfrentará un total de 34 obras de 24 artistas de arte moderno y contemporáneo de la colección del IVAM con obras de 36 creadores de la colección permanente de Bellas Artes, fechadas entre los siglos XIV y XX. A esta muestra le seguirá una segunda fase en 2020, cuando será el turno de las obras de Belles Arts de viajar al IVAM. “Artistas del XIX y del XX han recurrido a maestros de la pintura barroca y antigua”, indicó Casar Pinazo, que se refirió al proyecto como un “juego de contrastes y provocación” que, sin embargo, debería darse en más ocasiones. “Nos gustaría que fuera el inicio de una gran amistad”, añadió Cortés.
La exposición, por cierto, se llama Teníamos todo a nuestro favor, un título con el que es imposible no jugar. “Tenemos la colección y el público, el resto es accesorio”, indicó Casar Pinazo. Con la eterna demanda de un mayor espacio para exponer las colecciones –que en gran medida están guardadas en almacenes- no es descabellado pensar que el proyecto es también una fórmula para proyectar los fondos de cada museo a pesar de. A pesar de los cambios pendientes en el IVAM (el jardín de las esculturas o la ampliación) y en Bellas Artes (con un plan museológico pendiente de ejecutar y salas por estrenar). No se trata de una colaboración de carácter reivindicativo, aunque “aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid...”, bromeó Cortés al ser preguntado al respecto. Lo cierto es que la muestra en octubre coincidirá con el cierre de dos salas en el IVAM por obras y la de 2020 con la esperada redefinición de Belles Arts.
La exposición se inicia con la maqueta del proyecto a gran escala, Bottle of Notes, 1989-1990 de Claes Oldenburg & Coosje Van Bruggen, que se ubicará en el vestíbulo del museo, una cita de los diarios de viajes del Capitán Cook forjada en aluminio da forma a la botella. Es con esta botella que comienza el diálogo, así como el relato en torno a la recuperación de los clásicos de la pintura a través del arte moderno y contemporáneo. Muchas de las piezas recuerdan a retablos o dípticos, que representan algunos de los formatos clásicos. El texto completo del diario del primer viaje de Cook en 1769 al océano Pacífico decía: “Teníamos a nuestro favor todo lo que pudiéramos desear para observar el paisaje completo del planeta Venus desde la órbita del sol.” A partir de él explica que su objetivo era observar el tránsito del planeta Venus a través del sol y buscar evidencia de la Terra Australis Incognita.
Esta pieza, que es la maqueta del proyecto a gran escala instalado en Middlesbrough, Reino Unido, es el icono de los antiguos viajes por mar y constituye el hilo conductor de la exposición encarnando la metáfora del viaje de la colección del IVAM al Museo de Bellas Artes. La obra se relaciona con las piezas marinas expuestas en el centro de Bellas Artes: Buque fantasma de Muñoz Degrain, Sin Rumbo, de Ferrer Calatayud y A la Deriva de Salvador Abril. Otro de los ejemplos de este diálogo es el que entablará la obra Nails, de James Rosenquist del IVAM con el cuadro San Francisco de Asís abrazando al crucificado del valenciano Francisco Ribalta y propiedad de la colección del Museo de Bellas artes. Se establecerá así un paralelismo entre una obra de 1620 y otra de 1973, con un lenguaje muy diferente y menos explícito.
En la sala de retablos se relaciona el uso del dorado y el concepto de retablo con las obras en formato de políptico de Carmen Calvo, Ana Peters, Equipo Crónica y Robert Rauschenberg. En el caso del Equipo Crónica, su obra Panfleto incide en el carácter narrativo de la pintura flamenca, ya que relata el arte de las vanguardias. La relación con el paisaje se ha tratado a través de las obras de Dieter Roth y Gerard Richter, ubicadas en el área de pintura flamenca e italiana. En ellas se muestra la incorporación del paisaje en la pintura occidental y el tenebrismo en la pintura barroca valenciana. Son las piezas de Equipo Realidad, como La Noche o la escultura de Miquel Navarro, las que mostrarán la conexión entre los movimientos clásicos y los modernos y contemporáneos. De igual forma, la exposición sumará piezas de artistas destacados de la colección del IVAM como Pablo Picasso, André Dérain, Markus Lupertz o James Rosenquist, además de las de otros 20 grandes creadores de proyección internacional.
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