La intención del Consell es fomentar la producción valenciana de cara al lanzamiento de la nueva RTVV
VALENCIA. La industria audiovisual valenciana, en la actualidad en estado de derribo con más de un 90% de paro, será una de las prioridades de la Generalitat durante esta legislatura. El objetivo es reflotar un sector que quedó herido de muerte con el cierre de RTVV ordenado por el ex presidente del Consell Alberto Fabra.
Para ello se abrirá una línea específica de ayudas del IVF, que se está concretando con CulturArts. “Sí, el audiovisual es uno de nuestros target”, admiten desde el IVF, si bien se apresuran a matizar que esta idea es aún una premisa. “No queremos crear falsas expectativas”, explican, “pero es cierto que tenemos en mente crear una línea abierta para el sector valenciano”, añaden.
En el horizonte se encuentra también la reapertura de RTVV, según explicaron fuentes del Consell, en la medida que el sector tiene que proveer de contenidos a la futura Canal 9. La intención final sería no sólo impulsar la industria local, sino permitir que la nueva RTVV comience su andadura con programas y productos realizados por profesionales valencianos, y no con enlatados de productoras internacionales.
La puesta en marcha de esta línea se justifica, según las mismas fuentes, en el hecho de que “es muy difícil que entre la banca privada” a financiar las producciones audiovisuales, y más cuando sus objetivos son pedagógicos o culturales, de rédito más difuso. Asimismo, el principal problema que tienen las productoras locales se halla en que su mercado natural, el valenciano, es insuficiente para dar esos réditos a corto plazo, lo que provoca que la especialización sea al mismo tiempo la condena.
Desde la Generalitat se están estudiando modelos europeos y españoles, como el catalán, en el que las entidades de financiación públicas apoyan a las empresas locales para garantizar productos de calidad que no dependan de las urgencias del mercado, en ocasiones pervertidas por las dinámicas de las modas.
Según explican desde CulturArts, con esta línea las empresas valencianas que dispongan de una subvención podrán acceder al IVF para solicitar que les adelante el dinero de la ayuda. Una vez con ese capital adelantado, se agilizaría la producción y las empresas desviarían la subvención al IVF. Cuando las productoras la cobrasen, el dinero volvería a la administración, cerrando el círculo.
Las empresas que aspiren a entrar dentro de esta línea deberán cumplir dos requisitos. Primero, deberán tener viabilidad financiera, que será determinado por el IVF. Después, tener viabilidad artística, que será determinado por la subdirección del Audiovisual de CulturArts. La línea de ayudas específicas para el sector audiovisual se pondrá en marcha el año que viene y a ella podrán aspirar no sólo las producciones programadas para 2017, sino también las de 2016.
En su momento de mayor desarrollo, la industria audiovisual valenciana concentraba aproximadamente el 5% del empleo en el sector audiovisual español y un 3 % de la facturación nacional. Además, el empleo directo generado por el sector alcanzaba aproximadamente los 7.600 trabajadores, y la facturación se acercaba a 85 millones de euros, según un estudio de la FAPAE. Cifras que hoy ni remotamente se alcanzan.
También dentro de la línea de trabajo de fomentar la recuperación de la industria audiovisual, el IVF está estudiando la posibilidad de volver a poner en marcha la Sociedad de Garantía Recíproca para la industria audiovisual local. Esta sociedad se encargaría de contraavalar a quien avale producciones locales.
“Las fallidas en el sector son bajas, muy bajas, y siempre acaban llegando las subvenciones y los ingresos”, explican desde el IVF. Es por ese motivo que están predispuestos a que el IVF asuma hasta un porcentaje de las pérdidas, en el caso de que las hubiera. La intención es que los profesionales puedan ofrecer más garantías a la hora de pedir dinero a los bancos.
Son dos medidas que, sobre todo, intentan deshacer el entuerto que supuso el cierre de RTVV, que abocó a su vez al cierre a la mayor parte de las empresas audiovisuales valencianas, así como a un éxodo de profesionales a otras comunidades, especialmente Madrid y Cataluña. Se trata, a fin de cuentas, de frenar la sangría de talento que ha sufrido la Comunitat Valenciana.