El centro programa este fin de semana dos propuestas singulares de artistas valencianos con reconocimiento internacional
VALENCIA. El Teatre el Musical, convertido desde su reciente reapertura en un símbolo de la nueva etapa que vive Valencia, continúa apostando por una programación arriesgada e innovadora. Este fin de semana el teatro ha programado las propuestas Mi gran obra, de David Espinosa, y La biblioteca de cuerdas y nudos, de José Antonio Portillo, dos artistas valencianos que cuentan con reconocimiento internacional. Las particularidades escénicas de las dos obras obligan a limitar la asistencia en cada sesión.
Mi gran obra se presenta como “el espectáculo teatral más grandioso, sin ningún límite de equipo ni presupuesto: más de 300 actores, animales, un helicóptero, una banda de rock, una isla, el presidente de Estados Unidos…”. Y todo ello es cierto. Con un matiz: todos estos elementos caben en un montaje “pensado a lo grande pero hecho en pequeño”, a escala 1:87, la misma de las maquetas ferroviarias y con figuras de dos centímetros de alto. La obra ya ha superado más de 200 representaciones y ha visitado más de 50 ciudades en la maleta de su autor.
El ilicitano es el encargado de crear y animar las escenas teatrales en vivo en un espectáculo de música e imágenes que forman un retrato social lleno de ironía. Las dimensiones de este espectáculo obligan a acotar mucho el público máximo para que todos puedan seguir visualmente la acción en un espacio tan pequeño. Por eso sólo 20 personas podrán asistir a cada una de las cuatro representaciones de este fin de semana en Valencia.
Por otra parte, La biblioteca de cuerdas y nudos es definida por su autor como “una experiencia”. Se trata de una estructura circular de madera que se instalará en el vestíbulo del Teatro El Musical y que también se podrá visitar el fin de semana del 26 y 27 de diciembre. Una biblioteca llena de objetos y de historias, creadas sobre todo por niños, y que invitan a los espectadores a interactuar con todo lo que se encontrarán.
“Es una especie de resumen donde se han ido depositando experiencias que he vivido en la escuela como maestro. Contiene objetos de los niños y también objetos que fabricaba para provocar el silencio y narrar el conocimiento, mis dos obsesiones, que son dos ejes que también existen en el teatro. Tiene más que ver con un espacio narrativo que con una escenografía”, explica Portillo.
El castellonense considera que La biblioteca de cuerdas y nudos es “difícil de clasificar y ha habitado diferentes espacios como museos de arte contemporáneo, teatros, plazas o festivales”. El proyecto nació hace 13 años, cuando Portillo trabajaba en el Centro Cultural de Belém realizando proyectos para niños. Después de haber pasado por Londres, Praga, Lisboa, Bilbao, Madrid o Barcelona, la obra llega por primera vez a Valencia.
Sobre las posibilidades de participación del público, Portillo considera que “hay dos niveles de interacción” en este montaje al que podrán asistir hasta 35 personas. En primer lugar, La biblioteca de cuerdas y nudos “funciona como una instalación artística, un diálogo en silencio con los objetos en el que cada visitante saca sus propias conclusiones”. Por otra parte, la obra también tiene un componente de función teatral en la que durante una hora predomina la palabra y “el público hace crecer el espectáculo, provocando que vaya por un camino o por otro en función de los objetos que se eligen, ya que es imposible narrarlo todo”.