El músico de Puerto de Sagunto recuperará las canciones de su primera banda en un concierto programado en Nova Canet el 4 de agosto. Le acompañarán Victor Hernandez, Juan Cano y Jorge Castillo, músicos originales del grupo
VALÈNCIA. En 2005, Alberto Montero era todavía un diamante en bruto. Su singular talento como cantante y compositor todavía estaba despuntando, y su fanbase no era más que un puñado de asiduos al rock y el pop psicodélico de València y alrededores. Aunque todavía no firmaba discos en solitario, el músico de Puerto de Sagunto sí ofrecía de vez en cuando conciertos acústicos en locales pequeños. En ellos hacía cosas que a muchos nos parecían muy arriesgadas, como versionar “Sea Song” de Robert Wyatt. Allí donde cualquier otro se descalabraría de inmediato, ese chico tímido y de aspecto casi angelical desplegaba una elegancia y destreza que nos dejaba boquiabiertos.
En aquella época, la que marcaba los primeros compases del siglo XXI, Montero se presentaba como un enamorado del pop del pasado. Muchas de sus influencias procedían de un veterano coleccionista llamado Juan Pedro Parras que había fundado en 1997 un pequeño sello llamado Greyhead Records. En su escueto catálogo encontramos a grupos que ya no existen, pero que dejaron su huella, como los murcianos Schwarz, los gallegos Triceratops o los valencianos Balano, donde tocaban los hermanos Fernando y Marcos Junquera.
“Juan Pedro me descubrió muchísima música e influyó mucho en las referencias que manejo. Él me descubrió a Almendra, a Robert Wyatt, a Slint, a Vainica Doble, a Sam Prekop, a Haizea, a Comus… Yo, antes de conocerle, solo conocía el rock más clásico: Beatles, Bowie, Pink Floyd, Smiths, Neil Young, Love, esas eran mis referencias. Juan Pedro amplió mucho más el arco”, reconoce Montero.
Greyhead fue de hecho la discográfica que publicó a su primera banda. Se llamaba Shake y grabó dos discos: Let Me Wear The Morning Sun (2005) -que salió con una edición limitada de 500 copias con un diseño completamente artesanal, con una ventana troquelada y una composición con cartulinas pegadas a mano- y Twilight Sleep (2009), con portada ilustrada por Luis Demano. Este último se publicó un año después de la disolución de la banda, que se produjo cuando Alberto tuvo que trasladar su residencia a Barcelona tras aprobar una oposición. “En aquel momento, acostumbrado a ensayar cada semana, me pareció incompatible la distancia con la idea de mantener una banda en el Puerto de Sagunto”, explica.
Entre uno y otro disco, Alberto Montero siguió el consejo de Juan Pedro y publicó sus primeras canciones en solitario, de corte acústico y más intimista. “Él financiaba todo esto de su bolsillo”, recalca el músico, que todavía siente un gran cariño por su mentor “aunque ya no nos veamos tanto como antes”.
“Alberto Montero salió en 2008, pero en realidad se grabó en 2006. De hecho, nos fuimos a grabarlo a Alhama de Murcia Juan Pedro, Fernando Junquera, su hermano Marcos Junquera y yo. Grabamos mi disco y el de Negro durante los mismos días. Ese fue el inicio de mi relación de amistad y musical con Marcos. A partir de ahí loos dos seguimos tocando juntos hasta El Desencanto (2020), cuando él quiso dejar el grupo”, recuerda.
Hace apenas una semana, Montero anunciaba a sus seguidores a través de las redes sociales el primer concierto de Shake en quince años. Será en los Jardines de Nova Canet el 4 de próximo agosto
“Volver a vivir en mi pueblo ha sido reencontrar mi relación con lugares, personas y, ahora, también canciones que no frecuentaba desde hacía mucho tiempo. Shake dimos nuestro último concierto en la Vall D’Uixó en verano de 2008. Ahora nos volvemos a juntar con una formación 3.0, mezcla de las dos anteriores. Con Juan Cano a la guitarra, Victor Hernández al bajo y Jorge Castillo a la batería”.
¿Será un concierto puntual o tienen previsto componer nuevo material? “Estamos tratando de cerrar algo más, aunque por el trabajo de cada uno lo tenemos complicado para tocar más allá de València y alrededores. No hay nada más cerrado, pero algo haremos, seguro”, nos contesta.
El concierto servirá básicamente para repasar los mejores temas de su repertorio. “Llevamos unos cuantos meses de mucho ensayo, intentando recordar cómo se tocaban todas esas canciones. El reto ahora ha sido ese. Ser capaces de preparar en poco tiempo este concierto, que para nosotros es muy importante ya que es nuestro reencuentro con el escenario. A partir de ahí, iremos viendo. En principio se planteó simplemente como una reunión nostálgica para hacer unos cuantos conciertos, pero si estamos a gusto no descartamos nada”, señala Montero.
El grupo tuvo distintas etapas con ligeros cambios en las formaciones, oscilando entre el formato de trío y cuarteto, con Víctor Hernández al bajo y Alberto a la guitarra y las voces como núcleo fijo. Además de Juan Cano y Jorge Castillo, en su día pasaron por Shake Jordi Elesgaray, Ginés Plazas y Kike Rondán. “La idea de volver a hacer conciertos surgió con la última formación, es decir Víctor, Jorge y yo. Pero el pueblo es pequeño, y coincidió que Jorge estaba ensayando con Juan en otra banda. Jorge le contó lo de Shake, le preguntó si le gustaría participar, nos juntamos un día a hablar y hemos acabado volviendo con una formación inédita: los de Twilight Sleep más el guitarrista del Let Me Wear The Morning Sun.
“Una de las cosas que estoy recuperando y que echaba de menos es ensayar todas las semanas. Desde que me fui a Barcelona, la dinámica habitual de banda con mi proyecto en solitario implicó reducir los ensayos a uno o dos antes de cualquier grabación o gira, ya que cada uno vivíamos en una ciudad diferente. Han habido giras, de hecho, que hemos ensayado directamente en la prueba de sonido. Pero la sensación de estar tocando semanalmente, de ver cómo crece la banda en su sonido, de ver que manejas y dominas tu ampli, tus pedales, hacía tiempo que no la sentía”, añade.
“Para mí, volver a tocar con Shake es más un reencuentro con otra época de mi vida que una mirada hacia adelante, como puede ser el caso de mis discos en solitario. De hecho, en El Desencanto hay pinceladas de un retorno estético al rock de Shake, en canciones como “Todo es Cíclico” o “El Monstruo”. También el idioma es algo diferencial. El paso al castellano en solitario marcó mucho la estética de mi música y ahora vuelvo a cantar en inglés, lo cual, por cierto, creo que hago mejor que en castellano. Jorge ya me pedía que nos pasáramos al castellano en aquella época del segundo disco -los tres teníamos a Standstill como referente-, pero no me veía capaz. Lo intenté con una canción que en inglés me sonaba a Neil Young (“Take Me Back Home”) pero se volvía muy extraña, incluso cursi, en castellano. Fue un proceso difícil, donde tuve que tirar de otras influencias como Spinetta o Vainica Doble para poder llegar a hacer un disco como Claroscuro (2011).
Paralelamente al regreso de Shake, el 26 de agosto Alberto Montero celebrará sobre el escenario -pero en Sant Feliu de Guíxols- el décimo aniversario de Puerto Príncipe (2013), su segundo disco en solitario. ¿Qué valoración hace de ese disco desde el momento actual? “Era la primera vez que me tomaba la música como algo más profesional, la primera vez que empecé a tocar en directo a menudo y a girar por toda España. Tengo muy buenos recuerdos junto a Marcos Junquera, Xavi Muñoz y Román Gil. Hasta ese momento, mi música era algo conocida entre los músicos de Valencia, gente de mi pueblo y foros especializados de música psicodélica, como Mentes de Ácido. Entrar en BCore implicó empezar a ser más conocido en toda España y tomarme la música más en serio. Empecé a hacer muchas entrevistas, acústicos en radios, conciertos por todas partes… Una etapa muy ilusionante y muy novedosa para mí. Recuerdo pasear por el barrio de Gràcia y, cada vez que pasaba por delante de BCore, anhelar formar parte del sello. Gracias a Marcos Junquera lo conseguí”, concluye Montero, quien nos confiesa que está terminando de componer su próximo disco.