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'ensenyà de trage'

El Romaní se relata entre vestidos de comunión y estampitas

17/06/2024 - 

VALÈNCIA. El día de la primera comunión es, para muchos, uno de los más importantes en la vida. Para los más creyentes se convierte en el primer encuentro directo con Dios y supone dar los primeros pasos en un camino más espiritual. Para quienes rodean a los que comulgan, este día también se convierte en un momento para reencontrarse con familia y amigos para celebrar juntos. Antes del gran día, durante los preparativos, aquellos que van a comulgar intentan rebajar sus nervios con rituales y algunos encuentros, como sucede con la "ensenyà del trage".

Esta tradición, común en los pueblos de la Comunitat Valenciana, responde al momento en el que los protagonistas de este gran día muestran el traje que llevarán en su primera comunión a familiares y seres queridos, quienes les obsequian con algunos regalos para celebrar este gran paso. Con motivo de capturar y celebrar este encuentro, el Centre Social Romaní organiza la muestra Ensenyà de trage, en la que repasan este momento de reunión en el que la ropa se convierte en una buena excusa para celebrar la vida. Un encuentro que tiene lugar días antes del día de la primera comunión, en la casa familiar y abriendo la puerta también a los amigos. 

La muestra sirve también para repasar el legado histórico y cultural de El Romaní, una pedanía valenciana situada en la Ribera Baja en la que se suele celebrar este encuentro. Entre invitaciones, dulces y regalos, Ensenyà de trage recrea varias estancias en las que los trajes están a la vista para cualquier persona, un “pasen y vean” en el que no hace falta entrar dentro de los círculos más privados para formar parte de esta tradición.

Esta exposición, organizada por los propios residentes, repasa las tradiciones locales a través del legado de familias -y vecinos locales- de El Romaní, Almussafes y Sollana quienes exponen sus propios vestidos, fotografías, invitaciones y regalos para conformar este universo personal y darle "forma de exposición" en un viaje visual desde la década del 1920 hasta el presente. 

Loles Hilario, una de las vecinas de la pedanía de El Romaní, es una de las integrantes de esta muestra que “representa su cultura y habla de sus familias” que en su momento siempre comulgaban porque era "lo que se tenía que hacer": “La muestra es muy entrañable porque nos obliga a hacer un repaso histórico y explorar nuestros recuerdos familiares, son objetos con un valor emocional incalculable que ahora vuelven a la vida”, apunta Hilario, quien destaca el riesgo y la peculiaridad de hacer una exposición “sobre algo tan católico” y explicativo de su propia historia. 

"Exponemos nuestros trajes y objetos para hablar de quienes somos. Es algo un poco fuera de lo común, pero habla de nuestras vidas a través de algo que para nosotros es muy representativo”, señala, recordando que la muestra contiene objetos y enseres de varias generaciones. “Yo misma, mi marido y nuestros abuelos tomaron todos la comunión, como han hecho nuestros hijos. Antes era algo que se tenía que hacer porque era muy representativo”, apunta una de las protagonistas de este relato, con la que se hace un repaso histórico y emocional de su infancia y la de sus círculos.

Jugando con el propio momento de “enseñar el traje” Carme Magraner, también vecina y cabeza de la Asociación Cultural L’Ermita del Romaní, aprovecha para celebrar la historia de la asociación a través de su cultura. De manera muy familiar explican la ilusión de uno de los días “más importantes en la vida de los vecinos del Romaní”: “Queríamos explicar esa ilusión con una muestra, reflexionar sobre la ilusión que hay en el momento de la ensenyà y lo que significa para nosotros. Es un momento con un eje cultural muy relevante y con el que celebramos quiénes somos”, añade.

Con una exposición creada por y para la gente del pueblo, recrean una habitación de los años 70 y una más actual. Entre rosarios, bandejas de flores, cámaras de fotografías y algunas estampitas “llenan las camas de trastos” y las rodean de regalos y golosinas. También repasan las comuniones actuales en las que se pierde un poco el punto religioso y se colma a los jóvenes con "más regalos materiales y no tan emocionales como antes". Entre el pasado y el presente consiguen hacer “un repaso emocional entre los años” y aprender de la comunidad gracias a sus tradiciones, que para Magraner quedan capturadas entre los objetos e historia que les relatan.

Con una mirada más joven, Mariola Morera, también vecina del Romaní, contempla desde el presente la importancia de la comunión para sus familiares y vecinos, y analiza todas las diferencias con las que son más más actuales: “La muestra obliga a una relectura de este día, ahora se ha actualizado el aspecto de la comunión y se vuelve un poco más consumista. Antes los regalos eran más artesanales y ahora los regalos son mucho más materiales y a veces innecesarios para los niños”, explica a través de su relectura, que queda patente en la muestra gracias a las dos habitaciones. 

En una se pueden ver regalos como pañuelos, guantes, algunas mantillas… en la otra hay bicicletas, videoconsolas y regalos muchos más grandes que a veces buscan que “se muestre el poderío de quien regala”, perdiendo la lectura más cultural que podía tener este gran día. Morera contempla también que en las comuniones parece que las cosas “se han ido un poco de las manos” y que Ensenyà de trage ayuda a volver a analizar el punto más cultural: “Es la historia de nuestros vecinos, de nuestras familias, de la pedanía y de todo el universo romántico que nos rodea”. Con todo esto la magia de ese día tan mágico se revive dentro del Centre Social Romaní, que se convierte en la casa de todos durante todo el mes de junio, encapsulando el relato de quienes en el último siglo tomaron la comunión en El Romaní.

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