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'Elisa y Marcela' recupera la historia del primer matrimonio lésbico de Europa

Dirigida por Gena Baamonde, la obra reivindica la libertad de amar y denuncia la invisibilización de las mujeres lesbianas

23/10/2020 - 

VALÈNCIA. El 8 de junio 1901, dos mujeres consiguieron casarse en la iglesia de San Xurxo, en A Coruña. En aquella época era impensable que un matrimonio entre lesbianas tuviera cabida en la Iglesia Católica (al igual que hoy en día, aunque no así el matrimonio igualitario), así que Elisa y Marcela, las dos mujeres en cuestión, decidieron conseguir la igualdad... aunque fuera a través de un engaño. Elisa, para la ocasión, se transformó en Mario; y durante aquel día pasó totalmente desapercibida. Así, se trata del primer matrimonio lésbico del que hay constancia en la historia de Europa y, todavía hoy, sigue vigente. 

Elisa y Marcela se conocieron en su trabajo como maestras en A Coruña durante la década de 1880.  Poco a poco, su amistad se fue convirtiendo en amor. Tras casarse, la mentira fue descubierta por el pueblo de Dumbría. El vecindario y las autoridades comenzaron a acosarlas, una presión que las obligó a huir a Oporto. Sin embargo, la policía no tardó demasiado en dar con ellas, y poco después de su establecimiento en Portugal, fueron detenidas y encarceladas. Afortunadamente, en 1902 se aprobó la extradición y Elisa y Marcela consiguieron así viajar a Buenos Aires. A partir de ahí, no se sabe mucho más de su historia y, de hecho, todo lo que se conoce ha sido fuertemente adulterado por el amarillismo mediático que rodeó al asunto. 

'Elisa y Marcela'

La compañía A Panadería quiso contar esta historia hace ya tres años, y el éxito de la pieza teatral Elisa y Marcela ha permitido que llegue ahora al Teatre El Musical, donde se podrá ver este mismo viernes 23 de octubre. Dirigida por Gena Baamonde e interpretada por Areta Bolado, Ailén Kendelman y Noelia Castro, la obra es toda una reivindicación a la libertad de amar, una ruptura con los estereotipos lésbicos y una denuncia a la invisibilización de las mujeres lesbianas en la historia.  

Una denuncia a la invisibilización del lesbianismo 

Elisa y Marcela trata de romper con los roles establecidos. Para empezar, ni siquiera cuenta esta historia –que cualquiera consideraría como trágica- como un drama, sino que lo hace desde la comedia musical. Su directora, Gena Baamonde, explica a Culturplaza que tanto ella misma como el resto del equipo estaban de acuerdo en que “la comicidad no tiene por qué ir separada de otras emociones”. Explica que “estamos acostumbrados a ver lecturas dramáticas de este tipo de asuntos”, pero que, al estudiar la vida de Elisa y Marcela, vieron una gran cantidad de “vivencias cómicas y momentos en los que estaban muy a gusto”. Ejemplo de ello es que, cuando llegaron a Oporto (antes de ser detenidas) tuvieron una gran acogida en su vecindario. “Se las defendió e incluso se hizo una colecta para sacarlas de la cárcel”. Baamonde apunta que, normalmente, todas las historias LGTBIQ+ se tratan de forma dramática. “Es evidente que lo son, no decimos que no, pero con esta historia queríamos que prevaleciera el humor, desde un punto de vista crítico”. 

Por su parte, la actriz Areta Bolado explica esta ruptura con el drama desde la concepción de que “nuestras vidas, todas, tienen su parte de comedia y de drama”. Cuenta que para hacer las locuras que narra la obra, Elisa y Marcela debieron “echarle mucho humor, además de mucha valentía”. Y por otro lado, Bolado opina que “la comedia es un género a través del que se mira la vida, de manera que puede llegar a ser muy transgresora”. Además, añade, “como el público no se espera una historia así vestida de comedia, la reivindicación cala más”. 

'Elisa y Marcela'

Elisa y Marcela, además de reivindicar el amor en libertad, trata de explicar que, “aunque en los últimos años se haya avanzado bastante, todavía queda mucho por hacer”. Es como lo explica Baamonde, quien denuncia que las mujeres lesbianas no son tan visibles como se piensa. “En los escenarios no se encuentran historias como esta, con temáticas lesbianas” (entendiendo dicha temática como aquella en la que se denuncia el prejuicio estructural hacia la homosexualidad). “Y también queríamos dejar claro cómo la historia acaba ocultando este tipo de situaciones”. La directora señala que más allá de Elisa y Marcela hay “toda una genealogía de mujeres que lucharon por amarse libremente que están ocultas”.  

Areta Bolado añade que es importante visibilizar esta historia de amor y deseo porque “un 75% de las mujeres lesbianas siguen ocultando su orientación en el ámbito laboral” (se basa en diversos estudios que manejan agrupaciones como REDI y consultoras como Accenture). Así, la obra se burla de estereotipos como la masculinidad o el mal humor, que hoy en día siguen vivos. 

Amarillismo en la historia original 

Gena Baamonde deja clara una cosa: “Tiene que quedar claro que esta no es la historia de Elisa y Marcela, sino una de las historias que se cuentan sobre ellas”. Explica esto porque en aquel momento, a principios del siglo XX, el asunto dio el salto a los periódicos de manera escandalosa, y muy pronto se vio rodeado de mentiras y manipulaciones que maniqueizaban la condición lésbica. Areta Bolado cuenta que “a ciencia cierta sabemos poco de ellas en realidad. Nos hicimos la pregunta: «¿Cómo lo contamos, si no nos lo creemos al cien por cien?». Así que construimos un espectáculo que, además de la comedia, integra una especie de falso documental”. De tal manera es así, que la obra se burla de aquel tratamiento informativo en el que había periódicos que entrevistaban a vecinos como si Elisa y Marcela fueran criminales. Lo hace haciendo entrevistas a objetos, por ejemplo.

Y por otro lado, esa pretensión por romper con lo normativo queda patente en el hecho de que ninguna de las actrices interpreta a un solo personaje. “Todas nos vamos intercambiando –explica Bolado-. El objetivo es lúdico, nuestro teatro juega con cambios de código todo el tiempo. Forma parte de nuestro lenguaje. Como entramos y salimos constantemente, el público se queda muy atento”.  

'Elisa y Marcela'

Panadaría 

La compañía A Panadaría fue fundada hace siete años por las tres actrices que conforman Elisa y Marcela: Areta Bolado, Ailén Kendelman y Noelia Castro. Sobre ellas, Gena Baamonde es directa: “Son unas fieras”. Señala que ya colabora con ellas desde la obra PAN!PAN!. Hace hincapié en que la particularidad de A Panadaría es que manejan todo tipo de lenguajes y son muy versátiles”. Y concreta en la importancia del ritmo: “La comedia tiene un ritmo trepidante, yo insistía mucho en ello, y ellas se han adaptado a él perfectamente”.  

Por su parte, Areta Bolado explica que las obras que lleva la compañía siempre deben tratar de extraer algo enriquecedor para el espectador. “Para nosotras el teatro tiene que ser ocio y entretenimiento, claro que sí, pero la cultura es algo más. Es importante que haya una reflexión, y también una denuncia”.  

Baamonde, preguntada por las expectativas que tiene con la obra teniendo en cuenta la situación sanitaria, explica que “lo más inteligente es ir con el día a día, sin pararte a pensar demasiado”. Además, explica que el contexto no es nada fácil. “Nos sentimos abandonadas por la cultura. Desde el principio parecía que éramos los culpables de los rebrotes, y no se vendía el teatro como algo seguro. Se ha demostrado que los contagios no están en los teatros, y aún así sigue siendo todo muy difícil”.  

Por el momento, la directora de Elisa y Marcela tiene también entre manos otro proyecto. “Es un solo de danza, ya se ha estrenado. En él aparece bailando Andrea Quintana. Buscamos reivindicar los cuerpos de bailarinas no normativos”. La pieza pertenece al colectivo Vacaburra. 

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