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25 Y 26 DE ENERO

“¿En serio también hay españoles negros?”: la diáspora africana alza la voz en el MuVIM

21/01/2019 - 

VALÈNCIA. Inexistentes o eternamente estereotipados; invisibles o reducidos a caso excepcional. Siempre cuestionados, siempre bajo sospecha, siempre teniendo que justificar su existencia. Siempre en búsqueda de una identidad que les permita moverse con libertad bajo su propia piel. Así viven los afrodescendientes en España, rodeados de una cultura que les niega y les excluye. Pero, aunque no se reconozca su presencia, estaban y están. Ahora, el MuVIM, la Universitat de València y la librería especializada en cultura africana United Minds unen fuerzas para paliar esa ausencia a través de las jornadas La diáspora se piensa, que tendrán lugar en el museo el 25 y 26 de enero. De esta manera, durante dos días, se debatirá sobre el papel de los afrodescendientes en la cultura contemporánea y popular, sobre la relación de España con la negritud o sobre cómo las manifestaciones creativas ejercen de antídoto y acto de resistencia contra los discursos hegemónicos. Frente al silencio impuesto durante siglos, los afrodescendientes aspiran a narrarse a sí mismos, reivindicarse y alumbrar esos lugares que la historia oficial ha dejado en penumbra. Nombrar el mundo para hacerlo propio

 “Queremos demostrar que la diáspora es cierta, hay mucha gente que cree que no existimos. Y, además, buscamos mostrar que somos un puente entre culturas, un puente muy antiguo y que en algunos momentos parece que se ha roto”, señala la periodista y escritora Lucía Mbomío, quien subraya que África “supera sus propias fronteras, va mucho más allá del continente. Es genial pensarse entendiendo que somos una gran familia diversa”. Por su parte, para el filósofo Eugenio Nkogo Ondo, este tipo de jornadas permiten “explicar y exponer los rasgos esenciales de la cultura, la filosofía, la antropología y las lenguas” de la diáspora, pero también informar a la población sobre los movimientos coloniales, esclavistas o migratorios que llevaron a los africanos hacia otros territorios. 

“España no es solamente blanca”

Al describir a la población del Estado español, el imaginario colectivo suele recurrir a rasgos y hechuras que distan mucho de las raíces africanas. “España es un territorio que siempre tiende a ocultar su pasado relacionado con la negritud para parecer más europeo. Pero ha habido personas afroespañolas desde hace siglos. Se ha querido blanquear a España negando la diversidad real”, apunta Deborah Ekoka, gestora cultural y coordinadora de la librería United Minds. La nada, el vacío, lo que no se nombra no existe. Para Mbomío, “España se piensa y se ve solo de una manera y no entiende que su riqueza cultural tiene que ver con las diásporas múltiples. Muchos españoles se sorprenden de que haya personas negras que hablen perfectamente en castellano”, indica.

En ese camino, se ha invisibilizado a figuras como el pintor Juan de Pareja, esclavo de Velázquez. “De hecho, numerosos lienzos suyos se atribuyen al autor de Las Meninas. Su caso no es único, hay muchas otras figuras a las que se ha ocultado”, apunta la librera. Como muestra documental, basta con darse un paseo por la producción artística española de distintas épocas: “ves los cuadros y en ellos aparecen personas negras”. “Desde que somos y estamos aquí hemos dejado constancia de nuestra existencia y de nuestros saberes”, pero se trata de una tradición que “no está escrita”, indica Mbomío, quien subraya la actual “necesidad de dejar una herencia tangible y más visible”. Para la profesora Patricia Picazo, la cultura “es y ha sido la herramienta utilizada para mantener el poder colonial, así que es en la cultura donde reside ese poder de rebelión y de edificación de otras narrativas. Los afrodescendientes deben llevar la batuta, pero tenemos que participar todos para construir un mundo nuevo. La diáspora es una identidad en construcción, en proceso”.

Tras siglos abandonados en los desvanes de la historia oficial, los afrodescendientes buscan tejer un legado que trascienda “por eso estamos escribiendo, cantando y bailando nuestras propias historias. Tenemos la intención de remarcar nuestra presencia, no solamente por reivindicarnos, sino también para que las siguientes generaciones puedan recordar que siempre han estado, es una cuestión de justicia”. Al fin y al cabo, se trata de contar en lugar de ser contados, asumir el rol de narrador en vez de ser un personaje secundario en los escritos ajenos. “Es difícil encontrar nuestras voces hablando de nosotros mismos. Resulta fundamental que seamos nosotros quienes relatemos nuestras experiencias, pensamientos, ideas e historias. Las personas negras en España necesitamos un marco identitario”, apunta el autor del fotolibro Y tú, ¿por qué eres negro?, Rubén H. Bermúdez

La cultura de hoy se convierte así en una herramienta para edificar la memoria a la que se asomarán esos humanos que todavía están por llegar. También para huir de esa mirada externa que reduce la heterogeneidad a tres o cuatro tópicos exóticos y pintorescos. “En Madrid tenemos el Espacio Conciencia-Afro, que ya lleva 4 años de vida, con talleres, charlas, eventos e incluso un festival donde conseguimos juntar a 15.000 personas. Creo que es muy importante que veamos que podemos hacer cosas de primer nivel, por nosotros mismos y para nosotros mismos”, explica Bermúdez.

“A menudo, gente que no me conoce me pregunta: ‘¿Pero de dónde eres?’. Y yo soy de aquí. Cuando se lo explico, se inventan que tengo acento de fuera o quieren saber de dónde era mi familia, siempre buscan más. Es necesario cambiar esa concepción, porque realmente hay muchas personas afro en España”, señala Ekoka, quien, todavía en 2019, se siente “continuamente cuestionada. Parece que tienes que estar justificándote. Eso merma mucho la autoestima. Siempre hay una voz externa que te intenta imponer quién eres y si es válida tu propia autoidentificación”.  “Creces sintiéndote sola, desde pequeña estás en una batalla constante”, apunta Mbomío. 

Frente a binarismos excluyentes, urge optar por la hibridación, por realidades que trasciendan los compartimentos establecidos. Sobrevivir pasa por conjugar denominaciones del mundo más flexibles, menos agarrotadas. “Yo he acabado sintiendo que no soy de Guinea ni de España, igual que creo que no soy ni blanca ni negra, sino que soy las dos cosas. Estamos en ese limbo, pero con un discurso bien construido, tú mismo puedes construir tu identidad”, señala la gestora. 

Revertir ese silencio secular pasa, para Ekoka, por un cambio educativo: “es un trabajo que está sobre todo en las escuelas. Por ejemplo, que Guinea Ecuatorial fue una colonia de España ocupa apenas unas líneas en los libros de Historia, es algo que no se estudia en profundidad”. “Mucha gente se ha enterado de ello por la película de Mario Casas Palmeras en la nieve, eso es una vergüenza”. En ese sentido, Eugenio Nkogo Ondo señala que Francia o Inglaterra “tienen y han tenido a grandes intelectuales que analizan la afrodescendencia, mientras que España no ha sido un país muy progresista y tiene pendiente ese trabajo. Es verdad que el racismo está por todos los lados, pero hay sociedades e instituciones más abiertas que otras”.

Según apunta Picazo, el proceso histórico entre España y Guinea Ecuatorial es “muy complejo. España se ha fijado mucho en su relación con América Latina, pero poquísimo en sus vínculos con África, que se han silenciado durante largo tiempo. Ha habido un desconocimiento absoluto y ahora empieza a desarrollarse esa conciencia histórica”. En esta línea, subraya uno de los grandes ejes que centran las jornadas: “España no es solamente blanca. Tenemos que descolonizarnos, descolonizar nuestra mente y reescribirnos juntos”.

Buscando la representación, creando un relato propio

Reconocerse en la palabra escrita y enriquecer el imaginario libresco personal puede suponer una odisea si nuestros anhelos no se acoplan a los cánones literarios occidentales, tan rígidos y hegemónicos. Como apunta Mobmío, “antes, conseguir libros de autores africanos era una gesta tremenda. Tenías que realizar un ejercicio de pesquisa brutal”. “Por suerte, las nuevas generaciones tienes las redes sociales e Internet para buscar mucha información que hasta ahora era muy complicada de encontrar. Hay muchos títulos, pero tienes que buscarlos”, indica Ekoka. No es que ese material no exista, es que ha sido obviado sin miramientos. Toca arremangarse para lograr que la diversidad se abra camino en los estantes. 

Para Nkogo Ondo, el proceso por el que tradicionalmente se ha ignorado y ocultado la filosofía, el conocimiento y la creación cultural de África constituye “un aspecto más del colonialismo. Había que explotar y exportar todo lo que encontraran en esos territorios, desde los recursos naturales hasta a los hombres. Pero también se trataba de destruir, hacer que la cultura que hallaban no se conociera”. Así, el docente urge a la recuperación del saber africano: “Los fundamentos de la filosofía griega encuentran sus orígenes en África, los griegos lo aprendieron gracias al Egipto de la Negritud. Llevo 30 años repitiendo en clase que no se puede hablar de la filosofía occidental si no conoces la africana, si no conoces a ese Egipto negro”.

A la hora de hilvanar esas narraciones personales sobre quiénes somos, resulta imprescindible contar con referentes que nos ayuden a relatar nuestra propia existencia, sin embargo, ¿cómo lograrlo si el universo audiovisual y académico que nos rodea escupe sin cesar escenas que nada tienen que ver con nuestros rasgos y experiencias vitales? “Todos necesitamos vernos reflejados en otros. Cuando estaba estudiando, tuve que dibujarme a mí misma de anciana, y yo veía a mis abuelas, una negra y la otra blanca, y no conseguía imaginar cómo sería yo, porque nunca había visto a una persona mayor mestiza”, apunta.  

Ellas: invisibles entre los invisibles

Obviamente, en este juego de espejos, juegan un papel predominante los medios de comunicación, en los que la población afro “o no aparecemos o lo hacemos en roles muy estereotipados, que existen y son dignos, pero que no son los únicos”. Cada cierto tiempo, periódicos e informativos se ven inundados de titulares sobre la llegada de migrantes, pero las trayectorias vitales de esos nuevos habitantes pronto se desvanecen del relato público. “Hay gente que pisó España hace 30 años y han tenido hijos, han ejercido profesiones, han ido más allá de ser solicitantes de ayuda en una playa…pero eso no se cuenta. En las series de televisión no hay profesores o médicos negros, parece que solamente llegamos, llegamos, llegamos... No es una cuestión de ‘titulitis, sino de que realmente estamos en muchos ámbitos. Pero no salimos o lo hacemos como casos excepcionales”.

La situación se vuelve especialmente descorazonadora si nos centramos en la presencia femenina. “La imagen de las mujeres negras además de ser más escasa, es diferente. Por ejemplo, cuando se habla de pateras no aparecen sus rostros. Por otra parte, están muy sexualizadas- apunta Mbomío -. Si hablamos de ficción, las mujeres negras suelen ser migrantes y se las representa únicamente como limpiadoras de hogares ajenos, víctimas que deben ser salvadas, chicas sexis o prostitutas. ¿Qué pasa con todas las demás? Además, son personajes sin vida propia, completamente planos”. 

Un lugar común que se repite por estos lares es que en España lo que prima es el clasismo, no el racismo, sin embargo, Ekoka lo pone en duda y apunta a la constante criminalización que sufren las personas racializadas: “el vigilante que me persigue por el supermercado no sabe cuánto dinero tengo, lo hace por puro racismo. Igual que cuando dan por hecho que soy extranjera a pesar de no hablar con acento. Me juzgan por mi piel”. Frente al condescendiente ‘yo no veo colores’, la experiencia de que te pidan la documentación en la calle cada día. El racismo, esa sustancia viscosa que lo impregna todo. “En España aún no nos explicamos el mundo desde el eje de raza. Entendemos lo que es el eje de clase, empezamos a entender el de género, pero parece que la cuestión de la raza queda reducida a una lectura moral. El racismo es una cuestión estructural que nos afecta a todos los niveles de nuestra vida”, subraya Bermúdez.

¿Cómo pueden afectar los movimientos ultraconservadores que se están viviendo en Europa en los últimos años a la construcción de estos relatos por parte de los afrodescendientes? “El racismo está en las entrañadas de Occidente, va más allá del partido al que votes. Hay gente muy sorprendida con Vox, pero los pensamientos racistas ya habitaban ahí antes. Es cierto que algunas personas ahora se sienten con más fuerza para manifestar su racismo y también es verdad que Vox incluye propuestas especialmente bestias, como la de deportar a todas las personas en situación irregular, sin embargo, ya había políticas migratorias durísimas, como las concertinas. El ascenso de la extrema derecha da miedo, pero la Ley de Extranjería lleva años vigente.”. 

La producción cultural se abre ante los afrodescendientes como un vehículo para el empoderamiento colectivo, para nutrir la mirada frente a los discursos dominantes y reduccionistas, frente al yugo de la otredad. Arte y pensamiento se conjugan para defender el presente y recuperar a esas figuras atrapadas en las mazmorras del olvido. Para componer una identidad que vaya más allá de la mirada ajena, simplista y unidimensional. Ser, estar, pertenecer, crear…y contarlo.

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