VALENCIA. Vulcania es la primera película de José Skaf y está producida por la filial de la productora de Lars Von Trier en España, Zentropa Spain. El elenco se compone de actores de renombre tales como Ginés García Millán, José Sacristan y Ana Wagner y también supone un primer papel protagonista para Miquel Fernández. Además, es el primer personaje dramático para Silvia Abril.
La película es una distopía, un futuro nada deseable. Futuro o pasado, ya que una de las bazas del film es que está hecha para ser atemporal y encajar en cualquier lugar y en cualquier fecha. José Skaf, Ginés García Millán y Miquel Fernández atienden a Valencia Plaza tras el primer pase de la película en Valencia:
- Distopía atemporal que trata la insumisión y el poder establecido ¿Como se prepara una opera prima de estas dimensiones?
- José Skaf: Trabajando mucho, la falta de experiencia te exige mucho más. También con mucha ilusión. Hacer una película es un sueño y tienes que juntar la ilusión con el trabajo y luego también un poco de suerte.
- Cuando surgió la idea de hacer la película y cuando mientras escribías el guión con Diego Soto, ¿pensaba que haría una película así?
- J.S. Si, la verdad es que si. Luego las circunstancias, sobre todo el tiempo y el presupuesto, te hacen adaptarte y la verdad es que es una película que se adaptó mucho al presupuesto que teníamos, que era limitado. A partir de ahí, el tono, la atmósfera y la historia que queríamos crear se acerca mucho.
- La película deja muchos interrogantes abiertos y te hace preguntarte si esas cuestiones están escritas a la hora de crear el guión. ¿Tienen respuesta estos interrogantes o desde el principio querían que cada espectador se imaginase sus respuestas?
- J.S. Al comenzar un proyecto así siempre tienes que tener un amplio guión para que tenga sentido y para que se lo puedas mostrar a los actores, algo que sea palpable, que sea real. Pero sí, se deja sin contestar muchas cuestiones para que cada espectador saque sus propias conclusiones, es un tipo de juego que a Diego y a mí nos gustaba.
- Ginés García Millán: Creo que tampoco es necesario explicarlo todo, eso al final resulta agotador. La imaginación del espectador, que se cree sus propias conclusiones, es un reto muy interesante. Es un truco cinematográfico, las grandes películas están llenas de ellos. Al final lo que cuenta es el montaje, que depende de lo que el director tiene en su cabeza. Muchas veces se ha dicho que una misma escena según el montaje puedes contar cosas diferentes. Una película tiene que estar viva.
- Miquel Fernández: Lo bueno del cine, de la película, es que te da muchas opciones para pensar por tu cuenta.
- El rodaje se realizó en un pueblo que existe, es real, solo se ha añadido parte de la fábrica mediante efectos. Vivir realmente la película, sin nada de decorados, ¿hace que sea más real?
- G.G.M. Parte de la fábrica es real. Es una fábrica que se desalojó en los años 50 y ahora es un museo, pero la activaron para que funcionase. Era todo muy real y cuando estábamos allí rodando, todos con el brazalete, me recordaba a la película El muro, la de Pink Floyd.
- J.S. Sí, es posible. Las referencias están ahí y el lugar ayudaba mucho y el trabajo de fotografía de Emili Grao también. Estar tan bien ambientado me ayudaba muchísimo en mi trabajo y supongo que en el de los actores también.
- M. F. Sí, sin duda. me contaron una historia del lugar en el que rodamos, La Vall Fosca (Xerallo, Lleida) y es que había una cementera que nutría a la fábrica en la que rodamos, y se creó un pueblo a partir de esta cementera. Cuando esta se cerró, toda la gente que trabajaba allí se tuvo que ir. Era muy curioso rodar años después allí.
- J.S. El sitio nos decía que la película no estaba tan alejada de la realidad, que allí había una historia parecida.
- La película es completamente atemporal, a propósito.
- J.S. Era una de las cosas que más me llamaban de la historia, estar en un sitio y en un tiempo indeterminado. Dejamos mucho huecos, vamos soltando guiños para que el espectador piense que está en un época y de repente descubra algo que le diga ‘no, no puede ser’. Era parte del juego atemporal para que la metáfora tenga más recorrido.
- El tiempo fue uno de los mayores problemas del rodaje.
- J.S. Rodaje rápido, muy rápido, solo tres semanas. Fue el principal problema y si algo me permitió terminar la película fueron ellos, los actores, tener un casting tan profesional y con tanto bagaje me facilitó mucho el trabajo. No es nada sencillo decirle a un actor ‘tenemos diez minutos para rodar el final, tenemos dos tomas’.
- ¿Se imaginaba poder rodar con este elenco?
- J.S. Nunca pensé que iba a poder contar con este grupo de actores. Las primeras opciones - y esto no pasa casi nunca, al menos en una primera película- en un 90% fueron los actores que finalmente participaron en la película. Suerte, milagro, llámalo como quieras.
- ¿Y cómo afronta un actor un tipo de película así?
- G.G.M. No es muy común que te llegue un guión así. Es una película especial, diferente, y lo primero siempre es que quieres hacerla. Lo segundo es que te quedabas con ganas de volver a leer el guión porque te hacía pensar, y sacabas tus conclusiones. En el guión el espacio temporal era distinto de cómo finalmente se ha hecho y era muy interesante. No es usual hacer películas así.
- ¿Creen que el público entenderá la novedad que esta película supone?
- M. F. No es una película difícil, es una película arriesgada a nivel comercial. Es diferente a lo que el público está acostumbrado y creo que lo va a agradecer.
- G.G.M. Sitges fue la prueba de fuego y la sensación fue muy buena. Al público joven le gusta la película, le parece algo diferente y tenemos buenas sensaciones. A ver que pasa en taquilla. Nosotros estamos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho.
Se estrena la película por la que Coralie Fargeat ganó el Premio a Mejor guion en el Festival de Cannes, un poderoso thriller de horror corporal protagonizado por una impresionante Demi Moore