VALÈNCIA. Semana decisiva para la factoría de Ford en Almussafes. La planta conocerá su futuro este miércoles 27 de marzo en una reunión entre la dirección mundial con representantes sindicales. Una cita en la que se espera que la firma desvele sus planes y adjudique volumen de trabajo a una fábrica necesitada de producción. La adjudicación de los nuevos modelos eléctricos de la compañía en el verano de 2022 más que generar certidumbre ha provocado un año y medio de turbulencias porque no ha llegado a materializarse. Y, mientras tanto, han ido saliendo modelos de la fábrica sin que ello se haya compensado con nueva carga. Un escenario que ha obligado a duros recortes en una plantilla que ha ido sobrellevando los golpes hasta que se ha plantado. Su paciencia se ha agotado y los trabajadores exigen una respuesta tras los esfuerzos acumulados.
"Ha llegado el momento de tomar decisiones", subrayaba hace unos días UGT, sindicato mayoritario en Almussafes. Unas decisiones que esperan que se produzcan este próximo miércoles en el encuentro, que se celebrará en Dunton (Inglaterra) y que contará con la participación del presidente de la firma a nivel global, Jim Farley, y de representantes sindicales europeos, entre ellos el presidente del Comité de Empresa de Ford en Almussafes, Carlos Faubel (UGT).
Para la plantilla no hay alternativa: la solución pasa por la llegada de nuevos modelos que fabricar y que garanticen "suficiente carga de trabajo". No ven otra opción. En este sentido, el sindicato recuerda los momentos vividos en 2021 cuando Almussafes se jugaba su supervivencia contra la fábrica de Saarlouis y tuvo que pelear con ella para convencer a Ford de su idoneidad y asegurarse su supervivencia. La que no ganara tenía complicado su mantenimiento. Venció Almussafes, que se llevó la nueva gama de eléctricos de la multinacional, pero a cambio tuvo que pactar un acuerdo que, entre otras cuestiones, incluía contención salarial y flexibilidad laboral. Por ello, Almussafes presiona ahora con fuerza, cansada de esperar y apretarse sin obtener garantías.
Desde Ford han achacado el retraso en la inversión y cualquier decisión sobre la electrificación en las malas ventas de los coches eléctricos en el mercado. Así se lo comunicaba el director de Operaciones de la firma, Kumar Galhotra, al Comité de Empresa en una visita a las instalaciones en noviembre de 2023. De hecho, la firma no es la única que ha ralentizado sus planes. Existen muchas dudas entre los fabricantes, retrasos en las normas a nivel europeo y falta de demanda ante los altos precios de los coches y la escasez de infraestructuras adecuadas.
A priori, el plan de la empresa era que el primer eléctrico saliera de las instalaciones valencianas en 2025, pero la falta de noticias evidenciaba que esa fecha no se cumplirá. La propia multinacional había dado ya indicios bastante claros sobre su calendario para la electrificación, que no contemplaba ni mucho menos 2025, al afirmar en su última Memoria de sostenibilidad de 2023 que "la planta de Valencia podría producir vehículos eléctricos y conectados revolucionarios a partir de finales de esta década", tal y como informó Valencia Plaza.
Ante esta indefinición, UGT reclamó como solución la llegada de modelos híbridos, una posibilidad que cobra cada vez más fuerza que sea la alternativa a corto plazo. "Tenemos toda la confianza del mundo en que pronto tendremos una alternativa, que no sea eléctrico de momento pero sí híbrido, donde le dé un futuro y alargar en ese sentido el poder tener más adelante un coche eléctrico o no eléctrico", aseguraba el secretario de UGT FICA PV, Darío Argente, en rueda de prensa hace unas semanas.
La propia multinacional reconocía estar buscando "alternativas" para Almussafes con el fin de solucionar la incertidumbre que genera el coche eléctrico en el mercado. Por ello, aunque no hay nada concretado, la llegada de híbridos pondría aliviar la falta de trabajo y permitir una transición más tranquila hasta la electrificación definitiva. Y más teniendo en cuenta que el próximo 17 de abril se dejará de fabricar la furgoneta Transit, dejando a la planta con la producción de un único modelo: el Kuga. Solo en los últimos dos años la factoría ha perdido tres modelos: el Mondeo, S-MAX y Galaxy.
Un escenario que provoca desconcierto en una plantilla que, en consecuencia, también se ha reducido en los últimos años con un duro ERE que ha afectado a más de 1.000 empleados. Pero, además, la fábrica valenciana lleva encadenando diferentes ERTE desde 2020. El último, vigente desde el 13 de febrero, se ha prorrogado esta misma semana hasta el 19 de abril, dos días después de despedirse de la Transit. Un ajuste que afectará a unos 700 empleados diarios.
Por tanto, de no llegar este miércoles buenas nuevas desde Inglaterra que supongan un aumento de pedidos, Almussafes se verá abocada a seguir mermando su plantilla y tener que acometer paros para seguir sorteando la coyuntura actual. Una inestabilidad que no quieren prolongar desde el Comité de Empresa. "La situación es crítica y el tiempo está agotado", subrayan desde UGT, que emplazan a la dirección de Ford a "tomar decisiones".
Con todo, esta semana podría desvelarse la incógnita que lleva año y medio lastrando a la factoría. Una solución para allanar el futuro, mientras se dirime la hoja de ruta final de la compañía, pero que supondrá dar un respiro no solo a la filial valenciana, sino a toda una industria auxiliar dependiente de los movimientos de Ford. No se espera otra opción que no sean nuevos vehículos. De no ser así, el futuro se oscurecerá aún más y la lenta agonía acabará estrangulando a la automoción de la Comunitat Valenciana.