ALMORADÍ. Aunque puede dar la impresión de que el hip hop se encuentra en un momento de popularidad más masivo gracias a la llegada de derivados como el trap, la realidad es que siempre ha estado ahí. Y ha estado por el trabajo de colectivos como el Frente Urbano del Sureste, una plataforma de Almoradí en pro del desarrollo y la difusión del arte y los deportes urbanos en el sureste de la Península, con base de operaciones en el municipio de esta comarca de la Vega Baja. Lleva en marcha desde enero y gracias a las sinergias creadas a la hora de organizar el Almoradí Urban Festival —que este año celebra su séptima edición—, decidieron hacer piña y convertirse en esta plataforma cultural. Desde ella realizan eventos hip hop en sus diferentes ramas: rap, graffiti y el djing (les falta potenciar el break dance). Además, también difunden los valores del hip hop, organizan batallas de rap de momento en poblaciones como Almoradí, Guardamar y Dolores, y sirven también como plataforma de lanzamiento de chavales con mucho potencial en alguna de estas ramas.
Como comenta uno de los miembros fundadores, Sandro Malandro (artivista que también produce y rapea con su rap combativo en Malamara), “hacía falta unión en la Vega Baja y queremos llegar también a Alicante y Murcia, pues en cada ciudad hay movimiento, gente haciendo sus rimas o sus graffitis. Queremos crear a una red que agrupe a la comarca y atraer a nueva gente en el sentido de que sepan lo que es la cultura del hip hop, que se metan dentro y les transmitamos valores de respeto amor y paz”.
Respecto a esos valores, Sandro apunta que quieren quitar de la cabeza a los chavales que “el rap es insultar. Tienen 14 y 15 años y ya está bien de meterse con las madres, por ejemplo, en las letras. El rap nació como un movimiento de protesta, y a través de esta música queremos que aprendan la disciplina, el sacrificio y expresar lo que sienten. Al final, tanta pantalla y tanto WhatsApp no da lugar a la reflexión”. Allí les enseñan que por ejemplo para el graffiti hace falta tener trazo o les enseñan a manejar el spray. Hay que tener aptitudes a nivel físico y psicológico y con estas actividades también ganan en seguridad; les ayudan por ejemplo a quitarse la vergüenza de cara al público. Aprovechan que aún son jóvenes porque como indica Sandro, “de los 18 en adelante ya es más difícil penetrar. Así también hacemos que se alejen de follones, de violencia explícita y otras cosas más peligrosas. Apostamos por el rap como herramienta de cambio y la palabra como arma combativa”.
Actualmente son un núcleo de 8 ó 10 personas que vienen de diferente ámbitos (graffiti, ilustración, tatuaje, djs… Conforme se va sumando gente para tirar del carro se ofertan también diferentes talleres que ellos mismos organizan. Son gratuitos y en algunos casos tienen un precio simbólico de 5€, como es el caso por ejemplo del taller de rap. Además, también los realizan en institutos e intentan utilizar locales de ensayo de Almoradí, por lo que intentan normalizar esta cultura urbana, a menudo denostada o vista desde una perspectiva sesgada o incompleta. Como apunta Sandro, “lo ideal es entrar en el circuito de institutos de la Vega, generar una actividad integrada dentro las actividades extraescolares como otras músicas, o los deportes”.
El Hip Hop como arte y cultura y escuela para la vida
Como pasa en este tipo de colectivos, se autofinancian con pegatinas o camisetas que después invierten en difusión del Frente o en otros asuntos propios del colectivo. Más tarde con esos fondos y los recursos que tengan podrán ayudar a visibilizar a chavales que tengan madera de futuros artistas, como pasa con un joven de Almoradí que hace freestyle, y al que ya le han grabado dos videoclips. “Ahora está muy motivado escribiendo canciones y nos va pidiendo instrumentales para acompañar. Tiene 14 años pero es mejor que muchos de 25 ó 30. Les damos actitud y confianza, y oportunidad de grabar”. Les dan todas las facilidades y todo el conocimiento que poseen, como asevera: “yo empecé a grabar con 17 / 18 años y comprando material, nosotros se lo hacemos gratis o les facilitamos la plataforma”.
A la plataforma se acerca gente con actitudes e interés por el rap, muchos muy jóvenes, incluso de 8 ó 10 años. “Ya vienen con sus referencias y ponen de referentes a youtubers que rapean sobre videojuegos. Han aprendido con ellos, rapeando sobre el Call of Duty o el Assasins Creed, es algo que no me hubiese imaginado con 10 años”. Muchos también llegan al mundillo a través de programas como Tú Sí Que Vales mediante el beatbox, lo que les despierta la curiosidad. En resumen, se trata de un proceso de aprendizaje colectivo del que todos se retroalimentan, y a partir de ahí, los derivan a la cultura del hip hop: “queremos que entiendan que viene de EEUU, de barrios pobres y de guetos y que nació como símbolo de protesta”, apunta Sandro.
Respecto a ese posible auge del rap, indica que siempre ha estado aunque es obvio que ahora hay una cierta fase ascendente, como demuestra el hecho de que uno de los raperos más reconocidos en lengua hispana, el maño Kaze.O, sea pregonero de las fiestas de Zaragoza. Sí cree que hay un auge con el freestyle y otros que llegan desde el trap. Eso sí, de este último apunta que transmite actitudes machistas, racistas, xenófobas, aunque no niega que le gusta si tiene mensaje. Él prefiere quedarse con el mensaje de gente como Sons of Aguirre o Los Chikos del Maíz.