La promotora abre las negociaciones con un municipio cercano a València para dar salida al auge imparable del trap, el freestyle y las nuevas formas de baile urbano
VALÈNCIA. A diferencia del graffiti, que lleva más de una década gozando de predicamento y apoyo por parte de las instituciones valencianas, la faceta musical de la cultura hip hop se ha visto tradicionalmente confinada al más absoluto underground. Un hecho que no tendría nada de negativo, si no fuese porque la ausencia de discográficas o grandes eventos específicos no se corresponde con la creciente base social que sustenta este género. En un país conocido por ser abono fértil para los macrofestivales, no deja de ser extraño que el Viñarrock siga siendo el mayor escaparate del rap nacional.
Pero la cosa está cambiando de tercio, y rápidamente además. En la ciudad de València, la actividad de colectivos como FullRap, L’ Horta Crew, VLC Respeto, Urban Roosters o Iberomusic ha reverdecido sustancialmente el panorama en los últimos años gracias esencialmente a la eclosión de dos fenómenos: el trap y las exhibiciones de rap improvisado. La celebración de la Final Nacional de la Batalla de Gallos de Red Bull el año pasado en el Puerto de Valencia, a la que acudieron 18.000 jóvenes de entre 14 y 20 años, dejó meridianamente claro que la poliédrica escena del hip hop es un filón al que no se ha sacado brillo.
En 2015, la celebración del Iberofest en la población de Llíria abrió la veda de una nueva actitud de las administraciones locales hacia el rap y sus diversas ramificaciones. Una buena predisposición que también podemos vislumbrar en el cartel de los Conciertos de Viveros de la Feria de Julio, que este año dedicará una atención especial al rap cantado en valenciano, con Atupa, Pupil.les Dilatives y Zoo.
Detrás del Iberofest -y de todos los eventos que le han seguido, como el Arrapafest de Bétera, o el Trappin Vallbona que se celebrará el próximo 13 de mayo con la actuación de dos de los mayores exponentes del trap nacional, el canario Bejo y Blondie- encontramos a un colectivo de empresarios, representantes y artistas. Son los responsables de que, poco a poco, los ayuntamientos se estén rindiendo al rap con luz y taquígrafos. Joan Alba, representante de artistas y cofundador de la citada promotora, tiene una explicación para este cambio de actitud. “Los concejales tienen cada vez más claro que a los jóvenes ya no los pones de tu parte con bous al carrer o verbenas. Eso ya no interesa. Los chavales de quince años lo que quieren es ver a Arkano y a Mister Ego en su pueblo. Y no es difícil ver que este tipo de público es el tipo de votante que buscan las formaciones de izquierdas”. A la luz de esta afirmación nos resulta más fácil interpretar la imprevista aparición del alcalde de València, Joan Ribó, en el concierto que ofreció la trap queen catalana Bad Gyal el año pasado en Bétera.
La fórmula de Iberomusic funciona y crece a un ritmo exponencial. Solo en 2017 tienen prevista la organización de once pequeños festivales de uno o dos días de duración en distintas poblaciones del cinturón de la ciudad, que sumarán en total una afluencia de cerca de 30.000 almas. En términos generales, todos estos eventos tienen una estructura común: son gratuitos y la columbra vertebral son las actuaciones musicales de grupos y artistas nacionales, jóvenes talentos de la escena local y batallas de gallos. Cuando las condiciones acordadas con los ayuntamientos lo permiten, las jornadas comienzan por la mañana con talleres infantiles, donde se introduce a los niños en las técnicas de composición de rimas, scratch y la producción de bases de rap. Posteriormente, los conciertos se alternan con exhibiciones de bailes urbanos (principalmente breakdance y parkour, aunque la popularización del trap ha desatado la locura por el twerk y el dancehall jamaicano), así como graffiti, skate, BMX y cualquier otra forma de expresión asociada directa o tangencialmente a la cultura de la calle.
Pero esto no es más que la primera piedra de un proyecto mucho más ambicioso que sus inductores no ocultan: Iberomusic ha abierto las conversaciones con un municipio cercano a València para asentar en 2018 el primer macrofestival del país dedicado exclusivamente al hip hop. “Igual que el indie tiene el FIB, la electrónica tiene el Sónar y el reggae tiene el Rototom, la cultura del hip hop debe tener su propio macrofestival”, razona Joan Alba, quien prefiere no facilitar más detalles para no entorpecer las negociaciones que están en curso. La idea, en todo caso, es comenzar con un evento multitudinario de dos jornadas con entrada de pago, y extenderlo a tres en el año 2020.
“Queremos posicionar esta comunidad dentro del rap nacional y ayudar a dar a conocer a los artistas de la escena local. Aquí siempre ha habido gente muy buena, pero excepto casos contados, ninguno ha tenido gran repercusión”. Tal y como apuntaba el periodista Jorge Salas hace unos meses en ValenciaPlaza, la producción del rap en la región ha saltado pocas veces a la arena nacional. Cada uno desde parámetros musicales distintos, los únicos representantes del hip hop de la Comunitat que han logrado despuntar a nivel nacional han sido Nach, Los Chikos del Maíz, Alberto Gambino y 24 kilates. No obstante, en la variopinta escena local conviven desde finales de los años noventa artistas todavía muy activos y con reconocimiento dentro del circuito como Big Fish y Kinky Bwoy.
Pero las nuevas generaciones del trap vienen con fuerza. Jackobo Hernández, B-yen, el setabense Young Shiva, el grupo Bad Company o la joven Ly Raine, con un estilo más próximo al trap-pop de C. Tangana, pugnan por hacerse un hueco en un mundo que no se rige por las ventas de discos –ese cadáver-, sino por los “plays” en Youtube. “En València ha calado hondo el trap y el bling-bling [corriente estética que consiste en hacer ostentación de riqueza obtenida de forma ilegal] -confirma Joan Alba-, pero se necesitan más artistas para crear una escena sólida. Por eso creamos RookieFest”. En la próxima edición de este concurso de nuevos talentos, que se celebrará el 20 de mayo, se han presentado 29 grupos que competirán por 500 euros en premios, así como la grabación de un videoclip, un EP y la participación en futuras entregas del Iberofest.
“Nuestra premisa en Iberomusic ha estado siempre muy clara: si nadie organizaba eventos donde poder actuar o escuchar a nuestros artistas preferidos de todo el país, entonces lo tendríamos que crear nosotros –comenta Big Fish, rapero y miembro de la promotora-. Además, con los talleres y el Rookie Fest queremos dar paso a las nuevas generaciones. En mi época nadie nos daba esas oportunidades, y además no teníamos redes sociales. La cosa ha cambiado mucho”.