VALÈNCIA. ¿Qué conexión puede existir entre los matrimonios concertados en Turquía y los disturbios raciales desencadenados en 1992 en Los Ángeles? La respuesta es el ojo avizor de una directora. La ópera prima de Deniz Gamze Ergüven fue la aclamada y premiada Mustang (2015), donde se muestra un pulso entre el ánimo conservador y aperturista del país. Su retrato de cinco hermanas huérfanas obligadas una tras otra a desposarse para que su virtud no se pusiera en entredicho fue apodado las vírgenes suicidas otomanas, en referencia a los paralelismos en la trama y en la atmósfera con el debut en la dirección de Sofia Coppola.
Lo inesperado es saber que el primer filme de la realizadora turco-francesa fue concebido para romper mano antes de atreverse con la trama que la tenía atrapada desde hacía una década: una película sobre la revuelta de Rodney King.
Dos fueron las heridas personales que la conectaron con los sucesos acaecidos en los años noventa a dos océanos de distancia: “La primera fue privada: me fue rechazada la nacionalidad francesa por segunda vez y me sentí totalmente rota y alienada. Es muy duro no ser aceptada por un país que amas y en el que no elegiste vivir. Llegué a París con apenas medio año, así que lo considero mi hogar. Y unos meses después, hubo tres semanas de revueltas en Francia. Empaticé con la situación. No es que yo vaya a salir a la calle a tirarle ladrillos a la policía, pero pude reconocer lo que sucedía y el combustible que encendió aquellos fuegos”, detallaba la directora en la última edición del Festival de Toronto.
Pasó el tiempo y Deniz empezó a sentir lo sucedido como un sueño, así que comenzó a leer sobre revueltas para afianzar como real lo sucedido. Se dio cuenta de que la documentación articulaba sus sentimientos y cuando se informó sobre lo sucedido en Los Ángeles, sobre su magnitud y su escala, experimentó el shock que irrumpe con el germen de una historia, una sensación que más que una idea, es un impacto físico: “Eran los mismos síntomas de angustia emocional que ha alcanzado un nivel extremo que los que se sintieron en Francia”.
Crónica de un infierno
En 1991, tras el asesinato racista de una adolescente afroamericana, Latasha Harlins, en una licorería, y la filtración de un video donde se asistía a la paliza brutal de unos policías a un taxista negro, los ánimos estaban calientes entre la comunidad de color de la gran urbe. Meses después, la absolución de los oficiales que habían golpeado a Rodney King provocó cinco días de disturbios en el barrio South Central. El resultado fueron medio centenar de muertos, más de 3.600 incendios y el asalto de 1.100 comercios.
“Esta parte de la ciudad es como una isla aislada del resto. Los blancos casi nunca van allí. Sus diferentes comunidades tienen relaciones complicadas. Necesitaba pasar tiempo allí para entenderlo”, explica Deniz con conocimiento de causa.
La directora turca se trasladó a la ciudad de los sueños en 2006 para documentar el guión de su película. Compartió tiempo entre los miembros de diferentes grupos involucrados en los disturbios: policías, pandilleros, vecinos de la barriada... “Necesitaba entender la mirada de todos, sus diferentes formas de pensar. Se trataba de comprender dinámicas que me eran ajenas”, argumenta la realizadora nacida en Ankara.
De aquella convivencia cotidiana surgieron personajes basados en anécdotas reales que integró en el relato, como el hombre que robó un wáter, el gerente de un restaurante de comida rápida que negoció con los saqueadores, un vecino que asaltó un contenedor de neumáticos y vivió rodeado de los cuerpos de su delito durante años y transeúntes esposados a farolas.
Pasaron años en los que trató de poner en pie la producción, pero se le cerraban todas las puertas, así que llegó un momento en el que decidió encarar otro proyecto más intimista. Ese film fue Mustang. Y sus cuatro César, el galardón de la crítica en los Premios del Cine Europeo, el premio del público en el Festival de Sevilla y la nominación al Oscar a mejor película extranjera, le abrieron el camino a su acariciado proyecto.
Garantía de taquilla
En su salto a Hollywood cuenta con dos actores con gancho internacional, Halle Berry y Daniel Craig, que dan vida a dos civiles atrapados en el fuego cruzado de aquella revuelta. Los autores de la banda sonora tampoco son lo que se dice unos desconocidos: Nick Cave y uno de sus Bad Seeds, Warren Ellis.
Halle y Deniz se conocieron durante la campaña de Mustang para los Oscar. Su sentido del humor y su “gracia femenina” coincidían con la energía que estaba buscando para su protagonista. En cuanto a Daniel, le convenció por su componente físico.
“No le puedo pedir a cualquier actor que ejecute una escena de acción. Él es especial en esos términos y al mirarlo no ves necesariamente a James Bond”, valora la realizadora.
La posible identificación del actor británico con el agente 007 no le supuso ningún problema. “De hecho, soy muy posesiva y celosa con mis actores, así que no les propondría algo que ya hubieran hecho antes. Cuando hago un casting busco intérpretes que reúnan todas las condiciones para interpretar el papel e ir más allá, no repetir a un personaje que ya han hecho”.
El tercer protagonista de este drama de acción que llega a los cines el 31 de agosto es la televisión. “Fue la primera noticia a la que accedimos a través de un video amateur. Sólo dos tomas tuvieron el impacto en la ciudad de un terremoto. Las imágenes se colaron en el subconsciente, se quedaron impresa en las retinas de los vecinos del barrio: miraban a sus hijos y no podían evitar pensar que les podía suceder lo mismo que a Harlins y a King”, establece la directora.
Por pares
Para reforzar esa atmósfera malsana que sobrevolaba la ciudad, Deniz se ha servido de tomas de helicóptero donde se visionan casas demolidas, incendios, zonas de conflicto…
“Quería significar dos cosas, el cambio a nivel individual y cómo cambió la ciudad por completo. Cuando mataron a la chica ya había algo insoportable en Los Ángeles. Se convirtió en un fantasma, estaba en todas partes, se colaba en las discusiones de la gente … Y había que significarlo, así que los planos aéreos en los que se escuchan los sonidos de la ciudad son una metáfora de la metamorfosis que estaba aconteciendo en el alma de la metrópoli”.
La película está planteada desde dos puntos de vista complementarios. Por un lado está la percepción de los adultos. En paralelo, la de los menores. “Hubo mucha transgresión y mucha locura. Se había dado la vuelta a las leyes y la gente hizo cosas aberrantes. Hubo fuego y destrucción, la sensación de que era el fin del mundo, pero los niños lo vivieron desde su nivel de comprensión, con la satisfacción con la que se contempla la lumbre en la chimenea”, compara la directora.
Para dar vida a los chavales de la trama recurrió a actores no profesionales, como también lo hizo en su debut en la dirección. “En ambas películas, nos asomamos a los problemas que afectan a una sociedad a través de las cuitas personales. Y hay algo en lo vívidos que son los niños y en la mirada que arrojan sobre los sucesos que resulta muy puro e inocente. Mustang y Kings son mis gemelas, aunque no idénticas. Las considero por igual mis óperas primas”, revela.
Recientemente, Deniz Gamze Ergüven ha saltado a la televisión como directora de dos episodios de la serie de ciencia ficción The First, protagonizada por Sean Penn y creada por el responsable de House of Cards, Beau Willimon. Su segunda película tendrá que esperar.