VALÈNCIA. La historia se repite una y otra vez. La historia de esta película está ambientada en 2014, pero podría volver a aparecer en cualquier informativo un día de éstos. Irka y Tolik son una pareja que vive en la frontera entre Ucrania y Rusia, en Donetsk, en una casa aislada de la civilización. Ella se encuentra en avanzado estado de gestación cuando su vida y su hogar se desmoronan literalmente el 17 de julio de 2014, el día en que un vuelo de pasajeros de Malaysia Airlines fue derribado sobre Donbas a causa de un misil y murieron cerca de 300 personas. Irka, en una actuación verdaderamente memorable de la actriz ucraniana Oksana Cherkashyna, está decidida a mantenerse firme incluso cuando sus vecinos huyen de las fuerzas armadas que se aproximan.
Klondike, de Maryna Er Gorbach, ha triunfado en Sundance, Berlín y ha sido designada por su país para luchar por el Oscar a la Mejor Película Internacional.
"Mi película trata sobre una pareja joven que simplemente lucha por tener una vida. No se trata de ideologías o cualquier otro concepto posmoderno de la vida. Irka y Tolik solo quieren cumplir su sueño de una vida familiar sencilla en el campo, nada más", asegura la directora. Aunque admite que le sorprende el carácter anticipatorio que ahora tienen algunas escenas: "Estaba segura de que se avecinaba esta guerra, pero debo admitir que no podría haber imaginado que Vladimir Putin se atrevería a bombardear indiscriminadamente escuelas, hospitales y guarderías. Putin tiene que destruir todos los ámbitos para hacer cumplir lo que cree que es correcto en el universo paralelo que ha creado. Para ello también quema a los jóvenes soldados, a los que ha entontecido con su propaganda y que muchas veces ni siquiera saben ni dónde están ni por qué", asegura con dolor Er Gorbach.
Sobre la situación actual del conflicto la realizadora asegura que "Putin creó ese mito sobre el invencible ejército ruso y los infinitos recursos militares de su país; pero, en realidad, está todo podrido, hay mucha corrupción que dificulta el funcionamiento eficiente de la maquinaria de guerra rusa. Lo único que realmente cuenta son las armas nucleares de Rusia, y esto plantea la pregunta de si él está lo suficientemente loco como para usarlas. Solo puedo decir que Putin tiene la lógica de un vampiro. Cuanta más sangre lame, más sangre quiere, y cuanto más se le teme, más audaz se vuelve".
Su película (una coproducción entre Turquía y Ucrania) supuso toda una conmoción en Sundance, donde obtuvo el premio a la mejor dirección, y posteriormente en la sección Panorama de la Berlinale, donde fue premiada por el público, posteriormente ha cosechado éxitos en todos los festivales en que ha participado, y ha sido designada por su país para competir en los Oscar. La crítica ha aplaudido, además de su potencia visual, la atmósfera totalmente surrealista del filme, como si estuviera suspendida en una burbuja de trauma tardío. Una buena recompensa para las dificultades extremas que supuso levantar una producción de este tipo, como recuerda Er Gorbach: "Durante mucho tiempo solo tuvimos garantías de financiación de Turquía y Ucrania, pero eso no era suficiente. Presenté mi proyecto a varios organismos de financiación europeos, pero experimenté que prácticamente no había interés en una película sobre los acontecimientos que rodearon esta guerra reprimida y olvidada en el aparente borde de Europa. Fue aleccionador. Cuando finalmente pudimos filmar a fines del verano de 2020, rápidamente se produjo el segundo confinamiento. Volé de regreso a Estambul y la mayor parte de la posproducción se realizó a través de Zoom: yo con mi esposo en Estambul y mi equipo en Kiev".