VALÈNCIA (EFE). El arte hecho por mujeres gana en presencia en museos, colecciones y ferias como ARCO, pero la paridad no ha llegado al precio. "Casi se pueden comprar dos artistas mujeres de una generación por el precio de un hombre", apunta a EFE Manuel Segade, director del Reina Sofía. El centro de arte ha desvelado hoy sus compras en ARCO: 30 obras de 22 artistas, de los que 17 son mujeres, por un valor de 553.000 euros. Estas compras, anunciadas el Día de la Mujer, tienen por objetivo acabar con las lagunas de los fondos del museo, donde solo un 14% son mujeres, ha explicado el director.
Las mujeres son más numerosas este año en ARCO, en total un 43 por ciento del total, muy lejos del 19 % de 2018. "El gran descubrimiento de esta edición, para mí por lo menos, son muchas artistas mujeres, sobre todo españolas, que a veces teníamos borradas del campo de la historia del arte", apunta Segade. Es cierto también que la brecha de genero es desigual: se ensancha en generaciones pasadas y es menor entre los artistas más jóvenes. Ahora mismo, explica Segade, hay una nueva hornada de artistas españolas que trabajan la escultura y que están en primera línea internacional como Teresa Solar o June Crespo. "Están desarrollando un lenguaje propio con una calidad indiscutible. Podía haber sido hombres", señala.
Una de las obras que ha comprado el Museo Reina Sofía es de Lola Bosshard (València,1922- Thalwil, Suiza, 2012), una artista de origen suizo nacida en València que fue fundamental en los años sesenta, pero cuyo legado se encontraba completamente desaparecido. "Es una mujer que lo fue todo en los 60, ella y Elena Asins son los dos únicos nombres de mujeres en grandes exposiciones de arte geométrico", rememora a Efe el galerista José de la Mano, que encontró parte de su taller en una peluquería de València y ha traído a la feria su obra.
Cuando su madre enfermó, Bosshard dejó de pintar. Por cuestiones económicas se tuvo que volver a Suiza y decidió tirar toda su obra. Un amigo lo descubrió y guardó todo su legado en el lugar que ahora lo ha encontrado el galerista. "Es muy duro decirlo, pero la memoria de una mujer artista está siempre en el canto de que sobreviva a que no sobreviva -añade-. Son periodos muy complejos de la historia de España y de la historia del arte". Desde su experiencia, suele haber dos clichés: uno es "mujer y artista casada con personaje importante, que siempre es la 'señora de', y por otro lado, "mujer y artista que no tiene ingresos y de repente tiene hijos, y para su trabajo como artista", explica. Su galería, dedicada a recuperar artista españoles de los sesenta y setenta ha conseguido sacar del olvido a muchas artistas españolas. Aurelia Muñoz es un caso paradigmático de esta labor: ha pasado de ser una completa desconocida a que su piezas textiles estén en el MOMA.
Marta Pérez Ibáñez, historiadora del arte y miembro de MAV -Asociación de Mujeres en las Artes Visuales-, explica que con un 43 por ciento de artistas mujeres se puede considerar que la feria ARCO ya es paritaria -la barrera está en el 40 por ciento-, pero esa paridad no ha llegado en el precio. "Eso nos va a costar más trabajo -asegura a Efe-. Todavía hay una especie de estigma que considerar, de forma errónea, que la obra de las mujeres es menos rentable que la de los hombres". También es cierto que las nuevas generaciones esto no ocurre. Entre los artistas más jóvenes, la desigualdad es menor tanto en presencia como en precio, explica esta experta que cada año se ocupa de elaborar el informe de presencia de artistas en la feria ARCO.
El futuro apunta la posibilidad de que las mujeres artistas lleguen a superar al de los hombres. Actualmente el número de estudiantes de bellas artes se sitúa un 85 por ciento de mujeres y 15 por ciento de hombres, apunta Pérez Ibáñez. "No sé si en algún momento se va a dar la vuelta. Pero sí que podemos aventurar que en el futuro, la paridad será mucho más orgánica, mucho más fluida y mucho más natural".
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