VALÈNCIA. El espectáculo valenciano L'Arbre del Teneré, de la compañía La Negra, ha sido premiado en el Festival Golden Sparke de Serbia por la dirección de arte del montaje.
Cada primavera, la ciudad serbia de Kragujevac se convierte en el punto de encuentro de marionetistas llegados de todo los rincones el mundo. Allí se celebra, desde hace un cuarto de siglo, el festival Golden Sparke, una de las citas de referencia del calendario internacional dentro del ámbito de las representaciones escénicas con marionetas. En todo este tiempo, el certamen ha acogido más de 300 espectáculos en competición, ha premiado a multitud de compañías y artistas y ha trasladado a las calles su pasión por esta disciplina escénica.
En su última edición, la compañía valenciana La Negra ha obtenido uno de los galardones principales, la Espiga Dorada a la Mejor Identidad Visual, por su espectáculo L'Arbre del Teneré. Una distinción que premiaba el magnífico trabajo escenográfico de la obra -a cargo de las artistas Inés Muñoz y Mar Vicens- y se unía a la amplia colección de reconocimientos que hasta la fecha acumula este montaje escrito y dirigido por Toni Agustí, entre los que se encuentra la inclusión, hace ahora un año, en el prestigioso Programa.cat, explican los responsables de la producción en un comunicado.
Representada en octubre de 2022 en el Centro Dramático Nacional, el más importante del país dentro del ámbito de la dramaturgia, L'arbre del Teneré nace de un ejercicio de investigación dentro del programa Graners de Creació, y fue estrenada en febrero de ese mismo año en Feria Europea de Artes Escénicas para la Infancia FETEN.
Interpretada por Inés Muñoz y Nelo Sebastiá, la pieza invita a hacer una mirada calmada y detenida sobre la naturaleza mediante la historia real de una acacia solitaria que se encontraba en lo más profundo del desierto del Sáhara, y que durante tiempo fue considerada el árbol más aislado y solitario del planeta. Donde antes había vegetación, animales y agua solo quedó la inmensidad del desierto, y el árbol permaneció allí durante décadas, recibiendo a las caravanas de tuaregs en medio de la noche y ofreciendo algo de sombra a los caminantes extasiados. Era respetado y venerado, hasta que en 1974 un conductor ebrio se estrelló contra él, acabando con su vida.
El montaje propone un juego de luces y sombras que, junto a la manipulación de ramas, hojas secas y todo tipo de reliquias obtenidas de la naturaleza, compone para la vista aquello que va narrando la voz en off. El resultado es una historia conmovedora, capaz de construir desde la sencillez todo un imaginario por el que desfilan temas universales como la supervivencia, el futuro, la memoria o la trascendencia tras la muerte.
Esta ha sido siempre una de las máximas de La Negra: "crear espectáculos para la infancia y la juventud mediante el uso de un lenguaje poético y visual, y una propuesta escénica contemporánea basada en la experimentación y la reflexión", destacan desde la agrupación.