VALÈNCIA. La cuarta edición de la Falla Immaterial ha acabado convirtiéndose en el único evento fallero posible de estos días. El proyecto de la Universitat de València, que este año presentaba su cuarta edición, se ha resignificado con la crisis del coronavirus. Ninguna falla ha podido hacer su cremà en condiciones, ya sea por un acto vandálico o por tener que hacerlo ‘a puerta cerrada’; así que el equipo promotor de la Falla Immaterial está desarrollando estos días una función para que la gente pueda quemar virtualmente la de la plaza del Ayuntamiento de València. El día 19, se habilitará un botón con una animación que simule que la obra de Escif (montada al completa) arda en llamas. Y no solo eso, también se mantiene en agenda también una “verbena immaterial” con Acid Queen Dj de la Falla Arrancapins, que pinchará desde su casa para todo el mundo a través de su perfil de Facebook.
La virtualidad es lo único que queda estos días, más allá de lo que cada uno tenga en su propia casa, así que la Falla Immaterial, “que nació y siempre ha querido ser un complemento, nunca solaparse ni quitar protagonismo alguno a las fallas”, ahora se pone al servicio del vicio falleros, para quien no pueda pasar un 19 de marzo sin ver quemar algo, según explica a este diario Francisco Grimaldo, director del proyecto Falla Immaterial y subdirector de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Valencia. Será solo a través del ordenador, en primera línea, sin que luego se quede el olor a humo en el polar, sin miedo a que alguna fachada se pueda quemar.
Para quién la conozca, el proyecto de la Falla Immaterial se presentó en 2016 como una forma de utilizar la festividad como percha para presentar una plataforma online que combina innovación y divulgación. Este año el objetivo ha sido el de “tomar conciencia del impacto que tienen las pequeñas decisiones individuales sobre la sostenibilidad global gracias a un 'bot' con inteligencia artificial que pone a prueba nuestro compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”. Cada usuario tiene que responder a cuatro preguntas y se le asigna una puntuación, a partir de esta, se le asigna un personaje: desde un bunyolet hasta un fallero o una fallera. Entre la gente que haya obtenido los 16 puntos, se elegirá por sorteo al “ninot indultat”, que además de ser nombrado como el más sostenible, recibirá un premio por valor de 200 euros. Según cuenta Grimaldo, esta es una manera "de concienciar sobre la agenda 2030 y autoevaluar nuestra sostenibilidad" e indica que solo el 15% de los usuarios consigue la puntuación máxima.
La plaza del Ayuntamiento virtual no tiene mucho que envidiar a la original: ahí siguen los edificios del Ayuntamiento o el Rialto, y hay una mascletà preparada para tirar cuando al usuario le plazca. Sin vallas. Eso sí, aunque no caben más de 400 avatares, este año ya han participado más de 3.500 personas.