Obras de rehabilitación del Centro de Arte Hortensia Herrero (Fotos: KIKE TABERNER)
Obras de rehabilitación del Centro de Arte Hortensia Herrero (Fotos: KIKE TABERNER)
Obras de rehabilitación del Centro de Arte Hortensia Herrero (Fotos: KIKE TABERNER)
VALÈNCIA. El arte contemporáneo tendrá una nueva catedral en València, un espacio que comienza a tomar forma y que cambiará la cara del circuito expositivo de la ciudad. Se trata del Centro de Arte Hortensia Herrero, que ayer abrió por primera vez sus puertas para mostrar el avance de las obras de rehabilitación del Palacio Valeriola, trabajos que se alargarán hasta 2023, año previsto para su apertura. El proceso resultará en un nuevo museo con una superficie de 3.500 metros cuadrados que acogerá la colección privada de arte de la mecenas Hortensia Herrero. El reto es mayúsculo, el de transformar en un moderno centro cultural un palacio del siglo XVII que se encontraba en estado de “ruina total”. Estas últimas palabras las firma José Martí, del estudio ERRE Arquitectura, quien presentó el estado de la obra junto a la directora gerente del futuro museo, Alejandra Silvestre.
Ubicado en la calle del Mar, uno difícilmente podría adivinar lo que esconde aquella fachada ahora cubierta por una lona. Un inmueble abandonado durante años que ha servido de residencia, rotativa o, en su última vida, una discoteca, una larga vida que a punto estuvo de acabar de manera prematura. “Al Palacio de Valeriola le tocó la lotería cuando la Fundación Hortensia Herero lo adquirió”, expresó Martí durante la visita. No es para menos. Desde hace años se viene demandando la recuperación del espacio, abandonado hasta la compra en 2016 por parte de la fundación privada. A pesar del cascarón, cuando uno cruza el portón del histórico inmueble intuye en un primer golpe de vista la gloria pasada, una arquitectura que dibuja un inmueble noble que ahora no solo recuperará su esplendor sino que extenderá nuevos tentáculos. Todo tras ese pequeño portón de la calle del Mar.
La intervención plantea una continuidad natural entre lo viejo y lo nuevo, una continuidad con lo ya construido, que funcionará "como un episodio más en la historia del edificio". El objetivo es recuperar lo máximo posible de la arquitectura original para, después, ampliar el espacio a base de nueva construcción, añadidos que desde el punto de vista estético quieren complementar la parte histórica respetando su individualidad. Un claro ejemplo es como el estudio de arquitectura ha integrado el atzucac, es decir, un callejón que seguía las trazas de la antigua judería, que se podrá ver a través de un muro acristalado desde una de las salas de exposiciones.
También se integrará en el centro de arte la capilla del inmueble, que se restaurará y reconstruirá adaptándola como una sala más del futuro, así como el jardín, que también se plantea como un espacio expositivo, pero exterior, conviviendo con una clara presencia de elemento verde y de agua. “Es un homenaje al patio árabe que en su momento fue”, apuntó Martí. Además, entre otras actuaciones, se devolverá la fachada a su estado original en su reforma de principios del siglo XIX, se mantendrá el pavimento original de adoquín de rodeno y se eliminarán los elementos impropios modernos que se han añadido en las últimas décadas durante las distintas fases del edificio.
Si bien la arquitectura del centro plantea una convivencia entre los nuevos elementos y los elementos que vienen dados de la histórica sede, este proceso de rehabilitación ha dado más de una sorpresa al equipo. Y es que, durante la intervención, se ha descubierto un horno bajomedieval y tramos de la gruesa pared del graderío occidental del circo romano de Valentia, hallados en el patio y datados hacia la primera mitad del siglo II d. C. En los últimos meses también se ha descubierto la parte superior del cráneo de un caballo que podría ser parte de algún acto ritual, un enterramiento singular de una joven de unos doce años con una botella de perfume que parece datar del siglo III d. C y restos cerámicos de distintas épocas. Hasta la fecha, en el patio posterior del palacio también se han documentado 22 enterramientos en el antiguo cementerio de San Juan del Hospital.
Esto por lo que respecta al continente. ¿Sobre el contenido? De momento habrá que esperar. Aunque lo que está claro es que el espacio está concebido como casa natural de la colección de arte contemporáneo Hortensia Herrero, que suma nombres como Manolo Valdés, Tony Cragg o Jaume Plensa, de los que la fundación ya ha realizado distintas exposiciones en los últimos años, o firmas como Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz o Anish Kapoor, entre otros. Además, tal y como confirmaron sus impulsores, el centro quiere exprimir cada metro cuadrado del espacio, que contará con un total de cuarenta salas -de distintos tamaños-, con lo que estará prácticamente la totalidad del espacio destinado a acoger exposiciones.
“Tenemos cerrado hasta el 2025, con exposiciones temporales que serán producción propia, aunque luego viajen. Queremos ser muy ambiciosos, producir de manera que el Centro de Arte Hortensia Herrero sea un referente a nivel europeo”, explicaba este misma semana el director artístico del centro, Javier Molins, durante una entrevista con Culturplaza. Con referentes internacionales como el Palazio Strozzi de Florencia o el Palazzo Grassi de Venecia, el espacio quiere convertirse en un parada clave del arte contemporáneo, construyendo un relato a partir de los grandes nombres de una colección que todavía tiene mucho por desvelar.