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València a tota virolla

La nueva edad de oro del balcón: ¡si es que se inventó para esto!

Arquitectos e interioristas al habla. Así cambiarán sus nuevos proyectos, así se transformarán la casas por venir.

4/04/2020 - 

VALÈNCIA. Los días que cambiaron, también, parte de las premisas de arquitectos, interioristas y pensadores del hogar. De repente, el balcón.

Un apéndice. La extremidad de una vida embotellada. El espacio de transición entre lo público y lo privado’. El balcón había estado dormido. Cuando se despertó, nosotros seguíamos allí. Comienza aquí un discurrir por las visiones de quienes se dedican a imaginar la casa… quizá sin tener en cuenta el balcón. Qué ha cambiado, qué les ha cambiado.

El arquitecto Ramón Esteve reconoce tener estos días en la cabeza El Ángel Exterminador, de Luis Buñuel: “muestra cómo un grupo de personas se quedan encerradas en una habitación durante una reunión social, con la paradoja de que la puerta está abierta y el único impedimento que se encuentran no es físico sino psicológico. Creo que explica muy bien el miedo y toda la presión psicológica que puede haber sobre nosotros, hasta el punto de no poder superar un espacio físico por una cuestión totalmente mental”.

Mientras la ciudad se ha encogido, la casa ha disparado su actividad, ha cambiado su forma, y con ello su sentido. “El hogar -adelanta la experta en arquitectura Inés García Clariana, de la Universidad Europea-, ha dejado de ser un lugar de descanso, pasando a ser el lugar donde sucede absolutamente todo, el lugar de nuestra productividad, el lugar para el ocio y el lugar desde donde fomentamos nuestras relaciones sociales. La cama, como vaticinaba Beatriz Colomina, se ha convertido en objeto de deseo del espacio doméstico”. 

Foto: MARÍA VISUALS

Y el balcón. Está, sobre todo, lo del balcón. Las plazas públicas encaramadas en lo alto, desde donde vemos urbes en las que siempre son las siete menos cuarto de la mañana.

Pablo Camarasa,arquitecto en Fran Silvestre y uno de los responsables del Master MArch, relata la nueva erupción del balcón. Su regreso a su origen:“en València se impuso de manera definitiva en el siglo XVIII para reemplazar a las ventanas, que por entonces seguían siendo las conocidas como finestra de corves, porque la forma de habitar había cambiado. Estas ventanas estaban pensadas para permitir la contemplación de la vida en la calle mediante dos bancos laterales conocidos como festejadors sitis, y los residentes de la vivienda se sentaban allí para ver la calle sin interactuar con la misma. La llegada de los balcones transformó esa relación con el exterior, hasta entonces carente de interacción, para permitir, precisamente, que se generase una relación con el interior. Las procesiones, que habían adquirido un gran protagonismo ya en los siglos XVI-XVII, eran cada vez más frecuentes, y mucha gente, desde sus propias casas, quería poder sentir proximidad con respecto a las imágenes. Ya entonces se convirtieron en un elemento para poder participar con las calles sin estar propiamente en ellas (fijémonos en las dimensiones de ventanales y balcones de los carrers de volta de muchas localidades, en muchos casos todavía hoy son el epicentro de las procesiones y otros actos).

Probablemente, los cambios sociales ocurridos en las últimas décadas, con una mayor presencia de la tecnología, han ido contribuyendo a que el uso del balcón como tal haya ido desapareciendo más si cabe, pero en situaciones como la presente, se aprecia que una de sus funciones primigenias vuelve a estar vigente y cumple a la perfección con sucometido”. 

Los balcones, sí, se hicieron para esto

El balcón -sigue Ramón Esteve- servía como medio para que las personas se enterasen de lo que estaba sucediendo en su calle; era su medio de información. Posteriormente,sobre todo en la zona mediterránea, todas las normativas contemplan el balcón como espacio exterior anexo a la vivienda. Si te fijas, mucha gente decidió cerrarlo y aumentar así las dimensiones del salón y, paradójicamente, ahora está ofreciendo un desahogo a los que sí que lo han mantenido. Creo que esta situación va a hacer que empecemos a cuestionarnos la necesidad de tener ese espacio entre lo cubierto y lo descubierto del exterior; ese espacio de transición entre lo público, la calle, y lo privado,la casa”.

Foto: MARÍA VISUALS

Podemos ver ya cómo los ánimos suben más y entre vecinos se empieza también en las ciudades a conectar y conversar a través de esos balcones. ¿Será esta la nueva forma de vivir en el futuro?”, se preguntan Ana Milena Hernández Christophe Penasse, de Masquespacio

Arreglémoslo, quitémosle la entidad de trastero, arreglemos las plantas y sigamos disfrutando de él estos días”, lanzan Mateo Climent Sigfrido Serra, de Sinmas

La llamada de atención sobre el protagonismo renovado de un espacio residual ha obligado, también, a repensar cómo y para qué son nuestras casas. 

Desde hace años en Office for Political Innovation, que dirige Andrés Jaque, ya se trabaja el hogar como resultado del análisis de las políticas de convivencia doméstica. Esto es un nivel más en el aprendizaje de la arquitectura. Ya no es la casa por la casa, ya no es el habitante de la misma (el cliente), sino el despliegue de su usabilidad basado en parámetros de convivencia. Justo, lo que demandan nuestros hogares estos 15 días”, comenta Inés García Clariana.

Como dos personas que no hemos nacido en España, siempre nos ha llamado la atención cómo en España se vive fuera de casa, cómo casa es un lugar donde descansar y poco más, prolongan desde Masquespacio. “Esto se ha ido notando en los interiores, no suelen ser muy decoradas si los comparamos con las casas en Holanda u otros países del norte de Europa. Es muy probable que el cambio actual signifique un cambio en los hábitos de consumo, que las personas aquí nos vamos a tener que acostumbrar a una vida más hogareña de juntarse con amigos y familiares en casa en vez de en el bar o la cafetería”. 

Vamos a tener que darle importancia -cree Ramón Esteve- al hecho de tener un espacio de calidad para trabajar en casa. Imagínate, ahora ya no va a ser un lugar donde vayamos prácticamente a dormir, sino donde vamos a vivir y trabajar la mayor parte del tiempo… Necesariamente vamos a tener que reformular el concepto”.También mira Esteve hacia sí mismo. Cómo va a cambiar sus métodos de trabajo: “esto nos va a permitir compaginar el trabajo presencial y remoto con mucha más flexibilidad y eso es una ventaja, primero para poder trabajar en ciudades distintas a la tuya e incluso, como ya hacemos, en otros países”.

Foto: MARÍA VISUALS

Pablo Camarasa interioriza una de las lecciones: “A la hora de proyectar, creo que en ocasiones -y probablemente por determinadas circunstancias- olvidamos establecer una relación entre interior-exterior, lo cual no significa abrir varios accesos, sino más bien generar espacios desde los que poder relacionarse con la calle. En nuestro caso, además, el clima es otro factor a tener en cuenta, y la entrada de luz natural a través de grandes huecos contribuye a generar una mayor interacción interior-exterior”.

Ya no escribimos un mensaje para saber a qué hora quedaremos, si no que nos llamamos para saber qué tal ha ido el día. Se hace necesario un espacio donde poder hablar con nuestros familiares y amigos, y es que ¿acaso volverán a existir ese mueble llamado telefonera, donde se colocaba el teléfono fijo y el listín telefónico?,dejan Serra y Climent de Sinmas. 

Sobresalta cómo, unos pocos días, pueden alterar tanto el medio. Tal vez sólo es la evidencia de lo mucho que nos apetecía cambiarlo. 

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