primer pleno desde su renovación

La tensión marca el comienzo de curso en el Consell Valencià de Cultura

25/09/2018 - 

VALÈNCIA. Tras la profunda renovación vivida por el Consell Valencià de Cultura el pasado 23 de julio, cuando se sustituyó a 14 de sus 21 integrantes, la entidad afrontaba este lunes el primer pleno de su nueva etapa. La jornada podría haber consistido en un rutinario orden del día desarrollado sin demasiados sobresaltos en el que los nuevos fichajes le fueran tomando el pulso a su puesto. Sin embargo, no fue el caso. Si hay un término que define el inicio de curso de este remozado CVC ese es tensión. Y, en concreto, una tensión causada por dos cuestiones relacionadas con la normativa vigente: una obligada insaculación (sorteo mediante el que las papeletas se introducen en una bolsa) a la que se vieron sometidos diez de los miembros del órgano y la falta de representación directa del mismo en el IVAM.

Pero vayamos por partes. La sesión en el Palau de Forcalló se inició de la forma más protocolaria posible debido a la asistencia del President de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Allí, el líder autonómico señaló que el CVC constituye una muestra de la "fortaleza” de las entidades estatutarias valencianas. Respecto a la nueva constitución del órgano consultivo, indicó que ahora ya cuenta con más mujeres que hombres, coyuntura que ejemplifica que "la igualdad es irreversible también en las instituciones valencianas". Para Puig los tres pilares sobre los que se erige el CVC son “la tolerancia, la capacidad crítica y el prestigio”, por lo que en su opinión el órgano consultivo puede ser de gran ayuda a la hora de elevar la “hipoteca reputacional de la Comunitat Valenciana”.

Por su parte, el presidente del CVC, Santiago Grisolía, sostuvo en su intervención que con la última renovación vivida, el organismo que preside es "más plural, un poco más joven y paritario al fin". Una novedades que, en opinión del científico, se reflejarán en el trabajo de esta entidad "ya madura". "Debemos seguir manteniendo el diálogo, por muy serio y firme que sea, entre visiones distintas del mundo y de la sociedad a la que pertenecemos", reivindicó Grisolía.

 Una vez finalizados los formalismos dio inicio el orden del día. Y con él, llego la polémica. El secretario del CVC, Jesús Huguet, solicitó a los integrantes que  indicaran si alguno de ellos tenía interés específico en ser nombrado representante en alguno de los organismos e instituciones de carácter cultural y científico con los que el ente consultivo mantiene relación y hacia los que manifestaran una especial sensibilidad. Por ejemplo, se propuso a Ángeles López Artiga como candidata para figurar en los próximos premios de la música organizados por la Generalitat. Pronto apareció sobre la mesa otro nombre: el IVAM. Y es que, la relación entre el CVC y este museo ha sido, cuando menos delicada en los últimos años. Primero, por la presencia en el órgano de la exdirectora del centro cultural, Consuelo Císcar, quien formó parte de sus integrantes hasta el pasado junio. Por otra, y de ahí el conflicto surgido ayer, por la visibilidad e influencia del CVC en la pinacoteca.

Falta de presencia directa en el IVAM

Según la nueva normativa aprobada por Les Corts, el CVC propone a una serie de personas de la vida cultural para formar parte del consejo rector del IVAM, “en ningún caso se explicita que deban ser miembros del Consell”, explican fuentes del mismo. En ese marco, desde el órgano autonómico se lanzó el pasado mes de mayo una lista de cinco posibles candidatos, en concreto: Rosa María Castells, directora de Colecciones Museísticas del MACA de Alicante; José Pedro Martínez, director de actividades de la Colección Martínez Guerricabeitia y responsable de la Fundación Jesús Martínez Guerricabeitia de la Universitat de València; Román de la Calle, catedrático de Estética y Teoría del Arte de la Universitat de València, ensayista y crítico de arte y dos integrantes del antiguo CVC: el escritor y filólogo Ricard Bellveser Icardo (que no continúa en la nueva formación y ya había sido miembro del consejo rector previamente) y el arquitecto y urbanista Vicente González Mostoles (que todavía es miembro del CVC). De estos, el conseller Vicent Marzà eligió a los tres primeros y, por tanto, dejó de lado a los representantes directos del ente presidido por Grisolía. 

Puesta de nuevo la situación sobre la mesa, comenzaron los murmullos de descontento y distintos integrantes del Consell, como José María Lozano, mostraron su desaprobación ante la decisión tomada en primavera por el responsable de la cartera de Cultura. De hecho, el escritor Gerardo Muñoz (propuesto por Ciudadanos), señaló que es el momento de que el CVC “se haga respetar”. “Este organismo, aun siendo consultivo tiene unos derechos y se deben respetar”, apuntó Muñoz, quien propuso que desde la entidad se envíe una carta formal a Marzà en la que se haga patente el malestar producido.

La siguiente actuación del día tampoco trajo mucho sosiego al pleno. Había llegado el momento de realizar la insaculación, es decir, el sorteo por el que, según la disposición transitoria tercera de la Ley del CVC, diez de sus miembros cesarán en la primera renovación parcial de la institución, es decir, cuando se cumplan tres años de los seis de mandato que tiene el órgano. Según fuentes del propio organismo, con esa medida se cumplía una demanda urgente por parte de Les Corts Valencianes. Para los recién llegados, la perspectiva de un posible cese en el horizonte no resulta especialmente ilusionante, como era de esperar. Volvieron los murmullos de descontento en una sala cuyo ambiente ya estaba irremediablemnte enrarecido. Algunos consejeros incluso exigieron que se leyera el punto concreto del reglamento en el que se aborda ese cambio para estudiar si se estaba malinterpretando el sentido del mismo. Quizás para calmar los ánimos, Huguet se apresuró a explicar que, tras esa cesión, dichas personas podrán ser propuestas de nuevo para reincorporarse al CVC sin obstáculos. “Es la ley, nosotros simplemente la cumplimos”, señalan a este diario fuentes del CVC.

 

Segunda insaculación en 33 años

Esta renovación parcial no es ninguna novedad dentro de la legislación vigente, sin embargo, en los 33 años de historia del CVC solamente se había realizado en una ocasión, en la que paradójicamente, uno de quienes se vieron obligados a abandonar el Consell fue Santiago Grisolía, quien más tarde regresó a las filas del organismo. ¿Por qué había sido imposible realizar la insaculación hasta ahora? Fundamentalmente, debido a las dificultades de Les Corts a la hora de llegar a acuerdos para aprobar a los distintos nombres propuestos por unos u otros grupos parlamentarios. De esta manera, hasta ahora, se habían dejado expirar todos los plazos de renovación, una falta de rigor que suponía un incumplimiento flagrante de la normativa y que ha permitido que durante años, la totalidad de miembros del CVC pudieran completar los seis años de mandato dentro del organismo.

Explicado el procedimiento, regresaron los murmullos de descontento a la sala del Palau de Forcalló. De nuevo, era Muñoz el que tomaba la palabra: “Acatamos la petición de Les Corts, pero es incoherente que personas elegidas hace tres meses tengan que ser renovadas por azar en tres años”. “Encontramos la ley contradictoria”, añadió el autor. En concreto, los nombres seleccionados para abandonar el CVC en 2021 fueron Amparo Carbonell, Ascensión Figueres, Vicente González Móstoles, Ángeles López, Begoña Martínez, Ana Noguera, Petra María Pérez, Ramón Rosselló, Francesc J. Sanguino y Joaquín Santo.

Tras una sesión algo belicosa, el pleno fue clausurado con el recordatorio de que la próxima reunión se celebrará en el día 29 de octubre en Potries, Capital Cultural Valenciana en el periodo 2018-2019.

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