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La Universitat de València reconstruye la riada de Valencia de 1731   

26/02/2016 - 

VALENCIA. (EP/CP). El domingo 16 de septiembre de 1731 Valencia sufrió una inundación repentina que afectó notablemente la parte extramuros de la ciudad y el margen izquierdo del río Turia, desde Campanar hacia el este pasando por la Saïdia y los caminos de Morvedre, Alboraia y el Grau. Alfredo Faus, profesor de Geografía de la Universitat de València (UV), ha publicado una investigación que reconstruye la riada a partir de cuatro relatos de sucesos y dos memorias manuscritas.

El trabajo corrige y amplía la información sobre el acontecimiento, apunta cómo se percibió y se transmitió, y refuerza el papel de la literatura de la catástrofe como fuente de información histórica, destaca la institución académica a través de un comunicado.

Los documentos analizados son cuatro relatos de sucesos, tres de ellos en forma de romance y uno en prosa, depositados en la Biblioteca Valenciana ('Verdadero Resumen', de Pascual Vergadà; 'Verdadera Relación', anónima; y 'Puntual Relación', de Antonio Bordázar) y en la Biblioteca Històrica de la Universitat de València ('Segunda Relación', también anónima). Las dos memorias manuscritas son 'Historia del Priorato del P.M. Fr. Miguel Gosalbo', de Tomás Güell; y 'Especies Sueltas Perdidas', de Juan Pahoner, depositadas en la Biblioteca Històrica de la Universitat de València y el Archivo de la Catedral de Valencia, respectivamente.

El 16 de septiembre de 1731 había venido precedido por otros dos de intensas precipitaciones aguas arriba del Pla de Quart, en la cuenca del río Turia. La noche anterior a la riada apenas había llovido sobre Valencia y no se había apreciado un aumento significativo en el caudal del río, por lo que sus consecuencias fueron más devastadoras, ante la falta de previsión.

Los efectos del desbordamiento fueron, además, muy diferentes en las zonas situadas intramuros y extramuros de Valencia, siendo especialmente graves al norte del cauce. El núcleo de la Vilanova (actualmente el Grau de Valencia), ya junto al mar y en la parte izquierda del río Turia, fue también inundado.

Alfredo Faus indica que los relatos de sucesos, "escritos normalmente en forma de romance, muestran el modo en que los poderes civiles y religiosos de la ciudad utilizaban la catástrofe para manipular la opinión pública en favor de sus intereses". "Las memorias manuscritas, en cambio, --añade-- nos acercan a los detalles más humanos del momento e incluyen apartados tradicionalmente olvidados en las crónicas académicas". Al menos dos de los tres romances fueron escritos en la semana posterior a la tragedia.

El artículo que analiza la inundación, publicado en la revista 'Investigaciones Geográficas' de la Universidad de Alicante, 'La riada del Turia de 1731. Una aproximación a la literatura de la catástrofe', aporta información a través de un género "con una enorme riqueza documental referida a acontecimientos de carácter natural, que no es propiamente técnica, sino que recoge el modo en que se percibía y se transmitía la catástrofe", según Alfredo Faus, al que vemos en la imagen.

Las consecuencias de la riada variaron según la parte de la ciudad afectada. El margen derecho del río Turia, con mayor protección frente a avenidas y con la existencia de las murallas, sufrió la inundación de las zonas cercanas a los portales de San José, de los Serranos, del Cid y, sobre todo, del Real. En los barrios de Roters, Blanqueries y la Xerea, la ruptura de algunas acequias y el anegamiento de los pozos provocaron la formación de grandes bolsas de agua, lo que obligó a abrir boquetes de desagüe en la muralla.

En el margen izquierdo, situado extramuros, la destrucción fue absoluta, según la investigación de Faus Prieto. "Los efectos de la crecida se multiplicaron a partir del puente de San José al unirse su frente con las aguas que arruinaron y desbordaron los pretiles río abajo, una vez que la carga material arrastrada taponó los ojos de los puentes".

La consulta de esta documentación histórica y su análisis permite conocer, así, el origen de las informaciones de uso común, popularizadas por cronistas de reconocido prestigio, y que como en este caso, se han basado en otras fuentes que, a su vez, se basaron inicialmente en las relaciones publicadas de manera inmediata al suceso.

Hasta ahora, la información disponible de la riada de 1731 provenía de la narración Valencia Antigua y Moderna del padre José Teixidor, una obra que había permanecido manuscrita desde 1767 y que fue impresa en 1895. En ella, este dominico, bibliotecario del Real Convento de Predicadores de Valencia, dedicó dos capítulos a las inundaciones históricas del río Turia. En el caso de la ocurrida en 1731, reconocía expresamente su deuda con la Historia manuscrita de su correligionario Tomás Güell y emplazaba al lector interesado a acudir al texto original en busca de mayores datos.

"Esta crónica, un resumen de la escrita por Güell, se convirtió en un referente obligado para historiadores como Vicente Boix (1845), Manuel Carboneres (1873), Constantí Llombart (1887) y Francesc Almela i Vives (1957), quienes la reprodujeron sin el menor pudor", apunta Faus Prieto. De esta forma, la información disponible de la riada de 1731 proviene de la copia reiterada del resumen de unas memorias manuscritas, las de Tomás Güell que, a su vez, estaban basadas parcialmente en las notas tomadas por este cronista de las relaciones publicadas de manera inmediata al suceso", dice Alfredo Faus.

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