VALÈNCIA (EFE). Los trabajos de rehabilitación integral de la muralla medieval conservada en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de València han sacado a la luz fragmentos de cerámica taifa del siglo XI y restos de edificios del siglo XIX.
Los expertos trabajan además sobre la hipótesis de que emergerán sedimentos de la riada que arrasó València en el año 1088, una de las más catastróficas de las que se conocen, según informa este viernes la Conselleria de Cultura.
Los trabajos arqueológicos, previos a la restauración de la muralla, han hecho aflorar los primeros fragmentos de cerámica taifa del siglo XI, así como restos arquitectónicos de los edificios que se construyeron en el espacio que dejó la muralla tras su derribo en el s. XIX, tales como pavimentos, pilares o muros.
Los restos de cerámica taifa habrían permanecido ocultos en una zona, junto a la calle de Guillem de Castro, que se amuralló por primera vez durante el siglo XIV y que hasta entonces había sido huerta.
El área que ocupa hoy el IVAM comenzó a urbanizarse con edificios residenciales a partir de 1870, tras el derribo paulatino de la muralla y sus elementos anexos, como el foso y las rondas de paso.
Son los restos de estos edificios del siglo XIX los que han emergido en la futura rampa de acceso de la sala Pinazo del IVAM, confirmando que las construcciones conformaban una manzana que se cerraba por la actual calle de Na Jordana.
Además de estos importantes hallazgos, el equipo de arqueólogos -dirigido por José Ferrandis, uno de los mayores especialistas en las murallas de la ciudad— trabaja sobre la hipótesis de que en niveles arqueológicos inferiores se hallan sedimentos correspondientes a la riada de 1088.
Esa histórica inundación causó grandes pérdidas en la zona, arrasó los dos puentes que había en la ciudad y alguna de las torres que los defendían.
En varias excavaciones desarrolladas en distintos puntos de València se han encontrado testimonios de una de las riadas más devastadoras del medievo.
Los fragmentos de cerámica encontrada, que se remontan al s. XI, encajan con la hipótesis de que el actual espacio que ocupa el IVAM fue una zona dedicada a huerta en la que se realizaban vertidos domésticos, entre los que estaba el ajuar ya en desuso. Se espera continuar con más hallazgos a medida que avancen los trabajos, en las próximas semanas.
Los trabajos arqueológicos en la sala Pinazo del IVAM pretenden llenar algunos vacíos de conocimiento en relación con la muralla de València, especialmente del tramo construido en el siglo XIV.
Es la primera vez que se lleva a cabo un sondeo arqueológico sobre el lado intramuros de este tramo de muralla cristiana-mudéjar, catalogada como bien de interés cultural (BIC).
Las únicas investigaciones, que fueron realizadas coincidiendo con la construcción del IVAM en 1985, se llevaron a cabo únicamente de manera parcial y extramuros, añaden desde Cultura.
El resultado de las excavaciones arqueológicas actuales permitirá cotejar ambas investigaciones y arrojará luz sobre la muralla defensiva de València, un elemento que persiste tanto en la memoria colectiva como en el subsuelo de la ciudad.
Asimismo, el descubrimiento de edificios decimonónicos o sedimentos de la riada pueden confirmar los contextos históricos, completar investigaciones historiográficas y profundizar en el conocimiento de los sistemas de cimentación y las prácticas constructivas empleadas durante el primer gótico civil valenciano.
Los trabajos de intervención, que contemplan la rehabilitación integral del tramo de la muralla, son un ambicioso proyecto que tiene como objetivo la consolidación de los restos arqueológicos, la adecuación del espacio de la sala, la mejora del acceso y hacer valer este bien patrimonial.
El proyecto incluye actuaciones de conservación preventiva y de restauración, así como mejorar las condiciones expositivas, y prevé una inversión de 593.484 euros y un plazo de ejecución de seis meses.