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EL CONSUMO ALCANZA CIFRAS GÉLIDAS

Las estadísticas sacuden la percepción sobre la oferta y la demanda cultural de los valencianos

8/02/2018 - 

VALÈNCIA. En apenas siete días siete días tres estudios han dejado a los agentes culturales valencianos al borde de la inflexión. Públicos y privados. En resumen, entre los tres informes, lo evidente es proclamar –con una gran cantidad de datos en la mano– que existe una desproporción crítica entre la oferta y la demanda cultural en la Comunitat Valenciana. Es más, la oferta acaba de ser aupada y jaleada a nivel estatal como especialmente innovadora y de calidad, mientras que los datos de consumo son terribles: tres de cada cuatro valencianos no consumen cultura nunca y un tercio no tiene interés en las actividades culturales.

Ese último dato se desprende del ambicioso estudio (2000 encuestas de 150 preguntas) lanzado por la Dirección de Patrimonio y Cultura de la Generalitat Valenciana, liderada por Carmen Amoraga. Bajo el título Participació Cultural Comunitat Valenciana 2018, el documento hilvanado en colaboración con la Universitat de Valencia no tiene precedentes. Con discriminación de segmentos de población, género, temática y otros indicadores, la encuesta pionera no permite comparaciones, pero marca un punto de partida de lo más tétrico en cuanto a los consumos culturales en la Comunitat. Además, ha aplicado un especial interés tanto en la cultura consumida en valenciano como la perspectiva de género. El resultado es, si cabe, todavía más grave, aunque el vicerrector de Cultura e Igualdad de la UV, Antonio Ariño, quiso matizar que buena parte del impacto de los datos tiene que ver con que la idea de cultura en la sociedad tiene poco que ver con los parámetros académicos. E, incluso, de los de mercado. 

'Happy End', una de las producciones del Teatre del Poble Valencià

Es relevante entender que el equipamiento de los hogares valencianos incluye un televisor (o más de uno), en el 86% de los casos, de teléfono móvil inteligente en más del 78% de los casos o de internet en casi el 75% de las casas. Hay suficientes vías de acceso para participar de la cultura a través de no pocos canales. En el espacio público, casi el 100% reconoce tener cerca una biblioteca pública, casi el 90% un centro cívico, el 80% un teatro y en torno al 70% un museo, un cine o una sala de conciertos. Sin embargo, la media de consumo de todas estas variables es del 20% si exceptuamos el cine (40%). Es decir, que pese a tener cerca todas esas posibilidades, solo uno de cada cinco valencianos las utiliza.

Además, el 44,7% de los valencianos asegura tener mucho o bastante tiempo libre –encuestados de 18 años o mayores– y solo un 15,2% declara tener muy poco. En ese espacio de tiempo, los valencianos han reducido de 356 a 306 euros su gasto en cultura de 2006 á 2016.

La ópera, por ejemplo, o el circo, entre las artes escénicas de cierta popularidad, apenas alcanza al 5% de actividad entre la población en los últimos 12 meses. En el caso de la ópera, el considerado "arte total", además está señalado como caro (70%), no está de moda y no es para gente joven. Esa es la percepción que fija el prolijo estudio.

'Mulïer' de Maduixa Teatre

Si bien el 44,6% es consciente de que existen desigualdades culturales, hay realidades prácticas en la percepción que influyen en la profunda caída del gasto: la mitad de los valencianos piensan que el cine y el teatro son caros. En el caso de la lectura y las actividades culturales, no las realizan con mayor asiduidad por falta de tiempo en un 53,2% en el primer caso y un 42,7% en el segundo. 

En registros totales, un tercio de los valencianos no tiene el menor interés en la oferta cultural. Sin embargo, casi la totalidad asegura haber escuchado música el día anterior a realizar la encuesta. El 40% admite haber leído un libro en los últimos 12 meses. Eso sí, si no tiene "nada más que hacer". La mitad prefiere ver la televisión o conectarse a internet antes que abrir un volumen, sea del tipo, género, autor o autora que sea. 

Qué hacen y qué no hacen los valencianos

El top cinco de las actividades culturales que giran en torno a los valencianos son (por este orden): escuchar música, ver televisión, utilizar internet, leer libros –cuenta un título en los últimos 12 meses– y ver películas o series –no sé distingue el tipo de pantalla y cuenta una en al menos los últimos tres meses–. Por el contrario, el top cinco de las actividades culturales menos realizadas por los valencianos son (por ese orden, de menos a más): ver circo, magia, ópera, acudir a un festival literario o a un espectáculo de danza

Circo y danza salen especialmente mal paradas en la encuesta de la Dirección General de Cultura y Patrimonio. En el caso de la danza, que acaba de lograr unos porcentajes de entrada interesantes en sus tres fines de semana completos en el Teatre Principal de València, algo más del 40% cree que es caro, poco más del 5% cree que está de moda, menos del 20% cree que es divertido o entretenido, se opina que es más para gente mayor que para gente joven e, incluso, algo más del 10% asegura que es difícil conseguir entradas.

En el caso del circo, pese a que el estudio es autonómico, la ciudad de València ultima la apertura de su escuela de circo. Con un marcado carácter social, se abrirá en espacios anexos al Teatre el Musical del Canyamelar y será uno de los proyectos más ambiciosos de la legislatura desde la concejalía que gestiona los recursos de artes escénicas (Acció Cultural). 

Russafa Escènica

Las principales diferencias de consumo entre hombres y mujeres tienen que ver con el visionado de programas del corazón en televisión, el consumo de prensa deportiva en prensa o en televisión. En el resto de actividades, analizadas exhaustivamente, algunos resultados de consumo de la media son los siguientes:

-Teatro musical, menos del 10%.

-Leer libros en valenciano, en torno al 15%.

-Acudir a galerías de arte, poco más del 15%.

-Ver contenidos audiovisuales en internet, en torno al 25%.

-Jugar a videojuegos, casi el 30%.

-Ir al teatro, casi el 30%.

-Ir a museos, poco más del 30%.

-Ir a conciertos en directo, 65% hombres y algo menos del 50% mujeres.

-Salir con los amigos a cenar, casi un 70%.

Esos son solo algunos de los mucho ejemplos de un informe que revela que las mujeres siguen consumiendo más cultura que los hombres. Son más activas en la formación –talleres de dibujo, pintura, manualidades, alfarería, macramé, danza...–, pero también en el consumo. Algunos de estos datos irán a parar al Libro blanco sobre género y cultura que prepara la Generalitat.

Pese a que los datos están en caliente, las cifras no engañan: más allá de la disparidad de criterios a la hora de incluir o no según qué conceptos en la idea de cultura (videojuegos, hacer deporte, ver televisión, consumir información a través de un teléfono con internet...), lo cierto es que parece haber una brecha relevante entre oferta y demanda. Una oferta que, a buen seguro, volverá a poner el foco en las políticas culturales sobre la generación de públicos. Esa necesidad se reclama tanto des de los agentes privados, como desde las asociaciones de profesionales para revertir la distancia entre ambas variables.

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